La facultad tiene pendiente su ampliación con un centro asistencial
26 feb 2012 . Actualizado a las 07:00 h.Estudiar Fisioterapia es un valor seguro. O lo era hasta hace tres años. Según datos del 2009, la tasa de inserción laboral tras cursar estos estudios en el campus de Pontevedra es del 93 %. El 74 % de los titulados trabajan por cuenta ajena y un 25 % lo hacen por cuenta propia. Con diferencia, los centros privados son los que más demandan a estos profesionales.
La facultad tiene 224 alumnos. El edificio, que fue diseñado por el arquitecto José Ramón Rúa Rodríguez, data del 2000. Según el decanato, el 72 % de los egresados ven cumplidas sus expectativas laborales en el mismo grado o mayor que las que tenían al comenzar sus estudios.
La Universidade de Vigo tiene en proyecto la ampliación de la facultad, pero de momento no hay un plazo previsto y la actuación dependerá de la financiación, muy mermada por la crisis económica. El decano, Manuel Gutiérrez, indica que aunque el centro cuenta con unas «muy buenas instalaciones» esa obra de ampliación posibilitaría disponer de «un centro de carácter asistencial e investigador que nos permita avanzar y realizar transferencia a la sociedad».
En cuanto a la parte académica, otro reto es el desarrollo de los estudios de máster y doctorado. No obstante, el decano destaca que «lo más importante es el alumnado» y alude a que, según la última encuesta de la Axencia para a Calidade do Sistema Universitario de Galicia, los graduados en Fisioterapia se muestran satisfechos con la formación recibida y son bien valorados a nivel empresarial.
La facultad tiene convenios con 11 centros, además del existente con el Sergas, para la realización del Prácticum Clínico. También cuenta con acuerdos con Italia, República Checa, Letonia y Dinamarca para acoger alumnos Erasmus, y mantiene convenios con 6 universidades españolas. Además, hay acuerdos puntuales con universidades iberoamericanas. Este curso estudian dos alumnas mexicanas y una brasileña.
¿Y qué piensan los alumnos? La Voz reunió en la facultad a un grupo de estudiantes. Varios acabaron «de rebote» en Fisioterapia porque era su segunda opción. Es el caso de Nerea Castro, Romina González e Irimia Mollinedo. Las tres querían estudiar Medicina pero no les dio la nota. Hoy están satisfechas con la formación que está recibiendo, aunque alguna no descarta ampliar su currículo más adelante. «Yo sigo con mi idea de hacer Medicina, aún no me veo ejerciendo como fisioterapeuta, pero me tendré que ver. De todas formas, estoy contenta y la carrera es mejor de lo que me esperaba», dice Romina.
Alba Otero dudaba entre cursar idiomas o Fisioterapia, pensando en las salidas: «Tenía una idea distinta del mundo sanitario. Ahora no descarto dedicarme a esto. Esta es una carrera en la que una vez que acabas no te puedes olvidar, necesita mucha formación». Para Alba la mayor pega de Fisioterapia es que, desde que se implantó el grado, solo hay prácticas en cuarto.
Coinciden en que es una titulación «asequible», pero en la que hay que trabajar y que tiene una nota de acceso «bastante alta». Otra reflexión es su ámbito. «La gente piensa que solo hacemos masajes, pero eso se da por encima en dos meses, los conocimientos son muchos más, rehabilitación, prevención de lesiones...», aclara Romina.
«Al acabar me gustaría seguir formándose en este ámbito porque tiene muchas salidas»
Irimia Mollinedo
«Fisioterapia era mi segunda opción tras Medicina. Estoy contenta y me gusta más de lo esperado»
Romina González
«En cuanto a instalaciones tenemos de todo, buenas camillas y aparatos»
Nerea Castro