Regístrate gratis y recibe en tu correo las principales noticias del día

Esther, de palique por la «tablet» a sus 83 años, y Rosana queda ahora con sus amigos en la Red

Bea Costa
bea costa VILAGARCÍA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Asociación O Castro
0 seconds of 1 minute, 16 secondsVolume 90%
Press shift question mark to access a list of keyboard shortcuts
Próximo
La peluquera más dicharachera en la asociación O Castro
03:21
00:00
01:16
01:16
 
Mónica Irago

La asociación O Castro de Vilanova desarrolla un proyecto dirigido a los mayores y a personas con discapacidad psíquica con el fin de facilitar su comunicación por vía virtual

29 dic 2022 . Actualizado a las 12:33 h.

El proyecto empezó a gestarse antes de la pandemia, pero la crisis del covid-19 lo ha hecho más oportuno que nunca. La asociación O Castro de Baión (Vilanova) lleva años trabajando con las personas mayores y personas con discapacidad psíquica con el propósito de hacerles la vida más fácil, bien sea creando un grupo de lectura, bien tocando con la rondalla o convirtiendo los miércoles por la tarde en una fiesta gracias al programa «Notas musicales para todos», que desarrollan junto a la asociación Con Eles. «A música é un canal marabilloso», apunta Alicia. Tanto es así que cuando Óscar -que es incapaz de comunicarse ni responder a casi ningún estímulo- consiguió seguir el ritmo a golpe de tambor, las lágrimas se desbordaron en el salón de actos de la sede de O Carballo.

La música hace milagros y la tecnología, también. Cómo si no iban a ser capaces Rosana, Encarna y Chema de verse en tiempos de cierres perimetrales fuera del horario de la escuela, como le llaman ellos al centro de educación de Con Eles. La asociación O Castro lo ha hecho posible. Desde hace un par de meses y a razón de una vez por semana los tres amigos se asoman a una ventana virtual para compartir media hora de música, juegos y ejercicios. Con la ayuda de las voluntarias Alicia y Tere -esta última a la guitarra- la víspera de Nochevieja pudieron compartir el «campana sobre campana» y otras canciones.

Es, dicen las responsables del programa, un tiempo de interacción que los chicos agradecen y aprovechan enormemente, y lo constatan también Rosana y su madre, que nos abren las puertas de su casa para asistir en directo a una de estas sesiones. A Rosana Santomé Souto le cuesta hablar, pero nos comprende perfectamente y asiente con la cabeza rotunda cuando le preguntamos si le gustan estas citas virtuales con sus compañeros.

Ella, como sus dos interlocutores, recibieron una tableta digital configurada especialmente para sus necesidades. «Ya tenía ordenador hace años, veía sus películas y hace vídeo llamadas con sus amigos por wasap, pero esta tema de las tablets le encanta», abunda su madre Minda. Esta mujer lleva luchando por el bienestar de su hija desde que nació, hace cuarenta años, y así como se deshace en elogios al referirse al trabajo de Con Eles y de O Castro tampoco oculta su resentimiento por todos los escollos que encontró en el camino a la hora de educar e integrar a su pequeña en la sociedad, especialmente en los primeros años. Rosana empezó yendo al colegio de A Lomba (Vilagarcía) acompañada de su hermano Nando, pero acabó por matricularse en centros de educación especial debido a su alto grado de dependencia.

Entonces no había ayudas y el sueldo que Minda ganaba como peluquera se iba todo para pagar las sesiones con el logopeda. Gracias a estos esfuerzos Rosana aprendió a hablar, a cruzar Vilagarcía sola haciendo el camino de la peluquería a casa y a quedar con sus inseparables amigos Encarna, Vanesa y Hugo -que además de amigo, es novio- en sus tardes dominicales en Cambados. Su historia de madre coraje merece un reportaje aparte, pero, de momento, justo es que quede constancia de su gratitud a personas como Carlos Queiruga, Maite o Nacho en la carrera que mantiene desde hace cuatro décadas por la seguridad y felicidad de su hija.

MONICA IRAGO

Desde la asociación de Baión aportan su grano de arena y, según confiesa el presidente Pepe Sabarís, es una de las grandes satisfacciones que le ha dado su largo periplo en el cargo. «Todo é importante, pero ver a estes rapaces rir é moi emocionante». Alicia hace suyas estas palabras. «É moito máis o que se recibe que o que se dá. É unha pena que a xente non se meta máis neste tipo de iniciativas».

Antonio y Ana son otros de los voluntarios que participan en este programa de integración y solidaridad, aunque en su caso trabajan con las personas de más edad. Para la fase piloto, los elegidos son Carmucha, Josefina y Esther, quienes dos veces por semana se conectan a Internet para verse las caras y conversar un rato.

El principal reto era conseguir que aprendieran a manejarse con esos endemoniados aparatos que le habían visto a sus nietos, y, con más o menos dificultades, están consiguiendo dominarlo. «Vou indo, pero aínda teño moito que aprender», comenta Esther Serantes. A sus 83 años ya no está para coger el coche y acercarse a la asociación como hacía antes, pero, pese a los achaques, no se rinde y quiere seguir conectada con el mundo, aunque sea con una pantalla de por medio. Pertenece a esa generación de mujeres que no tuvo oportunidades y hubo que conformarse con la casa, los hijos y el campo. A Esther le hubiera gustado ser maestra. No pudo ser, pero puede dar muchas lecciones de vida, ahora también a través de la Red.

Seis tabletas digitales para empezar

En los círculos del asociacionismo y el voluntariado, O Castro es una vieja conocida. Lleva más de tres décadas navegando por estas aguas, aunque sea desde dique seco, en la zona más interior del municipio de Vilanova. No solo han conseguido implicar a miles de personas en sus proyectos -cuenta con más de dos mil socios-, también a la Administración y a patrocinadores privados.

Para su proyecto de voluntariado orientado a las personas mayores y con discapacidad intelectual cuentan con el apoyo económico del Concello y del programa social de La Caixa; por su parte, la directora xeral de Xuventude, Participación e Voluntariado, Cristina Pichel, tuvo oportunidad de conocer in situ el trabajo que se desarrolla en la asociación. A nadie le pasa por alto el gran trabajo que realizan en Baión, pero en la asociación no se conforman y aspiran a más.

Necesitan 21.000 euros para llevar a cabo sus proyectos de voluntariado. De momento, solo han podido comprar seis tabletas digitales con sus correspondientes tarjetas de datos, pero quieren disponer de muchas más para que todos los usuarios de Con Eles tengan la posibilidad de conectarse con sus profesores y compañeros y disponer de algo tan esencial como su propio correo electrónico. Y para que los mayores de la parroquia tengan la oportunidad de saberse acompañados a la hora de combatir esa gran enfermedad que no se diagnostica y se llama soledad y para poder realizar los ejercicios de memoria y de coordinación que les prescriben los profesionales, sin necesidad de salir de casa.

En O Castro afirman ser la primera asociación vecinal que se ha atrevido con un reto de esta envergadura y aspiran a convertirse en ejemplo para que colectivos ciudadanos y administración recojan el testigo.

Claro que para ello hace falta disponer de una base social tan sólida como la que tienen ellos, donde hay una veintena de voluntarios que llevan años al pie del cañón, empleando su tiempo libre en ayudar a los demás. La digitalización es el último reto, pero la asociación fue pionera en su compromiso medioambiental, en la colaboración con oenegés y se ha hecho con un plantel artístico en el que caben una rondalla, grupos de baile, pandereteiras y lo que haga falta.