
Entrevista | Aída Gómez Premio Nacional en el 2004, la bailarina madrileña ha ido subiendo peldaños a ritmo de vértigo, aunque no duda en poner en la picota el escaso apoyo a esta disciplina
12 oct 2005 . Actualizado a las 07:00 h.Está a punto de cumplir los tres años de gira con el montaje de Salomé, una producción propia que dirige Carlos Saura. Aída Gómez, de la que dicen que es la bailarina más completa del panorama nacional, afirma que en todo este tiempo el personaje ha ganado lo mismo que ella, «madurez». «Hemos cumplido años y experiencia en la vida -comenta-. Uno va creciendo y echando en la mochila cosas y nos hemos ido adaptando mutuamente. Salomé es un regalo de lo que es la danza». -¿Qué es lo que le atrajo de un personaje que no es lo que se dice buena gente? -Ja, ja. Esos son los que triunfan. Creo que me gusta por eso. Hay que darle tres vueltas y si buscas por dentro, es así por algo. Pero es muy atractivo, muy sensual, una mujer muy adelantada en su tiempo, que ante todo es lo que ella quiere. Es una persona a estudiar, porque se le tapaba en todo. Me atrae muchísimo bailarlo, yo creo que por la parte esa tan cruel que tiene y tan pasional. -Tras el montaje teatral vino la película con Saura. Y ahora ha repetido con el mismo director. -Cuando estábamos a la mitad del trabajo en el teatro, surgió la idea de la película. Me arrepiento, porque tenía que haberla hecho ahora. Una siempre piensa que lo hace mejor con el paso del tiempo. Ahora acabamos de hacer Iberia, que estrenamos en Toronto y en la que están Enrique y Estrella Morente, Canales y un abanico de compañeros estupendos, con la música de Albéniz. Me gusta rodearme de talentos para trabajar. -Bailarina, coreógrafa, empresaria... ¿No es abarcar demasiado? -No sé si es demasiado, pero sí te digo que no tengo horas en el día. Creo que por madurez propia ha surgido así. Uno va dejando cosas para aprender otras y te puedo asegurar que cuando decidí formar la compañía no tenía un duro. Pero siempre he puesto el corazón en lo que hago y he sido lo más honesta posible. La razón de todo es que soy muy inquieta, geminiana. -Pero supongo que con lo que más goza es con el baile. -No sé qué decirte, ahora mismo me dan mucho los alumnos. Lo que menos me gusta es el papeleo de empresaria. Me gusta ver la danza desde varios prismas, aunque sí es cierto que cuando sales a bailar, lo gozas de otra manera. -Sus montajes son un éxito pero ¿cuál es la realidad de la danza en este país? -Me sabe mal decirlo, pero sí es verdad que estamos un poco a la mano de Dios. Cuando formas una compañía privada, lo bueno es que trabajas con quien te da la gana y no tienes que dar explicaciones a nadie. Pero te dan lo que te dan, que incluso me da vergüenza decirlo. Este año incluso lo he devuelto. No tienes ni para empezar. A mi edad no trato de pensar mucho en eso. Tiras para adelante, hipotecas lo que haga falta y es un sueño, pero te cansa. Me encantaría tener a los bailarines con una nómina mensual y que podamos trabajar en unas instalaciones adecuadas. Luego la gente te dice: ¡qué maravilla!. Pero yo no duermo la mayoría de las noches pensando si llego. Creo sinceramente que la danza es de una minoría. No llega a las grandes masas. Notas que la gente que está bailando no tiene trabajo y no tiene futuro. Todo cuesta un dineral. Somos muy pocos los de compañía privada, y a ver hasta donde aguantamos. -Sin embargo, los bailarines sí que despiertan el interés de las masas. -Más bien los bailaores. Los hombres despiertan más pasión. Sí es verdad que tienes que estar haciendo un poco vida social, pero procuras hacerlo de otra forma, porque todo pasa factura y esto es una carrera de fondo. -Pregunta de vida social: ¿Fue a la boda de Farruquito? -Ja, ja. No estaba invitada, pero cotilleé como todo el mundo.