A juicio por «tirarle los tejos» a una anciana para quedarse con su patrimonio tras ser condenado por dejar sin bienes a otro mayor

M. V. OURENSE / LA VOZ

VERÍN

El acusado, en una imagen en la Audiencia Provincial del 2023
El acusado, en una imagen en la Audiencia Provincial del 2023 Santi M. Amil

La víctima desheredó a su hija y cedió al acusado su piso a cambio de ocuparse de su manutención

04 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La Audiencia Provincial de Ourense ya tiene fijado su calendario de juicios para el mes de septiembre y entre los señalamientos para las próximas semanas se encuentra uno que llevará al banquillo de acusados a un hombre que ya ocupó ese mismo lugar hace unos meses. En la primera causa se le condenó por estafar a un hombre que vivía en el geriátrico de Verín del que era gerente; ahora se cree que pudo haber engatusado a una vecina suya de avanzada edad que acabó desheredando a su hija y haciendo testamento a su favor.

Todo se remonta al 2018, cuando el acusado, que tenía entonces 29 años, y la víctima, de 83, residían en el mismo edificio de una céntrica calle de la ciudad de As Burgas. Esa proximidad le habría permitido al sospechoso conocer detalles relativos a la desahogada situación económica de la víctima y, consciente de que no tenía una relación fluida con su hija y su nieto, habría tramado un plan para quedarse con su patrimonio.

Eso es, al menos, lo que sostiene el escrito de acusación del ministerio público, según el cual el acusado comenzó a acercarse a la víctima «de forma intencionada y con el propósito de hacerse con sus bienes». En ese escenario, habría empezado a «tirarle los tejos» a la mujer, que tenía una minusvalía del 74 % y arrastraba problemas psiquiátricos. Tras varios encuentros habría conseguido el sospechoso que ella accediera a irse a vivir a su casa, aprovechando para quitarle a la mujer las llaves de su propia vivienda. Igualmente, y siempre según la versión del ministerio público, el presunto estafador hizo todo lo posible por aislar a la víctima, impidiendo o dificultando sus relaciones con familiares y amigos. En la creencia de que quizás esas terceras personas pudieran advertirle del peligro que corría, la acompañaba siempre que salía a la calle, controlando sus movimientos y convirtiéndose en su persona de referencia.

Y cuando habían pasado ya algunos meses de convivencia, la llevó ante un notario con despacho en Lugo. El fiscal del caso fija en el 12 de junio del año 2019 la fecha en la que la mujer firmó un documento en el que desheredaba a su hija, haciendo testamento en favor del acusado. Hay constancia de que semanas antes de que esto ocurriera, la mujer había hecho otra declaración de últimas voluntades en la que reconocía a su descendiente la legítima y establecía como heredero universal a su nieto.

El piso a cambio de comida

Afirma el informe que el acusado también logró que la víctima firmase ante el mismo notario una escritura de cesión de bienes a cambio de alimentos. A través de ese documento, el investigado se comprometía a ocuparse de la manutención de la octogenaria y, como contrapartida, ella le cedía su piso. El contrato resultó ser muy beneficioso para el hombre, ya que la mujer murió apenas dos semanas después de rubricarlo, el 14 de julio del 2019.

Para la Fiscalía, estos hechos son constitutivos de un delito de extorsión o, subsidiariamente, de un cargo de coacciones, reclamando en ambos supuestos una condena de un año y ocho meses de cárcel. Mucho más alta es la petición de pena que hace la acusación particular, que ejerce la hija de la víctima. Esta parte ve en lo ocurrido delitos de secuestro y coacciones por los que interesa 11 años de prisión. También introduce cargos alternativos de estafa o coacciones.

Una condena previa

Este mismo acusado fue condenado hace unos meses a tres años y medio de prisión por despojar de sus bienes a un interno de una residencia de Verín de la que era directivo. Aunque la Audiencia de Ourense lo absolvió de estafa, los magistrados del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia corrigieron ese fallo y vieron probado que engañó a un interno de 84 años, que hizo testamento a su favor y firmó un contrato de alimentos por el cual le entregó dos fincas valoradas en 30.000 euros. Todo ello a pesar de que el perjudicado pagaba 1.188 euros al mes por su plaza en el geriátrico.