La nueva Diputación aboga por potenciar el eje Pontevedra-Vigo al cumplir un año

Lars Christian Casares Berg
ch. casares PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

La coalición da por enterrada la era Louzán y destaca la equidad en el reparto de fondos entre los ayuntamientos

16 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El 17 de julio se cumplirá un año del primer mandato en la Diputación de Pontevedra bajo un gobierno de coalición PSOE-BNG. Ayer, para celebrar la efeméride, alcaldes de toda la provincia, eminentemente socialistas y nacionalistas, acompañaron a la presidenta de la Diputación, Carmela Silva (PSOE), y al vicepresidente, César Mosquera (BNG), en un acto público con el que quisieron poner sobre la mesa los logros que consideran han alcanzado en este primer año.

Tanto Silva como Mosquera dieron por enterrada la era Louzán, con las connotaciones que le atribuyen: caciquismo, clientelismo, falta de rigor en la ejecución del gasto público... En su lugar, el vicepresidente de la institución y la presidenta dibujaron un panorama bien distinto. «Estámolo facendo ben, moi ben», dijo Mosquera, que tomó la palabra en primer lugar. «É a primeira vez que se chega a un goberno dunha Deputación cun programa no que se di que se vai facer, como e cando».

Mosquera, que hizo una defensa a ultranza del fichaje del «talento» en la nueva Diputación, destacando que la «cualificación sae barata», porque ha permitido poner en marcha programas como el del compostaje o el de movilidad, ambos bajo responsabilidad nacionalista. En el caso del compostaje, se ha logrado ya en un año producir el primer abono a partir de basura generada en la provincia y Mosquera apuntó a que el sistema se implantará de forma generalizada a la mayor brevedad posible. También la extensión de los criterios de movilidad y peatonalización en las vías provinciales.

Pero sobre todo, Mosquera incidió en «a nova forma de facer». En esta expresión engloba el nacionalista la fijación de unos criterios en contra de lo que, aseguró, le demandaban muchos alcaldes de su color político o socialistas: una especie de revanchismo inversor tras más de treinta años de gobierno provincial de derechas.

El propio César Mosquera dijo que llegó a temer, una vez en el gobierno, por empañar una labor de oposición que, en su caso, se remonta al año 1991, por aplicar políticas que había criticado a lo largo de las tres últimas décadas.

Sin embargo, eso no se ha dado, abundó Carmela Silva, tras tomarle el relevo en la palabra a Mosquera. El «qué hay de lo mío» se ha desterrado, anunciaron ambos. Y Silva incidió sobremanera en que se busca la equidad y la solidaridad municipal, sobre todo primando a los concellos más pequeños. Aun así, no se renunció, «e a moita honra», según las palabras de la propia presidenta, a cerrar acuerdos estratégicos, vía convenios bilaterales, con las principales ciudades: Pontevedra y Vigo. Sobre este eje, dijo Silva ante los alcaldes de ambas localidades, Miguel Anxo Fernández Lores, y Abel Caballero, respectivamente, debe pivotar no solo el crecimiento de la provincia de Pontevedra, sino también Galicia. Y ello, destacó, sin perder de vista a los pequeños concellos. Según relató, estos reciben una inversión por habitante de cien euros, mientras que las ciudades la perciben de veinte euros por habitante. «Respectamos e aplicamos o principio de horizontalidade fronte ao de superior xerárquico que se impoñía nesta Deputación», comentó Silva sobre la relación de la Diputación con los ayuntamientos de la provincia durante la época de Rafael Louzán al frente de la institución. Destacó también el trabajo en servicios sociales, igualdad, empleo, proyectos europeos...