Regístrate gratis y recibe en tu correo las principales noticias del día

Lluvia de billetes sobre Amil

Lars Christian Casares Berg
Christian Casares PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

El mal tiempo no pudo con el fervor por la cita con los MIlagros

12 sep 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Cielo encapotado sobre el santuario de los Milagros de Amil. Pero las precipitaciones no pueden con esta cita que mueve cada año a miles de peregrinos al Santuario de la Virgen de los Milagros para cumplir las promesas realizadas a lo largo del año. Lluvia de billetes también sobre el manto de la imagen. Un ropaje de papel moneda que ha hecho del acontecimiento religioso de Moraña una estampa famosa por su opulencia.

Un impermeable permitió que las gotas no tocasen el traje en la procesión. Se temió que no saliese la Virgen, pero quienes acudieron a la cita por fervor religioso o simplemente para disfrutar del peregrinaje y la romería la vieron salir finalmente. Es difícil establecer las cifras concretas de asistencia. El dispositivo de seguridad en torno a la celebración, ya desplegado desde las cinco y media de la mañana, rebajaron la asistencia sobre años anteriores, aunque sin dar datos concretos. Hasta cincuenta mil personas se han contabilizado en otras ocasiones desde ámbitos religiosos.

Desde la madrugada del domingo la llegada de devotos al santuario fue constante. Y la mayor afluencia se registró para asistir a la misa de la una. Así que las carreteras de la comarca se llenaron de cientos de personas que hacían el camino a pie para poder estar a la hora indicada. El trasnporte colectivo en autobuses o en vehículos particulares ocasionó alguna retención, pero sin mayores incidencias.

La romería se inició a las seis de la mañana con la primera misa rezada. Después, una cada hora hasta la una de la tarde, hora de la misa solemne. Bajo el cielo plomizo salió la procesión por el campo del santuario. Sobre la Virgen, los billetes. Y sobre estos, un impermeable. El manto forrado es fruto de las donaciones de los asistentes, que dentro del santuario acostumbran a pasar pañuelos, estampas y prendas de vestir por la imagen para lograr la protección de la Virgen.

La aglomeración pasó factura en forma de lipotimias y algún desmayo. Los miembros de Protección Civil de Moraña están ya acostumbrados a establecer el operativo que permita atender estos desfallecimientos. La lluvia evitó que fuesen tan numerosos como cuando el sol castiga el campo que rodea al santuario e ilumina el manto de papel moneda de la Virgen de los Milagros.

Cuenta el párroco que allá por 1782 un arriero se encomendó a la Virgen para poder encontrar agua cerca de su casa. El agua fluyó y el hecho se interpretó como algo milagroso. Muchos años han pasado desde entonces. El santuario de la Virgen permanece. Se sigue erigiendo en lo alto de la colina, y en torno a él, han ido surgiendo también nuevas costumbres. Puesto de pulpo y churrasco, además de rosquillas, pan y otras viandas dan la bienvenida a los peregrinos. La fiesta religiosa suma una romería gastronómica y decenas de negocios a la busca del peregrino.