En directo | Ian Gibson y Fraga compartieron mantel en la fiesta gastronómica de Cesures El hispanista y el presidente de la Xunta se cayeron bien. Intercambiaron conocimientos históricos sobre el pez del Ulla y tuvieron una charla distendida y repleta de anécdotas
21 mar 2004 . Actualizado a las 06:00 h.La Festa da Lamprea de Pontecesures reunió ayer en torno a una mesa al historiador irlandés Ian Gibson, pregonero del evento, y a Manuel Fraga. El encuentro fue un éxito. El hispanista y el presidente de la Xunta se cayeron bien a primera vista. Gibson inició su intervención agradeciéndole que aceptara compartir mantel con él «a pesar de mi condición de contestatario irredento e incluso en algunas ocasiones impertinente», un comentario que, como si de un guante se tratara, recogió Fraga después contestándole: «qué sería del mundo sin contestatarios irredentos». Ese fue el comienzo de una amistad que se fue labrando durante todo el día con el alcalde de Pontecesures, Luis Álvarez Angueira, y el presidente de la Diputación de Pontevedra, Rafael Louzán, como testigos privilegiados de las profundas conversaciones que ambos mantuvieron sobre la historia del Ulla, de la lamprea, de Galicia, de Rosalía de Castro y, como no, de Camilo José Cela. No en vano, el último libro de Ian Gibson es una biografía sobre el escritor de Iria Flavia, un gran amante de la lamprea, por cierto. El pregón del hispanista irlandés estuvo repleto de recuerdos evocadores de sus viajes por las tierras del Ulla y de la ría de Arousa en busca de datos sobre Cela. Gibson comentó que quiso viajar «de incógnito» para poder empaparse de los escenarios en los que se desarrolló la personalidad del premio Nobel. «Sin estas tierras Cela no hubiese sido el mismo», afirmó. El buen rollo entre Fraga y Gibson se fraguó en el mutuo respeto intelectual y en una cierta rivalidad por contrastar datos históricos. Por ejemplo, el historiador habló sobre la etimología de la palabra lamprea. Citó dos teorías, una que considera que procede del vocablo latino lampetra «por aquello de que se pegaba, que lamía las piedras de los ríos» -explicó-, y otra que propone un origen griego proveniente de una palabra que significaría brillo, ya que el pez del Ulla, al carecer de escamas, resplandece de forma especial. Fraga no dudó en puntualizarle que dudaba mucho de que cualquiera de las dos teorías fuese cierta. «Trátase dun animal prehistórico e polo tanto anterior a calquera desas linguas», razonó el presidente gallego sin dudarlo. La charla con Gibson puso a Fraga de muy buen humor. Tan animado estaba que se empeñó en ir caminando desde el Concello hasta el lugar en el que celebró la comida oficial, el Alfolí de Rentas Estancadas del Tabaco. Allí, el entendimiento entre ambos fue a más. Cuando el presidente de la Xunta comentó que el recinto, de 1790, sería «un magnífico parador» el hispanista le contestó «sí, usted sabe mucho de eso» y ambos se carcajearon. Las risas volvieron cuando al ir a sentarse a la mesa, Manuel Fraga le dijo «usted póngase a mi izquierda» y Gibson sentenció con una nueva sonrisa en la boca: «qué sería del mundo sin buen humor».