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Alberto Fortes escribe la biografía del corsario Juan Gago de Mendoza oza

María Conde PONTEVEDRA

PONTEVEDRA

El autor descubre aspectos hasta ahora desconocidos del marinense De convertise en un azote para los ingleses, el pirata acabó muriendo en la miseria

12 feb 2005 . Actualizado a las 06:00 h.

?l escritor pontevedrés Alberto Fortes vuelve a uno de sus temas favoritos: el corso. Esta vez con la biografía de uno de los cuatro hermanos Gago de Mendoza, que en el siglo XVIII y principios del XIX fueron los máximos exponentes de esta práctica en las Rías Baixas. Fortes ha preferido centrar su historia en Juan Gago de Mendoza (1761-1833), quien a su parecer, «merecía una biografía», ya que sobrevivió a todos sus hermanos y sobre él recayó la mayor parte de la leyenda de estos piratas gallegos. Su historia saldrá publicada en marzo. «Hasta ahora, lo que había escrito sobre su vida eran pinceladas, pero su historia merece ser contada», señala. En este sentido, el autor explicó que la etapa del corso es la más conocida sobre el protagonista, «pero falta conocer el antes y el después». Precisamente, los datos inéditos que recupera este libro se centran en su juventud y en sus últimos días. «Volví al Museo y encontré muchas cosas nuevas que contar», explica. Hombre controvertido En esa primera etapa Fortes presenta a un hombre controvertido, que incluso llegó a sufrir la cárcel por sus peleas con el marqués de Monteleón. Llegaron luego los años de pillaje, en barcos como la Peregrina Brillante, que heredó de su hermano Bernardo, o el Carmen vencedor. «No sé si Gago era muy conocido en Pontevedra, pero desde luego sí que lo era para los ingleses -comenta el autor-. Incluso el almirantazgo inglés envió una corbeta para neutralizar su base en A Guarda, un lugar estratégico porque Portugal era aliado de los ingleses». Pasados esos años, el corsario tuvo también un papel destacado en la Guerra de la Independencia contra los franceses, precisamente como comandante de las denominadas Alarmas de O Morrazo, como se llamaban las partidas de vecinos de la zona, acaudilladas generalmente por hidalgos, que combatían a las tropas de Napoleón. Al parecer, finalmente Juan Gago de Mendoza murió en la completa miseria. «No llegó a hacer testamento -subraya Fortes- porque decía que 'non tiña de que'». Tres fueron los pleitos que, entre otras razones, le llevaron a esa situación, en opinión del escritor pontevedrés. El primero, se lo impusieron sus sobrinos, que le exigieron cuentas como tutor suyo tras la muerte de su hermano Bernardo. El segundo lo planteó el resto de su familia, por la herencia del padre y, el tercero, consistió en una reclamación que le impidió hacerse con 50.000 reales, una suma importantísima en la época, que había prestado al cura de San Jorge de Mogor. Este último murió sin devolverle el dinero, pero sobre el sacerdote recayeron otras deudas.