
Los políticos se comprometieron a recuperar el diseño original de la obra del insigne arquitecto pontevedrés, desvirtuada por una polémica reforma en los años ochenta
28 oct 2022 . Actualizado a las 18:26 h.En 1995 surgieron las primeras voces que reclamaban la recuperación del diseño original del Pabellón de Deportes, obra del insigne arquitecto pontevedrés Alejandro de la Sota. Pedro de Llano, autor del libro Alejandro de la Sota, o nacemento dunha arquitectura, recordaba por entonces que fue una edificación innovadora en los años sesenta y que «unha torpe administración a destruíu sistemáticamente».
Un año después, coincidiendo con la muerte en Madrid del gran arquitecto, cuyas cenizas fueron traídas a Pontevedra y depositadas en el cementerio parroquial de Salcedo, comenzaron los propósitos de enmienda por parte de los políticos locales. El alcalde Juan Luis Pedrosa adelantó su deseo de recuperar «algún día» el diseño original del Pabellón de Deportes.
Tras un largo y conflictivo proceso, el edificio fue objeto, a mediados de los ochenta, en la etapa del alcalde Rivas, de un costoso proyecto de reforma y acondicionamiento exterior e interior, por importe de 100 millones de pesetas, que transformó completamente su fisonomía. El cambio más sustancial consistió en la sustitución del lucernario horizontal de la cubierta original por otro techado de dientes de sierra, para evitar luz directa del sol y resolver los problemas de condensación interior.
En 1984, se acordó encargar la reforma al propio Alejandro de la Sota, pero su propuesta fue desestimada por los técnicos municipales y, finalmente la Junta de Gobierno del Pabellón, encomendó la obra al ingeniero municipal, Enrique García Quintela, lo que motivó un recurso del Colegio de Arquitectos de Galicia. En enero de ese mismo año el Concello había concedido a Alejandro de la Sota el premio Ciudad de Pontevedra y más tarde daría su nombre a una calle, la antigua rúa Conde de Gondomar, que da acceso al Parque de Las Palmeras.
En 1999, Juan Luis Pedrosa reiteró la idea de recuperar el diseño original del pabellón de Deportes, en caso de recuperar la alcaldía, cosa que no ocurrió. En aquel momento ya se estaba fraguando la organización de una exposición internacional retrospectiva sobre los más emblemáticos proyectos de Alejandro de la Sota. En su ciudad natal y entorno hay cuatro obras señeras suyas: a casa de los Domínguez, en A Caeira; la rehabilitación de la Misión Biológica de Salcedo; el edificio de viviendas que preside la calle que lleva su nombre en Pontevedra, además del desvirtuado Pabellón de Deportes.
Exposición
La citada exposición se realizó en el 2001, organizada por la delegación de Pontevedra del Colegio de Arquitectos de Galicia, en colaboración con la Fundación Alejandro de la Sota y la Fundación Caixa Galicia. Se realizó en el centro sociocultural del Café Moderno, precisamente el edificio donde nació el arquitecto. Y en el contexto de tal evento se volvió a recordar el desaguisado que se cometió con el proyecto del Pabellón de Deportes y a reclamar por parte de los arquitectos pontevedreses la recuperación de su diseño original, «porque nunca, ninguna de sus obras ha sufrido tanto», se lamentaron.
Sin embargo, su hijo, Juan de la Sota, puso en duda entonces que esa rehabilitación lograse captar la esencia del proyecto original. «Difícilmente».
Pasaron otros seis años, y en agosto del 2007, esta vez el gobierno nacionalista de Fernández Lores, anunciaba otra vez su deseo de revalorizar el edificio deportivo proyectado en 1966 por Alejando de la Sota y sometido a una drástica reforma veinte años después (1984-1986), además de sucesivos parches posteriores.
La idea lanzada en esta ocasión era convocar un concurso de ideas, restringido a profesionales de renombre, para la «modernización, dignificación y recuperación arquitectónica» del edificio, pero adecuando la instalación deportiva al siglo XXI, cumpliendo todas las normativas y haciéndolo, entre otras cosas, más accesible.
Por su parte, el ex ingeniero municipal, García Quintela, a quien le tocó hacer la polémica reforma del Pabellón ,recordaba hace poco en La Voz que aquella fue una adaptación funcional de necesidad, para resolver incumplimientos de seguridad, problemas de goteras por condensación y humedades congénitas. «Pero la estructura no se tocó y mantuvimos en lo posible lo que había hecho De la Sota», aseguró.
En cuanto a devolver el Pabellón a su estado original, afirmó que «todo se puede hacer, pero con los extremos que no había resuelto el arquitecto».