La Guardia Civil descarta seguir buceando en el pantano donde aparecieron objetos personales del fallecido
24 dic 2021 . Actualizado a las 18:47 h.Una reclusa acompañará a Cristina R. V. en la cárcel de O Pereiro de Aguiar para evitar que pueda autolesionarse o atentar contra su vida. La asesina confesa de Cortegada entró en prisión el jueves por decisión de la jueza de Ribadavia y en O Pereiro está cumpliendo la cuarentena sanitaria que se aplica a todos los nuevos internos, o a los que salen del centro por cualquier circunstancia -revisión médica u otros supuestos- y regresan a la cárcel. El protocolo de seguridad personal para estos casos contempla que no haya elementos que puedan suponer riesgo para la persona -desde medicamentos a cordones- y el protocolo antisuicidios incluye la modalidad de la persona, o personas para cubrir todas las franjas horarias, de acompañamiento. Generalmente cumple dicho cometido otra reclusa que o bien tiene conocimientos básicos de cómo actuar en estas tareas de acompañamiento o ha participado en uno de los cursos que se desarrollan en la cárcel para formarese en esta responsabilidad.
La cárcel de O Pereiro de Aguiar cuenta en sus diferentes secciones con una celda acristalada, con dos espacios, para que la persona que realiza el acompañamiento pueda ver en todo momento qué está ocurriendo en la celda contigua sin tener que compartir estancia. En la cárcel ourensana se registra una media de entre 280 y 300 reclusos, siendo inferior a 20 el número de internas.
En relación a los trabajos que estaban realizando en estos días los buzos de la Guardia Civil para localizar el móvil y otros materiales de José María R. -Cristina R. V. confesó que había tirado su móvil y unos auriculares al embalse de Frieira- desde dicho cuerpo se informó este viernes que no estaba previsto realizar nuevas inmersiones. Se localizó una tarjeta sanitaria y un móvil, del que se está a la espera de comprobar si era de la víctima.
Desde que la vecina de O Rabiño confesó -aunque en su comparecencia ante la juez de Ribadavia optó por guardar silencio y no confirmar su declaración previa- el asesinato de José María R. la consternación y el impacto han sido totales entre los vecinos del municipio de Cortegada (de poco más de 1.000 vecinos). Avelino de Francisco, regidor municipal en los últimos mandatos y antes comisario de Policía en Ourense, resume el sentimiento que se está viviendo en la villa balnearia: «Estamos todos impactados. A rapaza era coñecida de todo o mundo e andaba moito na rúa co coche. A xente está consternada e como pasa sempre nestes casos tamén empezan a aparecer as especulacións: que si tivo apoio doutra persoa e cousas polo estilo. As cousas de sempre. O certo é que o trauma é moi grande e a ninguén lle cabe na cabeza que esta rapaza lle dera por facer iso». El impacto y la incredulidad son mayores en O Rabiño: «Alí só hai catro ou cinco familias e unha das veciñas está moi afectada porque foi a que lle dixo no verán, cando polo que se ve debeu ser cando queimou o corpo en agosto, que non podía ter aquel lume prendido porque era temporada de verán e non se podía facer lume nin había permiso para queimas».
Aunque no eran originarios del municipio, los padres de Cristina R. V., la vecina de Cortegada que asesino a un hombre que viajó desde Cataluña al enamorarse de ella tras conocerla por Internet, construyeron su vivienda unifamiliar en O Rabiño cuando regresaron de la emigración en Suiza. Cristina fue a la escuela en Cortegada e hizo allí toda su vida. La detenida, de 26 años de edad, tiene una niña que vive con el padre. Según Avelino de Francisco la relación con su expareja era buena: «Ela tivo un compañeiro hai tempo. Separáronse hai dous ou tres anos e teñen unha filla duns 5 anos. A custodia quedoulle ao pai pero case todas as fins de semana viña, porque non vive aquí, e traía á rapaza para que estivese coa nai. A relación era boa».