La torre de Cotorredondo, un mirador a dos rías con la puerta siempre cerrada
PONTEVEDRA

Los comuneros no permiten las visitas porque nadie asume su vigilancia
09 sep 2021 . Actualizado a las 20:36 h.La torre de Cotorredondo, encumbrada en uno de los puntos más altos de la península de O Morrazo, es un mirador a dos rías que nadie usa en la actualidad. Varias generaciones de pontevedreses hemos subido escalón a escalón el itinerario que lleva hasta la última plataforma desde la que se vislumbra el fondo de la ría de Vigo y la entrada de la de Pontevedra. Es una vista de esas que a los vecinos de la comarca les gusta que sus invitados de fuera y los turistas en general puedan llevarse como recuerdo en la retina.
Sin embargo, es un recurso turístico del que se puede hablar más en tiempo pasado del verbo que el presente o el futuro. No es que amenace ruina o que haya dejado de existir. La razón es mucho más prosaica. Si alguna visita se desplaza hasta la torre lo máximo que podrán alcanzar sus ojos es a ver los troncos de los pinos a la altura de las escaleras de una puerta que tiene el pestillo echado. La ría que tiene en frente ni se intuye. El bosque tapa la vista.
La torre no tiene quien la abra, porque nadie se hacer cargo de su vigilancia ante los visitantes y los comuneros de Santa Cristina, sus propietarios, no quieren exponerse a que un accidente derive en una reclamación de daños. El presidente de los comuneros, César Blanco, lamentó la falta de implicación de la Consellería de Medio Rural, que usa la última planta como puesto de vigilancia contra incendios, y del Concello de Vilaboa, al que la directiva de la entidad sostiene que han pedido apoyo. Y sin esa supervisión, que le cubra las espaldas a los comuneros, estos no se quieren ver envueltos en un problema potencial.
La estructura de Cotorredondo, de unos 17 o 18 metros de altura, solo se utiliza en la actualidad a cargo del personal de la lucha contra incendios, dependiente de la Administración autonómica. La torre funciona como una excepcional atalaya para divisar cualquier columna de humo que ubique un incendio forestal. Este puesto de control está arriba de todo en la torre y nunca fue de acceso público, por razones obvias.
Sin embargo otros cuatro niveles, cada uno con su puerta y balcón, permiten obtener impresionantes vistas panorámicas sobre la ría de Vigo y los montes de O Morrazo. Al llegar a la última plataforma antaño de acceso general, se puede ver también con total claridad la boca de la ría de Pontevedra, con las islas de Ons y Onza. A los pies de los visitantes se extienden también los bosques de O Morrazo y a lo lejos saluda el pico del monte Gagán, otro mirador poco explotado desde el punto de vista turístico en una comarca llena de balcones -naturales y artificiales- tanto hacia las Rías Baixas como al interior de la provincia.
Complemento de Castiñeiras
César Blanco explica que las cuestiones de seguridad son las que impiden que los comuneros acepten que la torre esté abierta de día. Sin una garantía que proteja a esta entidad de posibles reclamaciones patrimoniales, no se quieren exponer. A entender de Blanco, la apertura de la torre al turismo y su supervisión como tal es una cuestión que excede de las competencias que los comuneros pueden asumir en la actualidad. Sin embargo sí que considera que el mirador es un valor turístico innegable que las Administraciones públicas podían dedicar recursos.
La torre está a escasos minutos monte arriba del área recreativa del lago de Castiñeiras, un espacio que ha recuperado parte de su antiguo esplendor con la autorización de uso de dos asadores en la parte marinense del recinto en determinados días de julio y agosto. En verano, el área recreativa de Castiñeiras se llena. Las excursiones, a pie o en coche, a la torre eran parte integral de estas visitas al enclave montañoso de O Morrazo.
El dirigente comunero no entiende por qué el Concello de Vilaboa no colabora en la gestión de esta estructura dentro del programa turístico del municipio. Blanco indicó que en el borrador de los presupuestos municipales llegó a figurar la posibilidad de una partida para esta actividad, pero que finalmente no llegó a plasmarse en nada concreto.