Todos los hermanos se dedican al negocio de la fotografía
23 ene 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Desde muy pequeños empezaron a colaborar con su padre en el negocio familiar, así que no es de extrañar que estos cinco hermanos hayan acabado continuando y extendiendo el trabajo iniciado por Olimpio Piñeiro. Aunque todos recuerdan con nostalgia que las cosas han cambiado mucho en el sector del reportaje social fotográfico desde que su progenitor, oriundo de Sanxenxo, se adentró en este negocio con una cámara que un amigo emigrado le consiguió en Argentina.
«Eran los años sesenta ?cuenta José Manuel?. Mi padre era zapatero, pero la fotografía era algo innato en él. Le encantaba y cuando consiguió la cámara empezó a hacer sus pinitos. Primero revelaba en otras tiendas, pero luego aprendió a hacerlo y montó el negocio». Como él, los cinco hermanos recuerdan haber acompañado a Olimpio a romerías, fiestas, a la playa para retratar a vecinos y turistas de Sanxenxo y luego «a llevarles las fotos a casa». «Era un contacto directo ?coinciden Loli y José Manuel?. Había mucha relación con la gente».
Recuerdan especialmente los bailes de los domingos en Portonovo o los de carnaval, «en los que llegaba mi padre, hacía un destello y ya todos decían, está Olimpio ahí. Todo el mundo quería tener fotos para mandar». Hoy lamentan que ese vínculo ha desaparecido prácticamente en un momento en que el cliente ya selecciona por Internet el profesional que más le conviene para lo que busca. «Antes buscaban a la persona porque sabían cómo trabajaba, hoy se basan más en el precio». Tienen infinidad de anécdotas, pero se acuerdan sobre todo de una boda en la que no aparecieron los novios, alguna vez que se olvidaron de colocar el carrete o alguna boda «que casi no ha dado tiempo a poner en el escaparate, porque se separaron».
A la primera tienda de Sanxenxo (en la plaza de Pontevedra) se unió posteriormente la de O Grove, que ha tenido dos etapas, la última desde los setenta; otro pequeño estudio en Vilalonga, que cerró y, en 1978, abrieron la de la plaza de España de Pontevedra. «Todos pasamos por todas, lo hemos mamado desde siempre», reconoce Fernando.
El patriarca del clan no llegó a trabajar con fotografía digital, una modalidad que los hermanos lamentan que ha echado abajo el negocio en los últimos años. «Hubo un tiempo que había clientes que revelaban rollo por semana. Hoy solo cinco de cada cien clientes sigue revelando», apunta Fernando. «Y nosotros hemos pasado de fotógrafos a informáticos», añade. La especialidad de la casa sigue siendo el reportaje social, ahora enfocado a bodas, «que han pegado un bajón», celebraciones o también retratos de estudio, especialmente de niños. «No veo mucho futuro en esto, sí a la fotografía artística o de reportero, pero no al concepto de tienda», dice José Manuel.
La venta de cámaras también ha bajado, «ya que hoy todos los móviles las llevan buenas». Alfonso es el que más se ha preocupado por conservar las que utilizaba su padre, «algunas casi desde que empezó y la mayoría funcionan».
Nombres
El palo es Olimpio Piñeiro Dosil, ya fallecido y las astillas sus hijos Alfonso, José Manuel, Loli, Fernando y Santi Piñeiro Filgueira
Edades
Alfonso tiene 61 años, José Manuel, 54; Loli 51; Fernando 49 y Santi 45
Profesión
Fernando y José Manuel regentan Foto Olimpio en Pontevedra; Alfonso y Loli la tienda ubicada en Sanxenxo y Santi la de O Grove