El Gobierno japonés prevé un número de víctimas «extremadamente alto» El temblor fue detectado en Alicante tras viajar su onda 8.000 kilómetros

Maribel Izcue / Georg Ismar San Vicente del Raspeig / efe TOKIO / EFE, DPA

PONTEVEDRA

La radiactividad en la planta nuclear de Fukushima supera mil veces los niveles normalesPuede haber desplazado casi diez centímetros el eje de rotación de la Tierra

12 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Un devastador terremoto de magnitud 8,9 en la escala de Richter, seguido de un fuerte tsunami, causó ayer más de mil muertos y desaparecidos en Japón, un país acostumbrado a los temblores, pero que nunca había visto nada semejante. El propio Gobierno japonés advirtió de un número «extremadamente alto de víctimas». Además, el riesgo de fuga radiactiva llevó al Gobierno a decretar por primera vez en las historia del país el estado de alarma nuclear.

Al cierre de esta edición, las cifras oficiales eran de al menos un millar de fallecidos, aunque la cifra definitiva tardará varios días en concretarse. Es el terremoto más fuerte sufrido en la historia de Japón, por encima del de 7,2 que sacudió Kobe en 1992 y que causó 6.400 víctimas, y el cuarto terremoto de mayor magnitud de la historia.

Potentes réplicas

El seísmo, seguido de más de 60 réplicas, algunas muy potentes, de hasta una magnitud de 7,9, paralizó el transporte en gran parte del país, suspendió el servicio de tren bala y cerró los dos aeropuertos de la capital, dejando a 23.000 pasajeros bloqueados.

Tokio, la mayor ciudad del mundo, con más de 30 millones de habitantes en toda su área metropolitana, tembló con fuerza a las 14.46 hora local (5.46 GMT) por un seísmo que se produjo en el océano Pacífico, a 20 kilómetros de profundidad y a 130 de la costa. Muchos edificios se tambalearon y la gente salió a las calles asustada, mientras miles de personas se vieron obligadas a pasar la noche en refugios o en sus oficinas debido a que no funcionaba el transporte.

Sendai, a unos 350 kilómetros de Tokio y con un millón de habitantes, fue la ciudad más golpeada por su cercanía con el epicentro. Allí, las autoridades emprendieron la búsqueda de numerosos desaparecidos, entre ellos los pasajeros de un barco que transportaba a 81 viajeros, que fueron rescatados sanos y salvos horas después. Olas de hasta 10 metros penetraron cinco kilómetros tierra adentro.

También se trataba de localizar el paradero de un tren que viajaba entre Sendai e Ishinomaki, con un número indeterminado de pasajeros. Otro tren también se encuentra desaparecido, aunque no se precisó si es de pasajeros o de mercancías. En una de las provincias colindantes, Iwate, cerca de 300 edificios se vieron arrastrados por las aguas.

Además, un gigantesco incendio se declaró en una refinería de la ciudad de Iichihara, en la región de la capital, y al menos otro centenar de incendios se desencadenaron en diferentes zonas del país.

Cuando el jefe de Gobierno japonés, Naoto Kan, decretó seis horas después del devastador terremoto la alarma nuclear, quedó en claro cuán grave es la situación. Las 11 centrales nucleares no fueron destruidas por el terremoto y fueron desactivadas por prevención, pero las noticias sobre un incendio en la planta nuclear de Onagawa y la avería del sistema de refrigeración del reactor nuclear de Fukushima desataron la intranquilidad. Según la agencia Kyodo, el nivel de radiactividad en la zona es mil veces superior al normal.

Emergencia

El reactor nuclear continuaba anoche con altas temperaturas, aún después de haber sido desactivado. Y sin energía eléctrica no funcionan los sistemas de seguridad, por lo que miles de habitantes de Fukushima fueron evacuados ante el temor a un accidente nuclear, a la vez que se envió personal militar para atender la emergencia. PEl ministro de Industria informó de que se había producido «una pequeña fuga». Al cierre de esta edición, el primer ministro japonés, Kan Naoto, amplió a diez kilómetros a la redonda la zona de evacuación en torno a la planta.

Sven Dokter, portavoz de la Sociedad para la Seguridad de Reactores de Colonia (Alemania), advirtió que «en el peor de los casos se produciría una fusión del núcleo». Las barras de combustible alcanzan tanta temperatura que pueden entrar en fusión, con una reacción en cadena descontrolada, dañar la protección del reactor y provocar una fuga de radiactividad.

El Gobierno del primer ministro japonés, Naoto Kan, hizo un llamamiento a la calma y desplegó 8.000 militares en las zonas afectadas. El Ministerio de Defensa informó de que se ha creado una fuerza conjunta con los militares de EE.UU. desplegados -unos 48.000 en cien bases en todo el país- para afrontar las labores de rescate. Estados Unidos envió ya, entre otras cosas, un portaviones para apoyar las medidas de ayuda e inició el desplazamiento de algunos de sus barcos militares desplegados en el Pacífico.

Millones de toneladas de TNT

La energía liberada por el terremoto fue equivalente a 200 millones de toneladas de TNT, lo que lo convierte en uno de los más destructivos de la historia.

La estación sísmica de la Universidad de Alicante en el parque natural de la Font Roja detectó el terremoto de magnitud 8,9 dieciséis minutos después de la sacudida, el tiempo que tardó la onda en recorrer los 8.000 kilómetros de distancia. El director de la Unidad de Registros Sísmicos de la Universidad, José Juan Giner, explicó que los 16 minutos de retraso en la detección de la sacudida es «el tiempo que la onda ha tardado en viajar por el interior de la tierra», es decir, que se desplazó a una velocidad de 500 kilómetros por minuto. «Este instrumental permite confirmar una vez más que cuando hay una ruptura de esta magnitud, se mueve toda la Tierra», aseveró.

El devastador terremoto puede haber desplazado casi 10 centímetros el eje de rotación de la Tierra, según un estudio preliminar del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología de Italia (INGV). El INGV, explicó en una nota que el impacto del seísmo de Japón sobre el eje de la Tierra puede ser el segundo mayor del que se tiene constancia. «El impacto de este suceso sobre el eje de rotación ha sido mucho mayor que el del gran terremoto de Sumatra del 2004 y probablemente es el segundo mayor, solo por detrás del terremoto de Chile de 1960».

Japón se halla en el llamado cinturón de fuego del Pacífico, una zona de actividad volcánica sobre placas de la corteza terrestre que se hunden a gran velocidad geológica (varios centímetros por año) en otras placas, un fenómeno que acumula enormes tensiones que deben liberarse en forma de seísmos. Tokio está situada en uno de los puntos más peligrosos de ese cinturón, sobre la intersección de tres placas (la euroasiática, la del Pacífico y la del mar de Filipinas).

El presidente del Colegio Oficial de Geólogos, Luis Suárez, advirtió que podrían producirse réplicas del terremoto durante un año, pero que este hecho debe ser considerado bueno, porque supone que la energía subterránea se está liberando de forma controlada. Este es el cuarto terremoto de mayor magnitud de la historia.