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César Portela, el arquitecto de los mil secretos

carmen garcía de burgos PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

CAPOTILLO

Catorce miniaturas muestran algunas de sus obras más emblemáticas, con sus luces y sus sombras

15 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Qué pueden tener en común una estación de autobuses de Córdoba, un mirador en Venezuela y un cementerio en Fisterra? Aire, espacios libres y juegos de luces. Eso, solo por poner un ejemplo. Son muchas las características que, examinados con cierto rigor técnico, comparten estas instalaciones. Y es que todas tienen un nombre común: César Portela. Fue él quien las diseñó y es por llevar el mismo apellido de familia por lo que este mes estas y otras muchas edificaciones emblemáticas repartidas por todo el planeta reclaman la atención de los pontevedreses.

Entre colegas

El arquitecto pontevedrés es el homenajeado que abre nada menos que un memorial nuevo: el de Alejandro Sesmero, otro colega de profesión que, entre otros logros por los que será recordado, lleva a sus espaldas el sello de haber llevado el agua corriente a la ciudad del Lérez allá por la segunda década del siglo XX, hacia 1913. Y, ni fue este el único trabajo digno de mención de Sesmero, ni son esos tres ejemplos los más conocidos de Portela.

Diferentes materiales

Por eso, Afundación trae a su centro social en Pontevedra una muestra de catorce de los diseños más conocidos del arquitecto pontevedrés. Y, para que quepan precisamente en uno de ellos, vienen en miniatura. Son catorce maquetas elaboradas con diferentes materiales y en diferentes proporciones y colores: desde el azulado entorno del Museo do mar de Galicia, en Vigo, hasta el grisáceo aspecto del cementerio de Fisterra, soportado por una original estructura que lo suspende en el aire. Su color refleja también parte de su pasado, afectado por una disputa política que lo mantuvo vacío desde su inauguración, en 1998, y que volvió a convertirlo en noticia, además de por los múltiples y constantes premios que recibe, por ser hogar de un okupa que se instaló en uno de los catorce cubos integrados por doce nichos cada uno.

Historias secretas

Cada una de las obras de César Portela esconde, así, un millón de historias. Algunas, como las del cementerio, forman ya parte de su currículo, pero la inmensa mayoría seguirán siendo secretas, como la de la Escola de Belas Artes de Pontevedra (1995-1996); el auditorio de Vilalba (1995- 1996); la actuación en las islas de San Simón e San Antonio, en la ría de Vigo (1992-2003); Casa das Palabras, en Vigo (2002- 2003); el Pazo de Congresos de A Coruña (2001- 2004); el de Vigo (2001-2008); el pabellón España en la Expo 92 de Sevilla; el Museo do Mar de Galicia (1992-2002); la torre-mirador El Libertador de Caracas, en Venezuela (2013); y la Casa Romo en Cesantes, en Redondela. Los secretos están a buen recaudo.