
Ravachol, un famoso activista francés del siglo XIX, inspiró el nombre del símbolo del carnaval pontevedrés Todo el mundo en Pontevedra sabe quién fue Ravachol: el loro «insolente» de la botica de Perfecto Feijoo, que se ha convertido en el símbolo del carnaval. Pero lo que no todos saben es que este peculiar nombre tiene su origen en un famoso anarquista francés, que sembró el terror en Europa a finales del siglo XIX. François Claudius Koeningstein, alias Ravachol, fue ajusticiado el 11 de julio -día de san Benito- de 1892, tras una larga carrera como «dinamitero». Aunque Feijoo nunca reconoció haberse inspirado en el anarquista para bautizar a su loro, algunos autores dan como válida esta relación.
17 feb 2001 . Actualizado a las 06:00 h.El libro Aires da terra, publicado en 1993 por José Luis Calle, da por segura la vinculación entre el loro y el anarquista francés. Reconoce que Ravachol era «el personaje de moda en la primavera y verano de 1892, año muy próximo a la llegada del singular animal a la botica de la Peregrina». De hecho, este investigador cita que Diario de Pontevedra dedicó, entre el 15 de marzo y el 31 de mayo, nada menos que 28 titulares a Ravachol y que en siete ocasiones, las andanzas del francés merecieron la primera página del periódico. Titulares como El anarquista Ravachol, La madre de Ravachol, Registro en casa de Ravachol, o El miedo a Ravachol sembraron entre los ciudadanos de Pontevedra un sentimiento de simpatía hacía el revolucionario galo. El efecto era algo así, según comenta el historiador Xosé Fortes, como el que se vivió años más tarde con El Lute: la compasión del pueblo llano hacia el delincuente perseguido por las fuerzas del orden. Con estos precedentes, José Luis Calle da por hecho en su libro que «no es de extrañar que al loro recién llegado, que mostró desde el principio un carácter alborotador y y una clara inclinación hacia la irreverencia, se le bautizase con el nombre del anarquista del momento». Pero, ¿de dónde salió el loro? Dicen los cronistas que fue un regalo de un cuartel al boticario pontevedrés, quien lo instaló en una jaula en el escaparate de su negocio, lugar donde se celebraba una de las tertulias más famosas de Galicia. Personajes como Pablo Iglesias, Pi Margall o Eduardo Dato pasaron por la Peregrina en alguna ocasión. Todos ellos, y muchos otros, sufrieron los improperios del Ravachol pontevedrés. Incluso la escritora Emilia Pardo Bazán, a quien, según cita Prudencio Landín en el libro De mi viejo carnet (publicado en 1948 y reeditado por la Diputación en el 84), «le dijo cierto día el loro unas cuantas atrocidades». Otra de las hazañas del pájaro era «alterar el tráfico con sus `¡arres!'' y `¡xos!''», como cita Fortes en Pontevedra en el espejo del tiempo (1995), o avisar a su dueño de que había clientes en la botica al grito de: «Perfeutiño, xente na tenda». Hay quien afirma que el loro también participaba en debates filosóficos e históricos, pero no existe prueba documental alguna.