Fran Jaraba: «Cada uno es muy libre de opinar. Sobre la memoria histórica hay mucha controversia»

Hace escasas semanas, Cascaborra Ediciones reeditó uno de los grandes cómics españoles de los últimos años, División Azul, obra del pontevedrés Fran Jaraba (1957). Y lo hizo con una nueva portada y en formato de tapa dura.

-¿Cómo se sintió?

-Genial, porque el libro era inencontrable desde hace años debido a la desaparición de la editorial valenciana De Ponent. Por suerte, un nuevo sello, de Barcelona esta vez, Cascaborra ediciones, quiso darle una nueva vida a mi novela gráfica.

-Además, llega en un momento en el que hay una cierta polémica, principalmente, a nivel de redes sociales sobre esta unidad. ¿Qué opinión le merece?

-Pues que cada uno es libre de opinar lo que quiera. Sobre la memoria histórica hay mucha controversia. En mi obra no entro en juicios de valor sobre la División Azul. Cuento la historia de Santi, un voluntario de ideología comunista -que él oculta, por supuesto-, que se alista en Santiago para poder llegar a Rusia y cumplir una misión para el Partido. En el camino se produce una evolución ideológica y personal, hasta llegar a un final sorprendente que, según dicen todas las reseñas, cierra perfectamente el relato.

-En este caso, ¿cree que el paso del tiempo le ha sentado bien al cómic?

-Bueno, solo han pasado siete años desde su primera publicación. La narrativa de ambientación histórica no tiene fecha de caducidad, como pueden tenerla otras que se apoyan en temas de actualidad. Yo lo he leído otra vez para revisar la nueva edición y prácticamente no he cambiado nada, señal de que a mí, por lo menos, se me sostiene perfectamente.

-¿Qué fue lo más complicado?

-Nada en especial fue complicado. Hoy en día hay publicaciones de todo tipo sobre ese episodio, tanto en papel como en Internet. Y me atrajo el tema porque hay muy poca narrativa de ficción sobre él, apenas un par de películas y alguna novela. Creo que, a diferencia de Francia, por ejemplo, en España se trabaja muy poco la ficción histórica en cómic, y es precisamente esta editorial de Barcelona la que comenzó a hacer hincapié sobre ella.

-¿Cómo un arquitecto y profesor de dibujo terminó realizando cómics?

-Como arquitecto apenas trabajé un par de año, en mis comienzos. Siempre estuve más volcado en la enseñanza y en la ilustración de libros para editoriales, esto último desde 1981. Lo que pasa es que el cómic siempre ha sido mi medio de expresión favorito como autor, así que a finales de los noventa volví a hacer cómic. Es como un imán para mí.

-Y lo hizo con «Cita en La Habana». Tengo la percepción de que en esta obra, la primera de una trilogía, la isla es una protagonista más de la historia.

-Sí, Cita en La Habana, Campos de Cuba y Tierra libre. Fue mi primera aproximación a la ficción histórica, ambientada esta vez en la Guerra de Independencia de Cuba, entre 1895 y 1898. Tienes razón, es un homenaje en toda regla a Cuba y a los cubanos. Estuve cuatro veces allí. Cuba me apasiona, su cultura, su música, su literatura…

-En todo caso, aunque algunos lo descubrimos con esta novela gráfica, lo cierto es que está considerado como uno de los pioneros del cómic gallego.

-Bueno. En 1979 editamos el fancine Xofre, con Miguelanxo Prado y Xan López Domínguez. Tengo recuerdos muy bonitos de esa época. Éramos unos veinteañeros llenos de ilusión. Quién nos iba a decir que, hoy en día, habría libros que estudian aquellas publicaciones, y hasta hay tesis doctorales muy extensas analizando al detalle aquellas páginas que dibujábamos. Si nos lo hubieran dicho entonces, nos habría dado un ataque de risa.

-¿Qué proyectos tiene en la actualidad?

-Estoy trabajando en otro cómic de ambientación histórica, pero prefiero no contar mucho de momento, aunque sí puedo decir que tiene que ver con Goya. Para mí, el más grande de los pintores de la historia universal. Hablando de pasiones, para mí, esta es otra.

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