El Islam posee cinco pilares: la profesión de Fe, la oración, la limosna, el ayuno y la peregrinación a la Meca. El cuarto de ellos, el ayuno, es recomendado durante todo el año, pero es de carácter obligado para el común de los musulmanes durante el mes de Ramadán.
El Ramadán comienza con la aparición de la luna a finales del octavo mes del calendario lunar islámico. Con respecto al calendario gregoriano, vigente en Occidente, este año los musulmanes comenzaron su celebración el 11 de agosto, y pondrán fin a la misma el 10 de septiembre, y consiste principalmente en no reñir, no comer, no beber, ni mantener relaciones sexuales hasta que se pone el sol.
Las cenas reúnen a las familias cuando llega la ruptura del ayuno, siendo el Aid el Fitr, la comida que pone punto y final al Ramadán, celebrada el primer día del siguiente mes, la más característica.
Pero el ayuno no es obligatorio para todos. De forma muy reglada, el musulman incapaz de realizar el ayuno puede recuperar en su momento los días no ayunados. Las mujeres embarazadas, en estado lactante o con el periodo, los niños, los viajeros o aquellas personas que tengan que realizar un trabajo muy duro, están exentos de hacerlo.