Celebran una boda con acento polaco en un pazo del siglo XVIII que arreglaron en Ourense

María Doallo Freire
María Doallo OURENSE

RAMIRÁS

Francisco Javier Riestra y Magdalena Ezlakowska, en el centro, junto a algunos de sus invitados
Francisco Javier Riestra y Magdalena Ezlakowska, en el centro, junto a algunos de sus invitados Ataata Estudio

Francisco Javier Riestra y Magdalena Ezlakowska se casaron en el Pazo de Ramirás el pasado 8 de agosto

29 ago 2024 . Actualizado a las 10:55 h.

El Pazo de Ramirás es una construcción del siglo XVIII situada en la parroquia de Santa Cruz de Arrabaldo, en Ourense. Las instalaciones de este lugar incluyen una capilla, un restaurante, varias piscinas, pistas deportivas y un enorme jardín. El espacio estuvo regentado durante más de tres décadas por el Club Tenis. Durante los noventa y los 2000, allí se celebraban bodas, cumpleaños, comuniones y todo tipo de celebraciones, hasta que en el 2013, el club social que lo regentaba cerró y el pazo se quedó sin actividad. Tras algún intento fallido por reflotar el negocio, varias reuniones y puestas en común, los vecinos de la urbanización contigua al lugar, que siempre han disfrutado de los servicios que ofrecía, decidieron integrar una junta directiva para regentar el complejo. Muchos de los propietarios de las viviendas forman parte de la gerencia del Pazo de Ramirás que, este verano, se ha estrenado como escenario para bodas después de una década sin hacerlo de manera regular. «Algunos servicios como las piscinas nunca dejamos de utilizarlos, pero es cierto que la actividad para celebraciones estaba parada hasta ahora», afirma Javier Riestra Martínez, uno de los socios y padre del novio de la boda de este verano. Su hijo, Francisco Javier Riestra, se casó el pasado 8 de agosto allí con Magdalena Ezlakowska, una profesora polaca a la que conoció como resultado de una bonita coincidencia.

«En el 2019, Magdalena vino a Ourense dentro de un programa de auxiliar de conversación, para enseñar inglés en colegios. A los pocos días de su llegada, a principios de septiembre, los dos acudimos a una reunión para conversar en inglés que organiza la cafetería Charlotte», recuerda. En aquel encuentro se organizó un viaje a la playa al día siguiente y justo a Francisco Javier y a Magdalena les tocó ir juntos y solos en el mismo coche. «Estuvimos hablando todo el camino. Ahí se inició primero nuestra amistad y luego el noviazgo», añade. Cinco años más tarde la pareja ha contraído matrimonio y lo ha hecho en el lugar de sus sueños. «Desde que Magdalena conoció el Pazo de Ramirás me dijo que querría casarse allí. Para mí es un lugar muy especial, lleno de recuerdos de mi infancia. En él he celebrado mi primera comunión y muchas reuniones familiares, así que supe que era el sitio perfecto», explica.

La pareja se planteó en mayo hacer realidad su sueño. Francisco Javier y Magdalena organizaron ellos mismos cada detalle. En dos meses lo tenían todo atado: flores, música, cátering, regalos, decoración... «Con el apoyo de la junta supervisamos el estado en el que se encontraban todas las instalaciones. Se limpió la fachada de la capilla y se pintó su interior, entre otras mejoras», afirma él. El 8 de agosto se dieron el sí quiero en una ceremonia cuya fiesta tuvo lugar íntegramente en el exterior, en los jardines del Pazo de Ramirás. Acudieron menos de treinta invitados, la familia directa de los novios, y aún así fue una boda de lo más multicultural. «Mi mujer es polaca, aunque con 13 años su familia se mudó a EE.UU., y mi hermana vive en Austria, así que recibimos a personas llegadas de distintas partes del mundo», afirma Francisco Javier. «Intentamos hacer una boda que fusionase nuestras raíces, Polonia y Galicia», añade. Hubo licor café, vino de O Ribeiro y también copas de vodka y de cytrynówka, (licor de limón polaco). «Fue una boda emocionante y divertida, de hecho no se fue nadie hasta las cinco de la madrugada», concluye.