El ourensano Alfonso Vázquez colecciona coches Dodge y preside el único club en España sobre su figura
24 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Para llegar hasta el corazón del Club Barreirista de Galicia hay que salir del casco urbano y dirigirse hasta Vistahermosa. En una rotonda se encuentra una cafetería que lleva el nombre del barrio y en cuyo interior se guarda un importante legado de Eduardo Barreiros, el genial empresario del motor ourensano y cuyos míticos coches Dodge se han convertido en auténticas piezas de colección. Al frente de este club de devotos de Barreiros se encuentra Alfonso Vázquez López. Junto a él se encuentran medio centenar de apasionados que cada vez que tienen ocasión sacan sus vehículos de la marca americana, e ingeniados por el empresario ourensano, para desplazarse a cualquier rincón de España en el que son demandados. «Mi afición por los coches y, en especial por Eduardo Barreiros, me viene desde pequeño. Me hice con una colección importante del modelo Dodge Dart y llegué a tener 16. Contaba con todos los modelos que se sacaron, pero al final me quedé con cuatro por una cuestión de espacio y el resto se fueron para espacios tan especiales como el Museo Barreiros en Madrid o el museo Jove de A Coruña», señala.
Para hacerse con estos vehículos, en ocasiones Alfonso Vázquez tuvo que recorrer media España. Según explica, en la actualidad el número de Dodge que quedan no supera el medio centenar. Tampoco quedan muchos Simca 1.000, otro de sus emblemáticos modelos. Los coches Alfonso los guarda en su garaje particular, pero los amantes de Eduardo Barreiros pueden encontrar todo tipo de recuerdos, carteles y miniaturas en la sede del Club Barreirista de Galicia. «Todo lo que iba saliendo de él lo he ido guardando. Desde niño he coleccionado más de 2.000 miniaturas de camiones y coches y es algo que todavía sigues coleccionando. Buscas por todos los sitios que puedes», resume.
De la sede de este club tan especial para recordar la figura de Eduardo Barreiros tiene conocimiento directo Mariluz Barreiros, hija del empresario de la automoción y presidenta de su fundación, ya que la ha visitado en alguna ocasión. «Para nosotros es un gran honor tener este espacio de recuerdo para una persona que tenía una fábrica espectacular en Madrid con más de 25.000 empleados y que dejó un legado increíble», concluye. Es el particular homenaje a un nombre que es para toda una generación de amantes del motor sinónimo de diésel. Desde su pequeño taller familiar de Ourense fue capaz de levantar un tejido empresarial que contribuyó a la motorización de España gracias al apoyo de sus hermanos y un amplio grupo de colaboradores. Uno de los momentos clave en su biografía fue el año 1963, cuando su unión con la norteamericana Chrysler le situó en el centro del negocio automovilístico.