
Absolutista de corazón, fue alcalde de Bouzas en cinco mandatos
23 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.No hay relato de la Reconquista de Vigo en la que no destaque la figura de Cayetano Parada Pérez de Limia, en honor de quien se ha denominado una pequeña rúa en el interior de la otrora villa de Bouzas. Nacido en Gundín (Xinzo de Limia), en el seno de una familia de linajudos apellidos, se trasladó de joven, hacia 1770, para ayudar a su tío el presbítero Ignacio, de quien heredó, tras un pleito familiar, sus bienes y rentas, recibiendo la Casa da Pardaíña (Coia en lo administrativo y Alcabre en lo eclesiástico), inmueble de un alto que ampliará y mejorará. Se casó en primeras nupcias con Joaquina Nogueira, hija de hidalgos empobrecidos de Coia y después, en torno a 1800 a Francisca del Carmen Troncoso, viuda del escribano Juan López Varela, y de una noble familia de Oia, quien llevó de dote tierras, bueyes, joyas, etc. teniendo parientes enriquecidos en las Indias (América).
Cayetano Parada tuvo 9 hijos, de los que sobrevivieron 6, entre ellos, el párroco de Valladares y el de Santiago de Castañeda (obispado de Asturias), además de un militar retirado. La vida de algunos se puede rastrear ya muy entrado el siglo XIX.
Ejerció el cargo público de alcalde de Valladares y en cuatro mandatos el de Bouzas (no fue jefe de la Alarma de O Fragoso, como se repite), por nombramiento de su señor el obispo de Tui: 1772-75, 1799-82, 1797-1800 y 1806-1809, obteniendo beneficios. Hombre de fuertes ideas integristas, ocupará de nuevo la alcaldía en todo el Sexenio Absolutista (1814-20), cuando ya eran designados por la reaccionaria Audiencia de Galicia. Falleció en 1823, debiendo tragar con el Trienio Liberal.
Realistas
Sus descendientes siguieron sus ideas políticas y así su hijo José María fue vocal de la Junta Apostólica de Tuy, organismo que aspiraba a aglutinar a los realistas para que se alzasen en armas, aunque sus miembros acabaron huidos. Él y dos hijos llegaron a ser condenados a la pena ordinaria de garrote, por las nuevas autoridades liberales, y otro, el teniente cura de Valladares, hizo los servicios más distinguidos, conduciendo avisos y desempeñando comisiones.
La invasión napoleónica de principios de 1809, coincidió con el desempeño del alto cargo municipal. Con sus hijos, acordaron alarmar —levantar milicias— a las gentes del vecino Val do Fragoso. A partir de mediados de marzo, ya comenzado el asedio a la plaza, se sitúan en el puesto avanzado de la curva de San Gregorio (Coia), cortando la comunicación con Baiona y la raya de Portugal, y sometiendo a los franceses a un continuo y desesperante aislamiento. Había entrado en buenas relaciones, con otro caudillo popular, el abad del Couto, representando a la facción «popular», que fue arrinconada a la llegada de los militares de carrera (Cachamuiña, Morillo, etc).
Su trato con el abogado Vázquez Varela, alcalde de Vigo, al que había avalado económicamente, era constante, con mensajes que iban tras las murallas. Antes de la derrota de los imperiales, había elaborado cartuchos en su casa y logró la ayuda de la fragata inglesa Libely, anclada en la bahía, para trasladar a 500 hombres de la comarca de O Morrazo. Desde su cuartel general, junto al párroco de Bouzas, José Mouriño (entregó un caballo y bastimentos a la causa) se lanzaron al asalto de la puerta de A Falperra, si bien, a decir del clérigo, sin que tuvieran de pérdida hombre alguno, pese a asomarse algunas piezas de artillería. Un hijo marchó al mando de los tiradores de Bouzas al alto de A Parrocha (Bembrive) para cortar toda ayuda de las tropas napoleónicas que ocupaban Tui, y así ocurrió ya durante la retirada de los soldados galos de Vigo.
Rematada la reconquista, el intrigante hidalgo betancero, Joaquín Tenreiro, con mucha experiencia e igual labia, consigue de las Cortes de Cádiz, recompensas para un extenso grupo de su cuerda, ignorando a los más conspicuos jefes «populares». Pero el 14 de julio, a iniciativa de
Francisco, el ministro de Gracia y Justicia concedía a todos los Parada Pérez de Limia la Medalla de Honra porque hicieron importantísimos y señalados servicios, alarmando a aquellos naturales, manteniendo por quince días 1.500 hombres a sus expensas y defendiendo varios puntos. Pasarán a liderar las alarmas de los dos batallones de milicianos armados de Bouzas.