La comisión de fiestas local cifra en medio millar los asistentes a la velada del sábado, con el trío Fussion
25 jul 2021 . Actualizado a las 21:52 h.El verano pasado, Parada de Amoeiro se agarró con fuerza a la tradición para celebrar, con reservas, el Día de Galicia a ritmo de orquesta. No corren buenos tiempos para las verbenas, golpeadas por la pandemia de covid-19 y expuestas a todo tipo de vaivenes por la normativa de aforos, pero la nostalgia por el baile y la música en directo sigue ahí, y ayer espoleó a la comisión de fiestas del municipio ourensano en una noche de fiesta a la que acudieron medio millar de personas.
«Foi bonita», dice con sencillez Bryan Diz, vecino del concello. A mediados de junio, la Xunta ejecutó una prueba piloto en seis concellos gallegos, entre ellos O Carballiño, para testear el posible regreso de las verbenas. El sector, fundamental para el turismo y la hostelería en los pequeños municipios de la provincia de Ourense, es todo un reclamo que imanta a vecinos de aquí y allá. Este sábado, a Amoeiro llegaron vehículos procedentes de San Cristovo de Cea, la capital provincial y también la localidad carballiñesa. Casi como en peregrinación, como en años pasados.
No fue, en todo caso, una fiesta al uso. Las dificultades que entraña la situación sanitaria llevaron a que la comisión, aplicando la normativa, acotase una zona en torno al bar enfocada exclusivamente para el consumo de la clientela, así como otra parcela a modo de pista de baile, a los pies del palco donde actuó el trío Fussion. «Comezamos a iso das once e media, e ata as tres da noite. Cada persoa que estivo facilitou os seus datos persoais e número de teléfono», agrega Diz.
Este domingo, tras una concentración de coches clásicos y la sesión vermú celebrada al mediodía en el municipio, los vecinos miraban al reloj porque al filo de las ocho de la tarde, nuevamente, hay más agrupaciones en el programa. Será este lunes, con la misa en honor a Santa Ana, cuando el jaleo se despida a la espera, otra vez, de años mejores. «Pero o que queremos é que a festa non morra», determina Miguel Caramés.