El Centro de Investigación Forestal de Lourizán promueve la campaña
07 oct 2015 . Actualizado a las 12:16 h.Por su historia, por su singularidad, por su majestuosidad, por lo que ha supuesto para la supervivencia de la especie y por el esfuerzo de los investigadores que lo hicieron posible, la Metasequoia glyptostroboides del Pazo de Lourizán merece ser declarada Árbol Europeo del año 2016 (European Tree of de Year). Este ejemplar es uno de los candidatos españoles finalistas a este título y el galardón se decidirá por votación popular a través de Facebook para medir el aprecio de la ciudadanía por especies singulares o simbólicas. Se trata de un concurso promovido en varios países por diversas asociaciones medioambientales, que en España gestiona Bosques sin Fronteras, y para votar hay que hacerlo a través del enlace https//www.facebook.com/bosquessinfronteras.
Un fósil viviente
La Matasequoia del arboreto del Centro de Investigación Forestal de Lourizán es una especie consideraba un fósil viviente. Como tal fósil fue identificada en 1941 cuando se creía desaparecida, pero en 1943 se redescubrió un ejemplar vivo en Moudao-Lichuan-Bubei, China. Tras su identificación por Hsen-Hen Hu, fundador de la taxonomía china, un grupo de científicos consiguió distribuir sus semillas entre las principales instituciones botánicas europeas y americanas para garantizar la supervivencia de la especie. Y ello, a pesar de la difícil coyuntura histórica, en plena Segunda Guerra Mundial y posterior reanudación de la contienda entre la China Comunista y la China Nacionalista.
De aquella primera recolección de unos dos kilos de semillas de metasequoia realizada en Moudao en 1947, a Lourizán llegaron once semillas a través del naturalista español Luis Ceballos y Fernández de Córdoba, que las consiguió al parecer vía Nueva York y se las entregó a Fernando Molina, exdirector y gran impulsor del Centro Investigación Forestal. Él fue quien las plantó en 1951 y solo germinó una, según comentó a La Voz, Enrique Martínez Chamorro, actual director del centro, donde aún se conserva el albarán de las semillas.
Familia Botín
Martínez Chamorro cree que la Metasequoia de Lourizán «no solo es un fósil viviente, sino un monumento en todos los sentidos». También «por su bonita historia», símbolo del esfuerzo de unos investigadores que pese a las adversidades del contexto bélico fueron capaces de identificar una especie, garantizar su conservación y distribuir sus semillas. Puede haber otras en Europa, pero se considera que esta es única en España por su antigüedad y tamaño. Existe otro ejemplar en Cantabria, en una finca propiedad de la familia Botín, pero es de 1956 y más pequeño. El de Lourizán mide 35 metros de alto, su diámetro a 1,30 metros es de 83 centímetros y tiene 260 centímetros de circunferencia. La copa es cónica y estrecha y destaca por su esbelto porte y variaciones cromáticas en cada estación. A punto de cumplir 70 años goza de buena salud y no ha necesitado de tratamientos especiales.