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«En las elecciones de 1977 todo fue una sorpresa»

Alfonso González PONTEVEDRA

PONTEVEDRA

RAMÓN LEIRO

Entrevista | José Rivas Fontán El ahora ex político dice que algún día escribirá las tensiones que se vivieron en Pontevedra en los setenta, como cuando un nostálgico le llamó traidor por sacar a Dios de la Constitución

15 jun 2007 . Actualizado a las 07:00 h.

?ace 30 años, el 15 de junio de 1977, se celebraron las primeras elecciones democráticas desde la República y el político pontevedrés José Rivas Fontán fue uno de los diputados que formaron las Cortes constituyentes. -¡Cuánto tiempo!, ¿eh? -Bueno, son treinta años. Según dicen los sociólogos, son dos generaciones desde entonces de españoles y muchos, que como yo formamos parte de las primeras elecciones democráticas después da longa noite de pedra, ya se han ido. -¿Qué recuerda de aquellos días? -Hombre! Aquello era sorpresivo, porque así como hoy funcionan las encuestas, pues el día 12 de junio de hace 30 años nadie sabía lo que podía suceder en la provincia de Pontevedra. Es decir que nos presentábamos un montón de partidos políticos y los que obtuvimos votos fue de una forma curiosa, porque yo me presenté por UCD que sacamos seis diputados y el PP de entonces (AP) sacó uno y el PSOE, sacó otro. Aquello nadie se lo podía imaginar. Era una sorpresa para todo el mundo participar en unas elecciones y hablar libremente, que eso era muy importante, porque los que vivíamos en aquella época sabíamos lo que suponía la falta de libertad para expresarse y circular. Pero nadie podía imaginar que el resultado fuera aquel. Y mucho menos se podía imaginar nadie que a nivel del Estado el Partido Socialista tuviera los diputados que tuvo. -Tuvo 118; 165 UCD, el Partido Comunista, 20 y Alianza Popular, 16, y el resto, fuerzas minoritarias. -Los nostálgicos del franquismo sí, encabezados por Fraga, pues tuvieron un resultado catastrófico, cuando todo el mundo creía que Franco había dejado todo atado y bien atado. Pero bueno, aquello fue un canto a la libertad, no sólo para los que participamos. En los mítines se veía la ilusión con la que el pueblo estaba esperando el cambio. No eran unas elecciones comparables a las que se están celebrando ahora, eran ilusiones con contenido ideológico, con defensa de valores, con posiciones importantísimas, y, sobre todo, había dos mundos contrastados. El de lo que era el Bloque, que no aceptaba de ninguna forma aquellas elecciones ni la Constitución, y el mundo de AP, que tampoco aceptaba ni la Constitución ni los cambios. Eran dos extremos que salieron totalmente derrotados. -De aquella campaña electoral, ¿usted se ha quedado con alguna anécdota? -Sí, con muchas. Desde que los provocadores en los mítines entraban a alterarlo todo, porque no se puede olvidar que había los que en aquel momento defendían la revolución o la ruptura con todo lo establecido o aquellos otros, que como yo, creíamos en la reforma y que queríamos dejar muy atrás las dos Españas de la Guerra Civil. Por otra parte, la gente no sabía ni votar. Recuerdo un colegio electoral de Pontevedra a una señora que llevaba dentro del sobre el díptico con la cara de Adolfo Suárez y quería votar aquello. De ese mismo tipo hay muchas más, como con la gente que estaba en las mesas que tenía una falta de práctica de muchos lustros. Además, la presencia de los militares era terrorífica. Adolfo Suárez era un traidor para los militares y los banqueros y había el temor de que el Estado se desmoronara. Fue la inteligencia del pueblo la que concilió España en esas elecciones, porque aunque el sistema democrático de votar tiene sus inconvenientes, y todavía hoy mismo se ven esos graves inconvenientes, a pesar de todo es el mejor de los sistemas, porque el pueblo español desde ese 15-J hasta hoy nunca se ha equivocado en las elecciones. -¿En Pontevedra también se vivía ese temor a lo que iba a venir? Porque aquí había dos políticos: los novatos y los que venían del antiguo régimen y que tenían el poder amarrado y no querían soltarlo. -Sí, sí. Esos eran esos dos mundos. Primero, el que había preparado desde la Administración Adolfo Suárez, que hasta entonces estaba terriblemente politizada. Aquellos hombres, pues como era el gobernador de Pontevedra, no podemos olvidar que procedían de la parte más dura del Movimiento. Sin embargo, también dentro del Movimiento, aquí en Pontevedra, había hombres liberales que entendían que se tenía que producir el cambio. Y luego, estábamos los novatos, los de treinta y pocos años como tenía yo, que queríamos que España se asemejara al resto de Europa. -¿Y hubo tensiones? -Sí, yo a lo mejor algún día escribiré sobre esas tensiones, por ejemplo, con militares. Dos años después de haber sido elegido, recuerdo una procesión del Viernes Santo por la plaza de la Herrería, con las luces apagadas, y yo con mi bastón de mando, oí a un nostálgico, que aún recuerdo hoy, que me llamó a gritos ¡traidor! porque había sacado a Dios de la Constitución.