Este año se celebra el centenario del fallecimiento del arquitecto
21 feb 2013 . Actualizado a las 07:00 h.El 21 de febrero de 1883, hace hoy 130 años, la corporación provincial aprobaba el proyecto del palacio de la Diputación firmado por Domingo y Alejandro Rodríguez-Sesmero. Fue la segunda versión que los arquitectos, padre e hijo, realizaron para la sede provincial, porque como cuenta el bisnieto de este último, el catedrático Francisco José Portela Sandoval, el primero, que ofrecieron de modo gratuito, fue desestimado a informe del arquitecto santiagués Faustino Domínguez Coumes-Gay, en favor del que había presentado Justino Flórez.
«Sin que se conozcan los motivos -decía en un artículo publicado en la revista Madrygal Portela- a finales de ese año se solicitó de los Rodríguez Sesmero que reformaran su propuesta a tenor de las indicaciones del arquitecto santiagués..., procurando reducir la columnata y recomendando destacar la parte central del piso superior mediante un amplio balcón». Así es como conocemos el palacio, cuya construcción finalizó en 1890.
Aunque ni muchos menos fue la única, este palacio está considerado la obra cumbre de Alejandro Rodríguez-Sesmero en la ciudad (a ellas hay que sumar entre otras la Casa Consistorial, el palacete de las Mendoza o el cementerio de San Mauro, además de la traída de aguas y el trazado y alineado de las principales calles). Del arquitecto se cumplirá también el 22 de octubre el centenario de su fallecimiento en Córdoba (Argentina).
Es también la obra preferida de su bisnieto, catedrático de Historia del Arte en la Complutense. «El Ayuntamiento es más recogido, más francés, pero la Diputación es el edificio que más me gusta», apunta, mientras señala que cree que el proyecto es obra de Alejandro, pero que tuvo que firmarlo con su padre por cuestiones administrativas, «ya que el padre sí tenía el título reconocido por la academia». «Sin duda creo que es el arquitecto que modernizó Pontevedra -añade-. Hacer la traída, la Diputación, el Ayuntamiento, el cementerio... Supone poner a la ciudad en vanguardia de las ciudades gallegas. Atender no solo a los edificios de representación, sino necesidades de la población, como el agua, qué más se puede pedir».
El catedrático, que nació en Pontevedra pero se trasladó de niño a Madrid, destaca que la ciudad «siempre le ha tenido muy en cuenta» a Rodríguez-Sesmero, «aunque con algunos errores, como el apellido, que se puso en plural». Francisco Portela reconoce que pasear por la ciudad que diseñó su antepasado «gusta, y eso que yo la aprendí a querer de niño, cuando no sabía que habían sido ellos los arquitectos de esos edificios».