Cabreiroá presenta en el restautante Pepe Vieira la nueva bebida que estará a la venta en tiendas gourmet y hostelería
14 dic 2010 . Actualizado a las 02:00 h.El agua entra en contacto con la luz solo cuando se descorcha el tapón. Porque en Magma, de Cabreiroá, no se desenrosca, su botella negra se abre como una lata, pero suena como si en el interior hubiese champán. «En el paladar tiene un toque sedoso», señaló el cocinero Xoán Cannas durante la presentación de Magma en su restaurante Pepe Vieira Camiño da Serpe, en Raxó. Era su puesta de largo en Galicia, después de su presentación en Madrid hace quince días.
Esta bebida nace a tres mil kilómetros de profundidad durante más de 300 años. En su origen encierra parte de la esencia que la hace el aliado perfecto de la alta cocina, según explicaron ayer Pepe Solla y Pepe Vieira, quienes acudieron junto a los cocineros Pedro Larumbe y Sarah Stothart, y el geólogo José Bolzico al manantial para conocer las características del agua. Antes de salir a la luz, se ha pasado hasta trescientos años en la oscuridad bajo el macizo granítico de Verín.
El acuífero de Cabreiroá se alimenta de la lluvia. Las gotas descienden por las grietas y se filtran a través de sucesivas capas de granito y cuarcitas. A más de 3.000 metros de profundidad y a una temperatura de cien grados se mezcla con el gas carbónico que escapa del magma terrestre por la falla de Regua Verín. Y es ahí, en ese momento, cuando el agua adquiere unas finas burbujas que lo empujan hacia la superficie. Durante la presentación de ayer en el restaurante Pepe Vieira, el Brand Manager de Cabreiroá, Juan Paz, presentó a través de una proyección el proceso de extracción del producto, que se realiza a unos 150 metros de profundidad. La botella negra pretende evocar esa oscuridad y que sea el consumidor el que le devuelva la luz al vaciarla en la copa. No es un agua con gas ni un agua natural, es, en palabras de Paz, «un agua de aguja».
Alta cocina y tiendas gourmet
Su concepción para la alta cocina hace de Magma un producto pensado para la alta hostelería, aunque se podrá encontrar en algunas de las tiendas gourmet, según explicaron ayer desde Hijos de Rivera, que introducen poco a poco este producto en el mercado nacional después de aventurarse en la conquista de China.
Mientras Pepe Solla, poseedor de una estrella Michelín y a las puertas de lograr una segunda, destacaba ayer su estética y la revolución que supone su proceso de elaboración, Pepe Vieira, que puso como escenario su restaurante galardonado con una estrella Michelín y considerado uno de los diez mejores de Galicia, ensalzó los sentidos que despiertan en el paladar unas burbujas tan suaves, además de asegurar que potencia el sabor de las comidas gracias a la combinación de gas natural y bicarbonato.
Su precio oscila entre los tres y cuatro euros y se presenta en una botella de aluminio de medio litro. Después de cientos de años a oscuras, el envoltorio pretende seguir evocando esa sensación hasta que llega a las manos del consumidor, que ayer comprobó su maridaje con la alta cocina de un cocido encerrado en una patata.