Pontevedra en la séptima planta

Elena Larriba García
Elena larriba PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Familiares y amigos de Rajoy celebraron con él la victoria en Génova

22 nov 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Entre las miles de personas que el domingo por la noche celebraron la victoria del Partido Popular ante la sede de Génova había muchos pontevedreses afines, residentes en Madrid, que no quisieron perderse la fiesta electoral que se montó en la calle. Pero dentro del edificio solo unos pocos elegidos, familiares y amigos, pudieron acompañar y compartir con Mariano Rajoy más de cerca su apoteósico triunfo en una noche para todos ellos inolvidable.

En la planta séptima, donde tiene su despacho el presidente de los populares y ahora también de todos los españoles, estaban -además de su esposa, Elvira Fernández-, sus hermanos y cuñados: Mercedes y su marido, el eurodiputado Francisco Millán Mon, así como Luis y Enrique, con sus mujeres, Asun y Marta. También estuvo arropado por la madre y los hermanos de Viri, Ana y Manuel, con sus respectivos cónyuges.

Entre los más intímos amigos de Rajoy, llegados desde Pontevedra, Pilar Rojo y Alfredo Díaz Grande y Susana Ameijeiras y Elías Mareque. Estas dos parejas no era la primera vez que compartían una noche electoral en Génova con Mariano. En las tres ocasiones en que fue candidato a la presidencia del Gobierno estuvieron a su lado apoyándolo. Y a la tercera fue la vencida.

Más invitados

Otros pontevedreses de su circulo de amigos, como Rafael Pérez-Santamarina, director gerente del Hospital La Paz de Madrid; Alicia Portas, directora de gestión del mismo centro, y su marido Jorge Varela; Carlos García Riestra, profesor de la Universidad de Santiago, y su esposa Cristina Adad, o el arquitecto y pintor, Ernesto Muntaner Pedrosa, y su mujer Sol Ariza, también pudieron disfrutar de la victoria de Rajoy en la sede nacional del PP. Y, por su puesto, Tomás Iribarren, uno de los pocos que acompañaron a Rajoy al debate televisivo que mantuvo con Rubalcaba y antes con Zapatero en las generales del 2008.

En cada planta de Génova había invitados y la séptima era la más restringida. Una sala con pantallas para seguir los resultados, un cátering para entretener la espera y, a pocos metros, Mariano Rajoy encerrado en su despacho y saliendo de vez en cuando para compartir algunos momentos con sus allegados.