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Jesús Álvarez, cura de O Barco: «Facebook puede ser un elemento de evangelización»

María Cobas Vázquez
maría cobas O BARCO / LA VOZ

O BARCO DE VALDEORRAS

Jesús Álvarez, en la iglesia de Santa Rita en O Barco de Valdeorras
Jesús Álvarez, en la iglesia de Santa Rita en O Barco de Valdeorras ALEJANDRO CAMBA

El párroco retransmite con gran éxito de público las misas a través de la red social

26 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

«Puede fallar el médico, puede cerrar el bar, pero lo más triste es cuando en una aldea la iglesia ya solo se abre para un entierro. La parroquia tiene que ser una de las instituciones que más vida dé a un pueblo». Con la máxima de convertirse en un dinamizador del territorio y recuperar la iglesia como un centro de reunión vecinal llegó Jesús Álvarez Álvarez a O Barco de Valdeorras. El cura berciano cumplía el encargo que le había realizado el obispo de Astorga, Jesús Fernández González, —de quien dependen las comarcas ourensanas de Valdeorras y Terras de Trives—. Cerraba una etapa de más de veinte años en Cacabelos para ponerse al frente de la segunda feligresía más grande de la diócesis, únicamente por detrás de la de San Antonio de Ponferrada. «Se trata de un reto para mí, que las parroquias sean lugares muy vivos», señala.

Su objetivo es acercar a los fieles, y a los que no lo son, a la iglesia. No escatima esfuerzos. Cuando no está ideando nuevas formas de atraer jóvenes —como la celebración de la fiesta de la pisa de la uva para celebrar la vendimia— está buscando la manera de llegar él a los demás. En esas estaba cuando en marzo del 2020 irrumpió la pandemia del coronavirus y arrancó el confinamiento. «A las puertas de la Semana Santa de repente estábamos todos metidos en casa», señala. No había fieles en los bancos de la iglesia. Estaban en casa. Así que Álvarez ideó la manera de poder entrar en todos esos hogares. Y ahí estaba.

Con ayuda de un amigo informático comenzó a retransmitir las misas a través de la red social. «Yo ni sabía cómo se hacía un directo», relata Álvarez, que a punto de cumplir los 65 años ya acumula más de cuatro décadas en el sacerdocio.

A los pocos días, y viendo que las misas seguirían siendo interactivas mucho tiempo más, su amigo le regaló un soporte para colocar el móvil y que Álvarez pudiera gestionarse solo. «En los primeros vídeos todavía se ve como saco el dedo después de darle a empezar o como me acerco para acabar», cuenta entre risas a modo de anécdota. Poco a poco, el párroco fue ampliando su comunidad. «Cuando se cerraron las iglesias se abrieron decenas de ellas más, en las casas, en pequeños oratorios...», explica. Y también en los móviles o en las televisiones inteligentes. Confiesa que antes de esa fecha nunca se la había ocurrido la idea, pero la repercusión que consiguió le hizo ver que había acertado.

Ya con la iglesias abiertas de nuevo y tras su traslado a O Barco —llegó en septiembre del 2021, justo para las Festas do Cristo—, decidió mantener las retransmisiones a través de Facebook. «Hay mucha gente que no puede ir a misa y así puede seguirla desde casa», apunta Álvarez. Sabe que esa opción existe desde hace décadas a través de televisión todos los domingos, pero la experiencia le dice que muchos prefieren unirse a la misa de la parroquia. «A la gente le gusta la proximidad, que le hable de las cosas que pasan aquí», señala. Otra parte importante de sus seguidores son valdeorreses de nacimiento que viven lejos y que tienen así una ventana abierta para combatir la morriña.

Más de 100.000 reproducciones del vídeo de las comuniones

«Ya no lo hago todos los domingos», asegura. Pero aún así, todavía lo usa como recurso con frecuencia. Y siempre que hay una fecha especial. Así ocurrió, por ejemplo, en la celebración de las comuniones de este año en O Barco. El vídeo tiene más de 100.000 reproducciones, de gente de la zona pero también desde varios países sudamericanos, ya que varios de los niños tienen a buena parte de su familia del otro lado del Atlántico. «¿Sabes lo que es para esos abuelos poder ver, en tiempo real, cómo comulgan sus nietos a miles de kilómetros?», remarca el párroco. Valora sobre todo la inmediatez que ofrecen internet y las redes sociales. «Creo que, como todas las cosas, bien usadas son buenas», señala. Y dice rotundo: «Facebook puede ser un elemento de evangelización».

En directo retransmitió también la bendición del nuevo retablo de la iglesia de Veigamuíños —una obra aprovechada de la antigua capilla de Cedie, ahora desacralizada— hace un par de semanas, así como el pregón de Navidad y el concierto del Orfeón del pasado sábado.

Los números le dicen que las redes funcionan. Y así se lo refrendan las personas cara a cara. Cuenta como anécdota que este verano en una procesión le hizo una pregunta a un compañero. De repente, uno de los fieles que iba a su lado, le saludó. «Me había reconocido por la voz», cuenta. «Me dijo: ‘Es mi cura de la pandemia’», relata Álvarez. Por eso lo tiene claro: «Poder llegar a la gente sin hacer nada es maravilloso. Internet nos permite llegar a todo el mundo».