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Aveiro, tras los pasos de Pontevedra

Serxio Barral Álvarez
Serxio Barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

CAPOTILLO

12 oct 2012 . Actualizado a las 06:54 h.

«Buscamos reducir la entrada de vehículos en el centro, y este es un buen ejemplo»

Carlos Silva Santos

Esta es una historia en la que participan dos ciudades separadas por apenas 240 kilómetros. Una, Pontevedra, en Galicia, España. La otra, Aveiro, en Portugal. A priori, presentan muchas similitudes. Ambas localidades tienen alrededor de 83.000 habitantes. El rural de Pontevedra tiene quince parroquias y Aveiro cuenta con 14 feligresías. Las dos ciudades tienen ría y han llevado a cabo en los últimos tiempos programas para sanear el cauce de sus ríos. Y, por si fuera poco, ambas tienen en su territorio sendas fábricas de celulosa.

Pontevedra inició hace más de una década el camino de la peatonalización y la reforma urbana. Aveiro, quiere desarrollar ahora un proyecto similar y qué mejor espejo podía encontrar que su «doble» gallega. Con el fin de seguir los pasos de Pontevedra, desde ayer visita la ciudad del Lérez una delegación formada por 25 personas, entre las que se cuentan varios técnicos, el vicepresidente de la Cámara Municipal, Carlos Silva Santos, y los presidentes de las catorce feligresías que componen el municipio.

Como suele ser habitual, el Concello de Pontevedra recibió con gusto a los visitantes. Y es que nunca falta disposición del gobierno local a la hora de exhibir el cambio urbano que ha llevado a la ciudad de Pontevedra a recibir diversos premios de carácter nacional. Así pues, el Concello preparó un completo programa para «ilustrar» a los vecinos portugueses: reunión de hora y media con técnicos pontevedreses; recepción oficial en el Concello; paseo a pie por el peatonalizado centro histórico; recorrido en microbús por diversas vías tratadas e incluidas en la zona 30...

El plan se tuvo que acelerar por una cuestión de organización. Los portugueses quedaron en llegar a Pontevedra a las once de la mañana y así lo hicieron, pero siguiendo el horario luso. Es decir, a las doce del mediodía en España.

Hubo que recortar la charla técnica, apurar la recepción en el Concello, acelerar la rueda de prensa de los políticos y darle un poco de agilidad a la visita al CITA, al Campillo y a otros puntos de la zona monumental. Porque el Concello agasajaba a sus visitantes con una comida en un local de la plaza da Leña, donde impera el horario español y ya se sabe que la comida no puede esperar.

Los portugueses volverán hoy a Aveiro con la lección de la peatonalización bien aprendida.