Hace un mes saltó la noticia. Cierra la librería Michelena. Muchos se resistieron a creerlo, pero acabaron rindiéndose a la evidencia. Y llegó el triste día. Al filo de las ocho y media de la tarde de ayer, Che, Toti, Lino, Felipe, Manolo y Xavi cerraron la puerta del emblemático establecimiento con las estanterías casi vacías para no volver a abrir al público, después de casi treinta años dedicados exclusivamente a la venta de libros. Una biografía de Thomas Mann fue uno de los últimos volúmenes vendidos. Se lo llevó un profesor que era cliente habitual, «más que cliente, inquilino», dice. «Se cierra la única librería de verdad que había en Pontevedra, con un fondo que no tienen otras. Hay tenderos y libreros, y estos saben localizarte cualquier libro que necesitas, si hace falta, en el extranjero, en Canadá, Francia..., como me ha pasado a mí», añadió. Este sentimiento común de cierta rabia y pesar era común entre los muchos «damnificados» que entraron por última vez en el local para hacer sus últimas adquisiciones.
El pasado 9 de marzo se cumplieron 29 años de la apertura de este negocio. Aunque no era la más antigua (Paz o El Pueblo tienen más tiempo), sí era la única dedicada exclusivamente a la venta de libros y en estas casi tres décadas de existencia se convirtió en un referente en toda Galicia, por sus amplísimos fondos de hasta 70.000 volúmenes. La fundaron en 1981 cuatro amigos unidos por una afición común por el mundo de los libros. Querían que fuera una librería diferente y consiguieron sorprender y atraer a una legión de ávidos lectores que asiduamente recorrían sus pasillos como si estuvieran en su casa, buscando en las estanterías las últimas novedades o simplemente curioseando y consultando obras interesantes. Pero, tras el éxito de su fórmula, la dura crisis ha hecho mella en este negocio, igual que en otros. Como comentaba hace unos días José María Dios, gerente de Michelena, «la situación económica actual es muy complicada para todos y el libro en este momento no es un bien de primera necesidad». El descenso de ventas en el sector se viene notando a nivel general desde hace ya unos años, con una caída del 25% en las en venta directa y un recorte en torno al 60% en adquisiciones institucionales.
Gran parte de los fondos que tenía Michelena fueron devueltos a los proveedores y otros tantos volúmenes fueron liquidados en las últimas semanas con descuentos del 25%. Pero en sus estanterías aún quedaban ayer bastantes libros para una posible venta en bloque. Los promotores de la cafetería bibliobar que se va abrir en los soportales de A Ferrería se han interesado por adquirir una cantidad considerable.
Pontevedra despidió ayer a Michelena y hace un año dio la bienvenida a Cronopios. Esta nueva librería fue montada por la familia Corbillón en la calle de Fray Juan de Navarrete para cumplir también un sueño y una pasión por los libros. Saben que no es un negocio para hacerse rico, con muchos costes y baja rentabilidad, pero decidieron asumir el riesgo y remar si hace falta contracorriente. Cronopios acaba de abrir también una papelería en la calle Peregrina para completar su oferta. Es la cara y la cruz del sector.
La concejala de Medio Ambiente Natural, Celia Alonso, dió ayer públicamente las gracias a las más de 200 personas que asistieron el martes en el Café Moderno a la presentación de la Guía de Aves do ENIL da Xunqueira de Alba. El acto coincidió con el partido España-Portugal en el Mundial de Fútbol de Sudáfrica y pese a ello el Moderno estuvo repleto de público y la mayor parte de la gente permanecía en el lugar después del comienzo del encuentro. Es obvio que no se esperaba tan masiva afluencia y pidió disculpas por no tener ejemplares gratuitos de la guía para todos asistentes. Para Alonso, esa inesperada afluencia de público «confirma o interese dos pontevedreses pola natureza e anima a seguir traballando para consolidar o ENIL da Xunqueira de Alba como fonte de producción bibliográfica científica». Y ya anuncia en los próximos meses habrá nuevas guías. Louzán dona sangre. Hay tiempo para todo. Para leer, para acudir a la presentación de una guía de aves, para animar la selección española de fútbol y también para donar sangre. Esto último fue lo que hizo ayer el presidente de la Diputación de Pontevedra, Rafael Louzán. Donó sangre para la campaña que viene desarrollando la Consellería de Sanidade a través del Centro de Transfusión de Galicia, cuya unidad estaba instalada frente a la Alameda. Esta campaña viene motivada por los bajos niveles de reserva de sangre de los grupos Cero y A positivo en los hospitales públicos de Galicia. Se necesitan unas 500 donaciones diarias para atender las necesidades de estos centros.