Piratas, mitos y misterios envuelven el folclore de un enclave de gran importancia natural
19 ene 2019 . Actualizado a las 20:04 h.La isla de Ons, una de las joyas naturales y culturales indiscutible de Galicia, es terreno bastante virgen para las películas. El enclave buenense ha aparecido en infinidad de documentales, noticias de televisión y programas de la pequeña pantalla. Sin embargo, la producción que el compostelano Alfonso Zarauza va a realizar en la isla en marzo se convertirá en la primera ocasión en que el cine se fijará en Ons como principal protagonista y escenario de una película de ficción. Así lo explica la presidenta de la asociación de vecinos Illa de Ons, María Jesús Otero Acuña, que añade que algunos vecinos participaron en el rodaje de Botón de Ancla (1961), pero de forma secundaria de un argumento que se desarrollaba sobre todo en Marín y Pontevedra.
Los isleños están relativamente acostumbrados a verse en la televisión o en capítulos de series y en cortometrajes -como el grabado por Centolo Films en el 2006-. Sin embargo, una película de duración estándar, que se proyectará en salas de cine, que aspira a entrar en la programación de un festival internacional y con el argumento y escenarios en la propia isla es algo nuevo. Y no será precisamente porque Ons no tenga razones más que suficientes para dejarse querer por las cámaras. Su pasado, sus leyendas y sus habitantes son por sí solos una película que podría colarse en los Goya.
Si nos paramos en la historia de la isla, daría para muchos libros. Está atestiguada la existencia de petroglifos, a modo de círculos concéntricos elaborados en la piedra. Se han hallado en el interior del enclave, en Chan da Pólvora. Esto avala la presencia humana en la Edad del Bronce. Y la existencia de un topónimo como Castelo dos Mouros ya lo dice todo. Es uno de los dos castros de la isla, en este caso romanizado, aunque pendiente de un estudio científico más detallado.
Los romanos no fueron ajenos a Ons. El Imperio echó mano de los recursos naturales de la provincia de Gallaecia y en la isla se ha documentado una factoría de salazón romana. No es de extrañar, porque las Rías Baixas sirvieron como una de las despensas de los romanos con la exportación de miles de toneladas de pescado en salazón y de la propia sal que se producía en salinas en distintos lugares de la costa como en la cercana Noalla. Solo a escasos kilómetros de Ons se encuentra A Lanzada y allí los arqueólogos han encontrado restos de piletas y una factoría que data de tiempos incluso anteriores a los romanos, con indicios incluso de tratos comerciales con los fenicios, que recalarían en la costa gallega en su búsqueda de estaño y pescado.
Un tsunami medieval
A poca distancia de la isla, en la zona de rocas del intermareal se encuentra otro de los restos históricos más llamativos. Es la Laxe do Crego, una antigua sepultura excavada en roca y que data de la Edad Media. Qué hace allí, mecida por el mar, es uno de los misterios de Ons, si bien el folclore popular lo relaciona con un asentamiento que fue asediado primero por un ataque pirata y después destruido por el mar, en lo que podrían ser los ecos de un tsunami, que pasó a la memoria de las gentes de la comarca como un hito legendario.
Las historias de piratas y sus menciones en los libros parroquiales e informes oficiales durante siglos hasta el XVII darían para rodar una serie entera a lo Piratas del Caribe. El famoso Francis Drake, sir para los ingleses y bandido para los españoles, surcó las aguas de la ría en 1585 y pasó un tiempo acuartelado en Sanxenxo, que arrasó. Al norte de Ons, por ejemplo, se hundió un barco argelino en 1634. Venían a saquear y buscar esclavos y acabaron naufragando. Esta historia se conoce porque hubo supervivientes que al llegar a tierra fueron apresados y vendidos como esclavos, según las crónicas de la época. Las islas fueron ruta de paso del ataque de dos barcos piratas que atacaron Marín en 1610 y pasaron un tiempo en Ons hasta desaparecer en el mar.
Enfrentamientos armados
Las batallas navales, a lo Master and Commander, también podrían inspirarse en Ons. En 1799 hubo un enfrentamiento armado entre un buque británico, el Revenge, y un corsario español, el Brilliant. La cosa fue rápida. La batalla duró tres cuartos de hora, según narró el periódico británico Leeds Intelligencer. El barco español «voló por los aires y pereció toda su tripulación, excepto ocho tripulantes». Aún no se han localizado los restos de este buque.
En cuanto a los naufragios, la lista sería innumerable. Ons ha sido testigo de grandes tragedias, tanto en épocas remotas, como en tiempos recientes, especialmente entre la parte sur de la isla y Onza. Noviembre es el mes donde se contabilizan más pérdidas en vidas en el mar. Uno de los más graves del siglo XX -y hubo muchos- fue el choque del Campos con el Nuevo Camposina el 17 de noviembre de 1942. Hubo 22 muertos y desaparecidos. El 10 de noviembre de 1950 se hundió el pesquero María Luisa, con 16 muertos. Por último, el 16 de noviembre de 1959, el Santiago Cerviño, pesquero de Marín, se fue a pique. Hubo 12 fallecidos.