Hace ya diez años, Lleyton Hewitt era el gran peligro del tenis español en el camino hacia su primera Copa Davis; hoy su cuerpo sufre los achaques de más de una década como profesional, sin dejarse nunca nada dentro, celebrando cada punto, sin dar una bola por perdida. Con todo, el jugador australiano, ex número uno mundial en la etapa de transición entre los reinados de Pete Sampras y Roger Federer, ofrecía ayer el primer gran test de Rafa Nadal en Roland Garros. Misión cumplida para el español. Ganó por 6-3, 6-4 y 6-3 después de casi dos horas y media sobre la pista y ya se planta, sin haber cedido ni un solo set, en octavos, donde se enfrentará con el brasileño Thomaz Bellucci.
Nadal ganó un partido incómodo. Marcado en parte por el viento, en el que se abrieron y cerraron los paraguas por la lluvia, y en el que se encontró con un Hewitt dispuesto a reivindicarse en una superficie en la que no siempre logró grandes resultados. Con todo, el encuentro siempre estuvo donde quiso el mallorquín.
Quizá demasiado conservador por momentos, pero acertado en líneas generales, Nadal no vio peligrar ninguno de los tres sets. En el segundo, logró el break con 4-4, antes de que el australiano se sintiese ante su gran oportunidad.
En el tercero, ya con el partido encarrilado, regaló Nadal su mejor juego. Algo más agresivo, movió entonces con insistencia a Hewitt, sacrificado y peleón en el intercambio desde el fondo hasta que ya no podía más.
Nadal despachó sus dos partidos en dos días, frente a Horacio Zeballos y Hewitt, con autoridad. El lunes le espera en octavos el número 29 del mundo, un especialista en tierra batida, el zurdo Thomaz Bellucci, el primer brasileño que alcanza esa ronda desde Guga Kuerten en el 2004.
Bellucci, que sorprendió ayer a Ivan Ljubicic por 7-6 (4), 6-2 y 6-4, anuncia un encuentro atrevido mañana. «Con Nadal hay que ser agresivo, porque tiene un juego en el que le gustan los puntos largos. Hay que llegar a la red, sacar bien. Voy a tener que estar muy concentrado y arriesgar un poco más de lo normal», indicó en declaraciones recogidas por DPA . Nadal y Bellucci solo jugaron una vez, en la primera ronda de Roland Garros 2008, con triunfo del mallorquín.
Verdasco, emocionado
Fernando Verdasco salió señalado de la final de Niza. Perdió contra el francés Richard Gasquet y las cámaras captaron sus comentarios negativos hacia el público. Pero el tenis y su esfuerzo le redimieron ayer al levantar un partido durísimo ante el alemán Philipp Kohlschreiber por por 2-6, 6-3, 6-3, 6-7 (1-7) y 6-4, después de más de cuatro horas. Y se fue aclamado por el público.
«Hubo momentos en que contuve las lágrimas del dolor», aseguró Verdasco, que jugó los dos últimos sets con una uña del pie rota. Jugará en octavos con el murciano Nicolás Almagro, que superó al ucraniano Olexandr Dolgopolov por 6-3, 6-3 y 6-4.
Adiós de Ferrero y Ferrer
David Ferrer llevaba hasta ayer una magnífica temporada de tierra. Porque jugó la final de Roma y llevó a Federer a un tercer set en la penúltima ronda de Madrid. Gracias a su machaque en la gira americana de invierno, tenía el récord de triunfos este año sobre arcilla, 27. Solo Nadal y el suizo llevan más puntos que él en lo que va del 2010. Pero el tenista de Jávea se desplomó ayer anímicamente tras perder con Jurgen Melzer por 6-4, 6-0 y 7-6 (1), al descartar un futuro próximo entre los diez mejores del mundo, como le sucedió hace tres temporadas. «Ni tengo la mentalidad ni aguanto la presión para volver a ser el de 2007», reconoció. Entonces, Ferrer jugó la final del Torneo de Maestros con Federer, alcanzó la penúltima ronda del US Open y se hizo con tres títulos.
La jornada dejó otras dos derrotas sorprendentes. El ex campeón de Roland Garros 2003, Juan Carlos Ferrero, perdió un partido interminable frente a Robby Ginepri por 7-5, 6-3, 3-6, 2-6 y 6-4.
Además, cayó el norteamericano Andy Roddick: perdió frente al ruso Teimuraz Gabashvili, que venía de la previa, por 6-4, 6-4 y 6-2.