En la provincia de Ourense es prácticamente imposible encontrar un menú del día por diez euros

OURENSE

Usuarios observando el precio del menú del día en el restaurante Casa Toñita.
Usuarios observando el precio del menú del día en el restaurante Casa Toñita. MIGUEL VILLAR

El elevado coste de los suministros y de la cesta de la compra obliga a los hosteleros a incrementar el precio de sus platos

29 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La subida de la electricidad y de las materias primas golpea de lleno al sector de la hostelería. Los propietarios de bares y restaurantes pagan más del doble en las facturas de suministros y los productos básicos de alimentación les cuestan hasta un 40 % más que hace un año. Esta situación les obliga a hacer malabares para cubrir todos los gastos a final de mes, pues sus ganancias ya no son suficientes. De hecho, a la mayoría no le ha quedado otra solución que aplicar una subida de entre uno y tres euros en los precios de la carta o dejar de incluir algún producto (bebida, café o postre). Otra de las alternativas cada vez más frecuente por parte de los hosteleros es ofrecer medio menú (un solo plato a escoger) desde ocho euros. 

En la provincia de Ourense ya es prácticamente imposible comer un menú del día por diez euros entre semana, cuando hace apenas dos años era el valor más común. Los más afectados por este incremento son los transportistas, comerciales y obreros, pues son los trabajadores que más utilizan este servicio de comida diaria. Le siguen los empleados de la industria y los trabajadores de comercio, tal y como apuntan desde los negocios consultados. La oferta para el fin de semana también ha aumentado el precio, pues son pocas las opciones que quedan por menos de catorce euros: la mayoría alcanzan los dieciocho o veinte euros. De hecho, en este caso, la subida es mucho más notoria, y su diferencia con el menú de entre semana puede oscilar entre los seis y ocho euros en numerosos casos. 

Todos los negocios de hostelería consultados confiesan que esta subida no es suficiente para compensar el gasto que tienen actualmente, pero no quieren incrementar más el precio ni reducir la cantidad de comida por miedo a quedarse sin clientes. Además, son conscientes de que la situación de la mayoría de la gente también es complicada, pues los sueldos se han estancado mientras el coste de la vida se sigue disparando. Así que su rutina diaria es seguir haciendo números para no generar pérdidas.

Hay quienes se vieron obligados a cerrar sus puertas, pues este sector lleva desde el 2020 sufriendo golpe tras golpe. Primero, el covid les obligó a bajar la persiana o reducir su horario en un sinfín de ocasiones; después, cuando se empezaba a recuperar aquello que llamábamos normalidad en medio de una pandemia mundial, se vieron sometidos a todo tipo de medidas estrictas; y ahora, una inflación que continúa su tendencia a la alza, los persigue y ahoga cada día más.

Julio Vázquez, de Casa Toñita, un restaurante del centro de Ourense que sirve menús del día, tomó la decisión de incrementar su valor hace casi un año. «Antes lo tenía a 11 euros y ahora lo puse a 12,50 por la semana y a 14 los fines de semana. Lo cierto es que aún debería volver a subirlo, pero no me atrevo. Productos tan básicos como el pollo me cuestan dos euros más, por no hablar de los huevos que se utilizan en muchos platos y pasaron de 1,15 euros a 2. Ahora hay platos que no puedo ofrecer porque se me van mucho del presupuesto», lamenta. En otros negocios como el restaurante Adega do Tito o la cafetería Niza también ronda los doce euros, mientras que en O Coto ha alcanzado entre semana los catorce euros. En general, tal y como se ha podido observar, el precio medio de los menús en la ciudad de As Burgas de lunes a viernes es de entre doce y catorce euros. 

La comarca de Valdeorras cuenta con unos precios por encima de la media. De hecho, en los restaurantes contactados de O Barco -Piquiño y San Mauro- y de Trives -La Viuda- el precio asciende a los catorce euros entre semana y a veinte durante los fines de semana, aunque en A Rúa, el Mesón do Poldo y A Lareira lo ofrecen por once euros y a dieciocho y dieciséis los fines de semana.

Los cocineros del restaurante La Zamorana preparando los platos del menú del día.
Los cocineros del restaurante La Zamorana preparando los platos del menú del día. MIGUEL VILLAR

En otros concellos ourensanos todavía se pueden encontrar opciones por once euros. Por ejemplo, en Xinzo, en el 2 de mayo, el dueño reconoce que solo ha aplicado una subida simbólica que no le soluciona sus gastos. En Verín, en el conocido restaurante Brasil, Antonio, su propietario, se mantiene cauto: «Sempe me din que teño que poñelo máis caro, pero respetamos que á xente non lle incrementara o salario».

En el polígono de San Cibrao trabajan miles de ourensanos que tienen que comer fuera cada día por lo que los hosteleros intentan ajustar el precio todo lo que pueden. Javier, del restaurante La Zamorana, comenta que están en una posición sándwich: «A nosotros no nos paran de subir el coste de los productos, pero nosotros no podemos hacerle lo mismo a los clientes y nos vemos aplastados». En Celanova, en el Mesón Vieira, también lo ofrecen por once euros, mientras que en otros concellos como Allariz y A Mezquita es difícil encontrarlo por menos de doce.

Cabe destacar el caso de dos restaurantes que mantienen el precio en diez euros. Uno de ellos es la Parrillada San Andrés de O Carballiño. Su propietaria, Isabel, lo subió tan solo cincuenta céntimos el año pasado. «Voy a seguir intentando darle todas las facilidades posibles a los clientes. Lo único que voy a hacer a partir del 1 de febrero es quitar del menú los refrescos, pues a nosotros nos cuestan mucho y no nos lo podemos permitir», confiesa. También es importante resaltar que los fines de semana y los festivos conserva este precio tan económico con la situación de crisis actual. 

Manuel, dueño del restaurante Caracas de Ribadavia, sirviendo el menú del día.
Manuel, dueño del restaurante Caracas de Ribadavia, sirviendo el menú del día. Santi M. Amil

El otro negocio es el restaurante Caracas de Ribadavia. Allí, Manuel, su propietario, lleva toda la vida sirviendo menús del día con una oferta muy variada de cuatro o cinco primeros y cuatro o cinco segundos a elegir, más postre, bebida y café. Algo que sostiene a día de hoy. «Tengo muchos obreros que vienen todos los días, ellos tienen el mismo sueldo y yo entonces también aguanto. Soy el único que queda con este precio y debería cambiarlo, pero mientras pueda seguirá así», comenta. 

¿Y que opina la propia clientela de este incremento? La mayoría lo aceptan y lo entienden, pues también van al supermercado y pagan sus facturas de la luz. «Subió mucho la vida y es normal que ellos tengan que tomar medidas. Aquí mantienen tanto la calidad como la cantidad y eso es muy importante, entonces si sube un poco es asumible. Sobre todo en mi caso que no vengo a diario», comenta un cliente de Casa Toñita. Un grupo de trabajadores que está en el mismo local opina los mismo y empatizan con la hostelería por todos los duros golpes que ha recibido en estos casi tres últimos años. 

Trabajadores que comen fuera todos los días.
Trabajadores que comen fuera todos los días. MIGUEL VILLAR

En La Zamorana llegan al día para comer más de cien trabajadores del polígono de San Cibrao. Algunos tienen suerte y es la empresa la que se hace cargo del coste, pero otros tienen que desembolsar cada día el dinero de su propio bolsillo. Aún así, como en este caso concreto la subida solo ha sido de un euro lo han aceptado bien, pues prefieren comer un plato caliente en estos días fríos de invierno.