Reinventarse después de un cierre

Nieves D. Amil
NIeves D. Amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Ramón Leiro

Dos extrabajadoras del desaparecido Pórtico aprovecharon sus conocimientos para sacar adelante la tienda de decoración Muguet en el mismo local donde estaba la de la compañía viguesa

22 ene 2020 . Actualizado a las 20:21 h.

El duro golpe laboral se convirtió en una oportunidad para María José Vilanova. Cuando hace unos años Pórtico culminó la sangría de despidos con el cierre definitivo de la empresa, muchos de sus empleados se quedaron en la calle. El 15 de marzo del 2015, la compañía viguesa cerró después de cuatro meses liquidando existencias y mucho más tiempo quitando horas de sueño a sus empleados. La plantilla fue mermando hasta quedar ya muy pocos. Esa despedida dejó en la calle a María José después de trabajar casi desde el inicio de la empresa como directora del departamento de Diseño. Conocía todas las tiendas a la perfección, así que encajó el golpe de la mejor manera, reinventándose. Y ese futuro estaba en Pontevedra. La tienda que tenía Pórtico en los Soportales pasó a sus manos mutando en una tienda de decoración con las mismas secciones, pero con distintos productos. Le llamaron Muguet, que es un tipo de flor que en Francia es sinónimo de felicidad, regalarla el 1 de mayo es compartir esa felicidad. Y guiadas por eso, pero sobre todo, por el conocimiento, nació Muguet. «La ilusión de reponerse y de no salir del mercado es importante, esa experiencia que teníamos nos valió enormemente», comenta Vilanova, que además mata el gusanillo de la creación haciendo proyectos de decoración a particulares.

Esa cercanía con el cliente, los consejos sobre las compras y las aportaciones de un profesional hacen que esta nueva aventura valga la pena. «Somos dos socias y un empleado que trabajábamos antes en Pórtico, llevábamos muchos años en la empresa y es un proyecto que nos gustaba. Y es que ellos fueron los últimos en irse la calle. «Empecé con cuando había cuatro tiendas y llegamos a ser más de cien», recuerda María José Vilanova. Pórtico se fue deshaciendo de las tienda al mismo tiempo que de la filial Dayaday, propiedad actualmente de Tous, quienes anunciaron un ERE extintivo para toda la plantilla la pasada semana.

El anunciado final de Dayaday, antigua filial de Pórtico, trajo a la memoria de los ex empleados el calvario vivido en la compañía viguesa hace al más de cinco años. Pero María José Vilanova dejó atrás esa etapa de su vida y se reinventó en un sector que lucha contra las grandes multinacionales como Ikea e Internet. Le gusta y se le ve en el mimo con el que trata al cliente. Solo espera seguir como hasta ahora, abriendo la puerta cada mañana sin sobresaltos.

En Muguet siguen la estela profesional de donde se habían criado, pero «no damos sensación de masificación, nos paramos en el diseño y en el precio, Pórtico era importador y aquí llegan productos seleccionados», explica Vilanova, que escogió a Pontevedra por su buena ubicación y las posibilidades del local. Lo de menos era venir cada día desde Gondomar a Pontevedra. Su pasión por la decoración y el reto de sacar adelante el negocio bien vale la pena. En esa nueva andadura solo pone una pega: las dificultades del comercio local, que amenazan de la misma forma a las tiendas de moda, a las de electrónica o a las de decoración. «Nosotros combatimos esto con la atención personalizada al cliente», comenta. Los tres ex empleados de Pórtico que dan vida a Muguet reconoce que se complementan bien en esta nueva vida. María José era directora de diseño, mientras que su socia estaba en el departamento comercial, mientras Rafa Rúa, que entró en condición de empleado, era escaparatista. «Cerrábamos el círculo», explica Vilanova, que está casi a diario al frente de una tienda que nació con ilusión tras una desilusión.

En junio del 2013, el Juzgado Mercantil número 2 de Pontevedra declaró la entrada en concurso de acreedores de Pórtico y de su filial Dayaday, adquirida después por Tous, con una deuda de 55 millones de euros. Un año después llegó a superar el concurso tras una quita del 50 %. En ese momento la compañía aplazó los pagos con Hacienda y se hizo cargo de la deuda con los trabajadores. Tal y como publicó La Voz de Galicia en marzo del 2015, la empresa llegó a un acuerdo con Gordon Brothers para una ampliación de capital. Pero la situación solo empeoró y en noviembre del 2014, la empresa solicitó en el juzgado la apertura de la fase de liquidación al no poder aplicar su plan de viabilidad.