El fuego que dejó helada a la ciudad

PONTEVEDRA

Los mil grados que alcanzó el incendio que en 1980 consumió el Principal y el Casino no impidieron que 30 años después sigan siendo referente del casco viejo

14 abr 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Cuando José Rivas Fontán llegó al Principal aquella madrugada del 14 de abril de 1980 ya se había caído el techo del edificio pasto de las llamas. Había pasado una hora desde que poco antes de las tres de la mañana un trabajador del teatro diese el aviso de que salía humo del Liceo Casino, que ocupaba y ocupa el inmueble contiguo -entonces ambos edificios se comunicaban por una puerta interior-. Pero el fuego se había propagado muy rápido porque la madera era el material predominante en ambas instalaciones. «Me acuerdo cuando cayó la cúpula de lo que hoy es la fachada del Principal -apunta el ex alcalde-. Fue lo que me impresionó más, era un ruido atronador, como una bomba. Las llamas alcanzaban una altura... Y es que esto era yesca».

Alertado por el concejal de Incendios, Benigno Abilleira, el ex alcalde siguió las tareas de extinción en plena calle, donde hoy están los cipreses de Alhóndiga, junto al gobernador civil Faustino Ramos. «El primer problema era que no había presión de agua y me acuerdo que en aquellos días yo andaba de viajes a Madrid para conseguir lo que hoy es el abastecimiento de agua a Pontevedra», recuerda.

«Todo el mundo que estaba allí comentaba que el teatro hubiera podido ser pasto de las llamas en cualquier momento -señala-. Sobre todo cuando se celebraban los bailes del Casino. Entonces se abría la puerta que comunicaba los edificios y se cubría el patio de butacas con una tarima. Como no había medidas contra incendios, el Liceo contrataba a bomberos para estar de guardia». Así que, como dice el abogado y ex edil Ernesto Baltar, «fue un milagro que nunca ocurriera nada antes». Él pasó una noche más tranquila. Conoció el suceso cuando se levantó aquel lunes a las siete y media de la mañana. «Me enteré por la radio y vine hasta aquí». En aquel momento aún no formaba parte de la directiva del Casino, que presidía entonces Santiago Flórez Losada. Accedió al cargo al año siguiente.

La reconstrucción

De este modo, Rivas y Baltar fueron protagonistas de la reconstrucción de ambas partes del edificio. Una rehabilitación que ambos recuerdan ahora, compartiendo un café, de forma muy distinta.

Los trabajos no fueron paralelos. El Liceo los inició en 1981, con proyecto de Enrique Barreiro, y remató en el 83. El Ayuntamiento tuvo que hacerse primero con la propiedad del solar, que pertenecía entonces a Dolores Vázquez -quien lo arrendaba a la familia Fraga para uso del teatro-cine-, y después comenzar un laborioso proceso que culminaría con la gran reinauguración del 87, con Montserrat Caballé como estrella.

«En aquel momento había socios que querían invertir en A Caeira y vender este solar, porque además teníamos un seguro por 80 millones de pesetas -indicó Baltar-. Pero cobramos el seguro, ganamos las elecciones y nos decidimos por un proyecto de Barreiro, porque él ya había elaborado borradores para una modificación del local. Salió un presupuesto de más de cien millones y la obra se la llevó en un concurso Construcciones Crespo de Pontevedra. Además del seguro, se precisó una derrama especial de todos los socios que fueron 36.000 cada uno en varias etapas. La obra se hizo, no hubo quejas ni ataques como pudo tener el señor alcalde». La reapertura del Liceo consistió, según recuerda, en una gran recepción con autoridades.

Para Rivas fueron momentos muy difíciles. «Un día vino un constructor -apunta- a presentarme el proyecto de un aparcamiento en altura para el solar. Me entró pánico. Como el que lo hizo sabía que tenía que tener una parte dedicada a teatro, diseñó uno pequeño para cincuenta personas en la tercera planta. Entonces me decidí y me fui a Barcelona, a hablar con Dolores Vázquez. Negociamos la compra creo que en treinta millones de pesetas». Para la posterior rehabilitación se acudió a un crédito y se consiguió una importante subvención del Ministerio de Cultura. En total, el ex regidor calcula que entre adquisición y reconstrucción se gastaron 500 millones de pesetas.

Que las bases del concurso nacional para la rehabilitación del Principal las diseñasen Alejandro de la Sota y Rafael Moneo no libraron al ex regidor de las críticas, que fueron tanto por cuestión del diseño más moderno del inmueble como por el coste de la obra, que sufrió un reformado que ni siquiera contó con la aprobación unánime de los ediles de su grupo. Treinta años después, nadie discute que el Principal sirvió de motor a la revitalización del casco histórico. «Lo importante -dice Baltar- es que conseguimos conservar el edificio. Que te guste más por dentro o por fuera es otra historia».