Experto en países del Este, acaba de recibir un premio de la Asociación Española de Ciencia Política
27 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Fernando Casal Bértoa estudio ciencias políticas no porque aspirase a presentarse a unas elecciones. «Es un concepto totalmente equivocado. Lo que hacemos los politólogos es estudiar los gobiernos, las instituciones y los sistemas electorales, pero no hacemos política», explica este vilagarciano. Reconoce que la suya no es una profesión demasiado valorada en España, lo contrario a lo que sucede en el resto de Europa. «En los países anglosajones la ciencia política es muy importante, muy prestigiosa», sostiene. Quizás por eso se ha pasado la última década recorriendo media Europa estudiando, investigando y cosechando un notable prestigio. Ahora, además de profesor en la Universidad de Nottingham, es uno de los nueve expertos en partidos políticos de la ODIHR, la Oficina para Instituciones Democráticas y Derechos Humanos que depende de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE). Aconseja al Parlamento español sobre financiación de partidos y a Georgina sobre su reforma constitucional, entre otras muchas cosas.
El currículo de este vilagarciano es impresionante. Se licenció cum laude en Derecho por la Universidad de Navarra, pero decidió cambiar de rumbo y se fue a Salamanca a estudiar Ciencias Políticas, donde también se licenció con todos los honores. En su segundo año se fue de Erasmus a Cracovia, donde posteriormente realizó sus estudios en Europa Central y del Este gracias a una beca de Caja Madrid. Su siguiente parada fue el Instituto de Estudios Europeos de Florencia, donde se doctoró. Todavía hizo un posdoctorado, en la Universidad de Leiden, en Holanda. A Nottingham, donde ahora es profesor, llegó hace cuatro años, para hacer un trabajo de investigación sobre la institucionalización del sistema de partidos europeos en 48 democracias.
Pero eso no es todo. Fernando Casal habla polaco de forma fluida, además de inglés, portugués, español e italiano. Y entiende ucraniano y eslovaco. «Tengo conocimientos profundos de las dos partes de Europa», añade. Porque precisamente los países del Este son su especialidad. «Lo que más me gustó de ellos fue su capacidad de lucha, su tenacidad. Además, la fragilidad de sus sistema de partidos era muy interesante», cuenta. Reconoce que la mayoría son democracias débiles, que además de dictaduras han tenido que hacer «una transición triple. España tenía una dictadura, pero capitalista y en los años 60 empezó a abrirse al mundo. Estos países han tenido que hacer una transición triple, política, económica y hacia el sistema capitalista», narra.
Sobre estos países versa uno de sus últimos trabajos, que acaba de recibir el premio de la Asociación Española de Ciencia Política que se entregó la pasada semana en el congreso que esta entidad organizó en Santiago. «Es un trabajo que combina cuatro métodos comparativos diferentes, cuando lo máximo que se utilizan son dos o tres, y cuyo argumento versa sobre qué es lo que hace que el sistema de partidos sea más estable», cuenta. Lo tituló Es casi el dinero, porque entre sus conclusiones destaca que los sistemas más estables son los de los países más ricos y desarrollados, que dotan de fondos públicos a los partidos y que tienen menos formaciones políticas.
Pero no solo escribe sobre la situación en los países del Este, también sobre España. «Tengo tres artículos en The Washington Post», explica. En ellos «predije que no iba a haber Gobierno y que íbamos a ir a nuevas elecciones. Después también predije que nada iba a cambiar. Le recomendé al PSOE que tenía que apoyar al PP, pero no me escucharon», relata. Y analiza la situación española. «Lo que hay es un hastío en la cartelización del sistema de partidos. PP y PSOE forman un cartel donde se han repartido los beneficios del gobierno. Había también sensación de impunidad, porque en España no dimite nadie. En Islandia el gobierno se ha caído porque el padre del primer ministro escribió una carta en apoyo a la libertad de un pederasta». También considera que falta «calidad, los políticos están muy poco preparados. Aquí existe el político de carrera, que es una persona que hace cualquier cosa por mantenerse en el poder y de ahí viene la corrupción». Otra de sus conclusiones es que «la gente estalló gracias a la crisis, que si siguiera habiendo dinero tiraban para adelante». ¿Y qué va a pasar ahora?, le preguntamos. «No lo se, pero yo era partidario de una coalición de verdad, de gobierno. El problema en España es que no estamos acostumbrados a ponernos de acuerdo y que somos el único país de Europa que no ha tenido, desde 1979, ninguna coalición de gobierno. Tenemos que aprender a negociar». Tomen nota. Lo dice un experto.
Se licenció «cum laude» en Derecho en Navarra y en Políticas en Salamanca
Habla polaco, inglés e italiano de forma fluida y entiende ucraniano y eslovaco
«Somos el único país de Europa que no ha tenido una coalición de gobierno», lamenta