Docentes y antiguos compañeros recuerdan su etapa en el Sánchez Cantón
27 nov 2011 . Actualizado a las 06:00 h.«Yo estudié primero en un colegio privado, el de los jesuitas en León, y luego ya en Pontevedra en un colegio público, el instituto Sánchez Cantón. Y en ambos estuve a gusto». En confianza, Mariano Rajoy Brey no ahonda excesivamente en su libro de memorias en recuerdos o anécdotas de esta etapa estudiantil en la ciudad del Lérez, pero amigos que conserva de esa época y profesores que aún están en activo no han olvidado después de cuarenta años el paso del futuro presidente del Gobierno por el centro pontevedrés.
De hecho, el instituto firma una de las felicitaciones que esta semana ha recibido Rajoy por su éxito electoral. En el Sánchez Cantón, donde destacan «el orgullo» que supone que uno de sus estudiantes vaya a dirigir el país, su expediente se guarda bajo llave en una caja fuerte por cuestiones de confidencialidad. Pero no crean que las actas guardan secretos que comprometerían al político popular. Todo lo contrario.
El alumno Mariano Rajoy era un estudiante «brillante», como recuerda uno de sus docentes. «De esos que te quedan grabados». De sobresalientes y matrículas. Solo podría buscársele un talón de Aquiles, el griego, pero sin que llegase a percibirse en su espléndida media.
Rajoy estuvo dos años en el instituto antes de ir a Santiago a cursar Derecho en la Universidad. Llegó a la ciudad, a donde habían destinado a su padre, en el curso 70-71 -en las viviendas del Palacio de Justicia fue vecino de Cándido Conde-Pumpido, según algunas fuentes- para hacer sexto de Bachillerato, y en el 71-72 fue de la primera promoción del COU.
El Sánchez era el único centro masculino que ofrecía el Bachillerato de Letras en aquel momento. Durante esos años compartió aula, entre otros, con personas que hoy siguen muy próximas a él, como el eurodiputado Francisco Millán Mon, que es su cuñado; Tomás Iribarren o Ramón Artime Cot. Y entre sus profesores estaba en Literatura Filgueira Valverde, quien, como subraya otro de los antiguos alumnos de su clase, el exalcalde de Caldas, José María Tobío, «siempre nos decía que aquella era la segunda mejor clase que había tenido en su trayectoria».
Recuerda a Rajoy, con el que también coincidió en la Universidad, como «muy chapón». «Era muy simpático, pero también muy tímido, estaba estudiando continuamente; en la carrera ya empezó a preparar la oposición a registrador», añade Tobío, que no es capaz de confirmar una de las leyendas que circula por el centro, relacionada con el profesor de Religión, el padre Rejuan. Al parecer, este puso un examen sobre una encíclica, y fue tan exacta la prueba entregada por Rajoy que el sacerdote pensó que había copiado. Así que tuvo que demostrar oralmente lo que había escrito, «y puso hasta los puntos y las comas». Sus propios compañeros de clase daban fe a sus profesores de que el alumno Rajoy «era así de exacto».
Futuro como jurista
Entre el notable «cuerpo de catedráticos» que el popular se encontró en el Sánchez figuraba Adolfo Llovo, de Historia del Arte. Él fue quien llevó a la aventajada clase en una excursión por el norte de España hasta San Sebastián para ver monumentos, «un momento que él siempre ha recordado con afecto». Curiosamente, años más tarde, en el 2003, el ya ministro Mariano Rajoy condecoró en un acto en su hogar al catedrático con la Medalla de Alfonso X el Sabio en reconocimiento a sus méritos. Eso sí, ningún docente ni compañero hubiese apostado entonces por su futuro político, sino más bien el jurídico.
El instituto ha enviado una felicitación al futuro presidente del Gobierno
Filgueira decía que la clase era la «segunda» mejor que había tenido en su carrera