La singularidad de esta campaña, el predominio de un turismo nacional y familiar y la independencia que garantiza, fomentan este sistema de alojamiento
28 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.En tres días entraremos en el mes de julio que viene a ser el pórtico de una temporada veraniega extraña, reducida, condicionada y singular que nos ha propiciado la pandemia. Hemos palmado la Semana Santa, los puentes de mayo y el mes de junio mientras vivimos en estado de alarma. Hemos superado las etapas pirenaicas del plan de desescalada. Galicia fue vanguardia entre las comunidades autónomas del Estado enfundándose el maillot amarillo tras pasar primera por esa meta. Somos territorio precursor en alcanzar esto que llaman «nueva normalidad» y que me parece que de normalidad poco; más bien es la «forzosa realidad».
Sea lo que sea ya recibimos visitantes de otras zonas del país y a partir de julio aguardamos peregrinos y turistas extranjeros. Mirando de reojo a posibles rebrotes, confiamos en salvar la campaña.
Va ser el verano de las viviendas turísticas en Galicia. Ya lo iba a ser antes de que llegase el bicho. Porque constituían la oferta más emergente en el sector turístico de toda la comunidad con más de 10.000 viviendas registradas que suponen más de 50.000 plazas de alojamiento disponibles. Es decir, una de cada cuatro plazas ofertadas en Galicia corresponde a viviendas de uso turístico que ya tienen presencia en 260 ayuntamientos.
Siendo así las cosas de antemano, esta «nueva/forzosa normalidad» con los condicionantes post covid-19 que arrastra, propiciará que una mayoría de los visitantes que acojamos, se decanten por esta fórmula de alojamiento por las características que oferta, muy acordes con las nuevas demandas de los turistas.
Incremento de las reservas
Este nuevo escenario socioeconómico derivado de la pandemia condiciona el ejercicio turístico. Cambian las tendencias, se buscan destinos seguros, se priorizan alojamientos familiares, huyendo de masificaciones. Se valora la independencia, la privacidad frente a compartir zonas comunes. Se prima la cercanía. Galicia ofrece todas esas características y el segmento de viviendas de uso turístico ya percibe el beneficio de gozar de la preferencia de muchos visitantes lo que se ha traducido en un disparo de las reservas. Se empezaba a notar a finales de mayo. Ha sido una tendencia a lo largo de junio. Y aún se aguarda que en los primeros días de julio se completen vacantes en el calendario porque las propias circunstancias de este año, fomentan reservas (y cancelaciones) de última hora.
La Asociación de Viviendas de Uso Turístico de Galicia (Aviturga) que representa a este segmento, informa que hubo un bum de reservas de pisos y casas desde que Galicia llegó a ser el primer territorio fuera del estado de alarma. Y se intensificó a raíz de que el Gobierno de la Nación levantase las restricciones a la movilidad en el resto del país y anunciase que a partir del próximo miércoles 1 de julio, se abre la frontera al turismo internacional. Aunque el mayor porcentaje de reservas en viviendas de uso turístico gallegas son de procedencia nacional. Responden a un patrón de turismo en familia. Con estancias más largas, concentradas entre la segunda quincena de julio y todo el mes de agosto. A los turistas extranjeros ?salvo los portugueses si restablecemos la normalidad en las fronteras- no se les aguarda en la cuantía que hubiéramos deseado. Queda para 2021.
«Legaliciate»
Dulcinea Aguín, presidenta de Aviturga lo exponía en una reciente webinar que participó con su homólogo de ANVA (la asociación de viviendas de uso turístico de Andalucía que cuenta con una oferta de ¡60.000 inmuebles!).
«Galicia tiene el mejor producto y es el destino ideal: tenemos ciudades, costa, playas, montaña, ríos, un patrimonio cultural impresionante, el Camino de Santiago, y una amplia oferta gastronómica y enológica. Y todo ello se puede disfrutar sin masificación, somos un territorio disperso que permite alojarte con tu familia en una vivienda en la que mantienes tu privacidad con un nivel de confort y seguridad adecuados», decía Dulcinea Aguín en ese reciente encuentro telemático.
La Axencia Galega de Turismo bien sabe que este verano de 2020 las viviendas de uso turístico van a ser el alojamiento estelar, cuando acaba de impulsar una campaña específica que denomina Legaliciate.gal (del mismo modo que la plataforma digital habilitada al efecto). Con el propósito de que terminen de aflorar y se inscriban en el registro oficial. Para ordenar plenamente este tipo de alquileres. Así lo acordaron hace unos días Nava Castro, directora de Turismo de Galicia y la citada Dulcinea Aguín.
Ambas partes son conscientes de aún hay una bolsa de alquileres vacacionales que no están regulados por que los propietarios de esos inmuebles no inscribieron esas viviendas desde que está en vigor la obligatoriedad (mayo de 2017). Lo que constituye una práctica fraudulenta frente a quienes están al día, tutelados por la Xunta de Galicia y por supuesto, en el radar de la Agencia Tributaria.
La necesidad de tener legalizados este tipo de alojamientos es indispensable para que aparezcan en las ofertas que plataformas digitales como Vitgal (la propia de Aviturga y otras tan demandadas como Booking o Airbnb que ya exigen que junto a cada anuncio se especifique el número otorgado en el Registro de V.U.T de la Xunta de Galicia, en este caso.