
El edificio se levantó hace más de 200 años y alojó un ultramarinos a fines del siglo XX
10 dic 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Una inmobiliaria de Marín tiene en su cartera de ventas la casa más antigua de la localidad, un edificio de más de doscientos años de edad, por 250.000 euros. Se encuentra en la esquina de la Praza do Reloxio y la bajada a la Veiguiña, justo en frente del Priorato. Puede que haya alguna otra propiedad civil más antigua, pero la inscripción que luce la fachada de este inmueble no tiene rival conocido en la villa.
Aunque borrosa por la erosión, la placa de piedra marca una fecha de los últimos años del siglo XVIII: 1790 y pico -en el estado actual del inmueble no se ve con claridad la última cifra-. Es decir, cuando los obreros colocaban la primera piedra de este inmueble en España reinaba Carlos IV y Napoleón Bonaparte era una estrella ascendente con sus victorias para las armas francesas en Italia.
Cesáreo Boubeta, de Portela la firma que comercializa este local -www.portelainmobiliaria.com-, explica que, por su antigüedad y su ubicación en el área de protección del templo antiguo, está catalogada por el Concello y Patrimonio. Es una construcción de dos plantas, bajo y primer piso, con 320 metros cuadrados útiles totales, a 160 por nivel.
El bajo es un espacio bastante diáfano, ya que fue utilizado como tienda de ultramarinos durante gran parte del siglo XX. De hecho muchos marinenses todavía la recuerdan abierta. En la primera planta, se reparten cinco habitaciones y un baño. Todas las paredes de esta casa son de piedra, mientras que los pisos y paredes del interior son de madera. Su fachada también tiene algunos elementos decorativos de influencia de arte barroco.
El edificio lleva años vacío, por lo que su estado de conservación ofrece un aspecto bastante deteriorado y su nuevo propietario tendrá que hacer obras de rehabilitación tanto de las plantas como de su cubierta.
Hasta los años 90 del siglo pasado, esta era la segunda casa más antigua reconocida en el casco urbano. El título lo tenía una vivienda en la rúa do Forno, que antecedía al de la Praza do Reloxio en varias décadas. En su momento fue la sede del Ayuntamiento y un inmueble contiguo sirvió de prisión. Sin embargo, estas construcciones, arruinadas en su última época, cayeron bajo la piqueta para la construcción de un bloque de viviendas.
La casa de la Praza do Reloxio es, junto con la iglesia vieja, el último testimonio de un conjunto monumental que presidió el núcleo central de Marín, con el pazo del Priorato, que ya no existe.