Estrella Rivas, profesora: «Los fines de semana juego con mis alumnos al Fortnite en inglés»

Es venezolana, pero su habla muestra un marcado acento americano. Es fruto de la educación que recibió en su Caracas natal y del tiempo que pasó trabajando en Estados Unidos hasta que hace nueve años decidió instalarse en España. No le era un país ajeno, sino todo lo contrario. Desde que tenía dos añitos, Estrella Desiree Rivas Vidal viajaba todos los veranos a Valdeorras para pasar las vacaciones con su abuela en Biobra (Rubiá), una aldea a la puerta de Galicia desde el Bierzo, en pleno parque natural de la Serra da Enciña da Lastra. Y a esta esquina del mundo decidió volver en el 2019.

La familia vivía en Madrid, donde ella trabajaba en una importante consultora. Pero se le acabó el contrato y decidió mudarse a Galicia y reinventarse profesionalmente. Recuperó un trabajo que ya había ejercido durante etapas anteriores en su vida: la docencia. «Siempre me ha encantado dar clases de inglés, así que lo retomé», cuenta. Comenzó dando lecciones a través de internet, fundamentalmente a ejecutivos de grandes empresas que querían mejorar su dominio del idioma de cara a una presentación en público, y también a personas que valoraban la idea de emigrar pero necesitaban ganar soltura hablando. Esa ocupación, que todavía mantiene (fundamentalmente en horario de mañana), la empezó a compaginar con algunas clases presenciales a escolares. Y el boca a boca le fue dando más y más alumnos hasta que vio que su casa se le quedaba pequeña. Así que se animó a dar el salto y abrir su propia academia. En apenas un mes encontró el local perfecto, en la calle Academia Dequidt en O Barco, y en septiembre puso en marcha Level Up Learning Academy. Apenas un trimestre después, no puede estar más contenta. Tiene niños desde los cuatro años hasta alumnos que preparan la Selectividad o un examen para conseguir un título oficial como puede ser el Trinity o el Cambridge.

Un método que no replica al colegio o al instituto

Dice que sus clases no son sesiones de refuerzo escolar. Repasa los conceptos o resuelve las dudas de sus alumnos, pero apuesta por un temario adicional para que sumen conocimientos. Por eso no hace los grupos en función de la edad del alumno, sino de su nivel. Y aunque por supuesto hay tiempo para la gramática, busca sobre todo que los alumnos aprendan técnicas de estudio «que veo que hay mucha carencia» y cojan soltura al hablar. Por eso la conversación es un pilar fundamental en sus clases y para que los chavales quieran entrar en ellas, busca temas que le interesen. Y entre estos, también tienen cabida los videojuegos. «Los fines de semana me conecto al Fortnite y juego con mis alumnos en inglés». Llegó al videojuego a través de sus hijas, así que lo aprovecha para ahondar en sus clases. «Es una manera de empatizar con ellos», señala Estrella, que apuesta por romper con la rigidez de las clases del sistema educativo.

Prefiere dedicar tiempo a hablar y compartir con los alumnos «para que aprendan a expresarse correctamente en inglés y puedan desenvolverse en el idioma». Ha comprobado que su método funciona. Los chavales mejoran su nivel. Y quieren ir a las clases. «Con la gramática se aburren y van por obligación, pero aquí vienen porque les gusta y lo ven como un reto para mejorar», asegura. Ella también va contenta a la academia. «Estoy aquí desde las tres de la tarde a las diez de la noche. Estoy agotada, pero haciendo lo que me gusta. Estoy feliz», resume.

Creó su negocio en la tierra de la que su abuela tuvo que emigrar por falta de oportunidades

La abuela de Estrella emigró a Venezuela en los años 50 en busca de un futuro mejor. Allí conoció a su marido, también gallego, y decidieron volver a España para tener a su hija. Cuando esta era pequeña, regresaron al país sudamericano. Allí nació su nieta. Para entonces, la abuela pasaba la mitad del año a cada lado del charco, así que Estrella viajaba cada verano a Biobra para pasar las vacaciones escolares. «Para mí siempre fue mi casa», dice. Por eso, tras haber vivido varios años en Estados Unidos y ante la necesidad de mudarse porque a ella y al padre de sus dos hijas se les había acabado el contrato de trabajo decidieron venirse a España. Descartaron regresar a Venezuela por la inestabilidad del país y Estrella decidió utilizar el pasaporte español que tenía desde que nació para poder instalarse sin problema. La familia residió en Ponferrada y Madrid antes de que, en el 2019, decidieran instalarse en Biobra. Ahora, Estrella pasa las horas entre la aldea que guarda sus recuerdos de una infancia feliz y O Barco de Valdeorras, donde ha encontrado su sitio.

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