Illas Atlánticas se blinda contra gatos, ratas y visones para salvar su fauna
PONTEVEDRA
El Parque Nacional actúa contra la proliferación de la hierba de la Pampa, la caña, la uña de gato y la acacia
22 nov 2021 . Actualizado a las 12:19 h.Illas Atlánticas, el único Parque Nacional de Galicia, mantiene activas varias líneas de acción para preservar su biodiversidad y combatir la presencia de especies, tanto de vegetales como de animales, que amenazan los frágiles ecosistemas de las islas de las Rías Baixas. Cíes, Ons, Sálvora y Cortegada son hogar de muchas especies únicas o en peligro de extinción en Galicia y, por lo tanto, su protección es una de las prioridades del Parque Nacional, dependiente de la Consellería de Medio Ambiente. Un animal aparentemente tan inofensivo como un gato o una planta ornamental como la hierba de la Pampa (Cortaderia seollana) pueden causar enormes estragos en la fauna y flora de las islas, hasta incluso empujar a la extinción a algunos de sus emblemas y, por eso, se toman medidas contundentes.
Según un reciente informe estatal sobre el Parque Nacional, uno de los problemas principales es el visón americano (Neovison vison). En Ons y Cíes existen las mayores colonias de cormorán moñudo (Phalancrocorax aristotelis) y de gaviota patiamarilla (Larus michahellis) de la península Ibérica. Los visones tienen un apetito voraz y se mueven sin dificultades por los acantilados y áreas de nidificación de estas aves. Este depredador es un gran nadador y llega a las islas desde la costa, encontrando en ellas un ámbito idóneo: presas fáciles y sin enemigos naturales. La solución adoptada por el Parque Nacional es el trampeo y retirada de los ejemplares que puedan detectarse en los archipiélagos a través de una red de vigilancia específica y que se extiende también a Sálvora. Los resultados de estas campañas suelen ser eficaces.
Por razones similares, aunque llegó con el hombre y su erradicación es mucho más complicada, la rata negra (Rattus rattus) también se ceba con los nidos de las aves del Parque Nacional.
Otro animal, en este caso doméstico, el gato doméstico, es un gran peligro para uno de los reptiles más singulares de Ons: el lagarto ocelado (Timon lepidus). Desde Illas Atlánticas, se hace un seguimiento a la presencia de gatos asilvestrados en el enclave buenense, que se capturan y se llevan a la costa. El lagarto ocelado es el más grande de su género en España y su protección es una prioridad para el Parque Nacional.
Tragsa, por encargo de la Xunta, realiza el censo, seguimiento y captura de los carnívoros invasores. Se le da importancia a la detección temprana de sus presencia con el fototrampeo o la instalación de estaciones de huellas en todas las islas. También se lleva a cabo un estudio del impacto de este problema en la población de anfibios y reptiles y se hace un control y seguimiento de la mortalidad de la gaviota patiamarilla. Los técnicos de Tragsa hacen recorridos por las colonias de cría con objeto de la recogida de ejemplares enfermos o muertos, que permitan determinar la causa de la mortandad.
La flora del Parque Nacional también se ve asediada por especies de rápido crecimiento, sin enemigos naturales y que desplazan a las plantas y árboles autóctonos, alterando el ecosistema, con repercusión también en la fauna. Preocupan especialmente en el ámbito de la vegetación herbácea la expansión de la margarita africana (Arctotheca calendula) y de la caña (Arundo donax), así como de la hierba de la Pampa y de la uña de gato (Carpobrotus edulis). La flora insular es frágil, en algunos casos endémica, y no está preparada para competir por los recursos ante estas invasoras. La única solución es la erradicación de las foráneas y todos los años se hacen acciones en este sentido.
La misma medida se tiene que tomar con árboles como la acacia negra (Acacia melanxylon) y el eucalipto (Eucaliptus globulus), cuya plantación en Illas Atlánticas está prohibida.
La actividad humana está regulada por planes concretos como el PRUX
La isla de Ons es la única del Parque Nacional que está habitada, pero en el verano tanto este enclave como Cíes se convierten en destinos favoritos de miles de turistas y en el caso buenense de vecinos, por lo que, para evitar que este entorno se masifique, se aprobó el Plan Rector de Usos e Xestión (PRUX) en el 2019. Por primera vez se fijó un cupo de visitas para Ons, que se sumó al que ya existía en Cíes.
La Consellería de Medio Ambiente reconoció a los vecinos de Ons su condición excepcional por su vinculación histórica a la isla. Ellos pueden ir en cualquier momento del año. El resto de las visitas se tienen que hacer conforme al cupo en la temporada en que esté activa la central de reservas del Parque Nacional, es decir, Semana Santa y entre el 15 de mayo y el 15 de septiembre. Para el resto del año se tienen que pedir permisos específicos a los órganos rectores de Illas Atlánticas. El cupo en Ons está fijado en las 1.300 personas al día y en Cíes en las 1.800. Para Cortegada y Sálvora el máximo de visitas en temporada alta es de 250 diarias.
Asimismo, cabe recordar que tanto los fondeos como el atraque en las islas se tienen que hacer con autorización del Parque Nacional, con el fin de evitar la saturación con embarcaciones de recreo de la línea costera y evitar daños a los fondos marinos. En tierra, también se han establecido una serie de ámbitos donde está prohibido la presencia humana, especialmente cerca de las colonias nidificantes de cormoranes y gaviotas, especies que se encuentran en declive en los últimos años, y hay zonas vedadas por vegetación especial muy sensible al pisoteo.
Un problema que afecta a los espacios de la Red Natura e incide en sistemas dunares
La expansión de plantas invasoras en los entornos de gran interés ecológico en las Rías Baixas trasciende al Parque Nacional Illas Atlánticas de Galicia. Toda la costa de las Rías Baixas, incluidos sus espacios dunares y las zonas incluidas en la Red Natura 2000 sufren este problema en mayor o menor medida. El ejemplo más paradigmático lo ofrece la imparable presencia de la hierba de la Pampa por lugares tan relevantes como la playa de A Lanzada, entre Sanxenxo y O Grove, donde esta invasora se cuela hasta por debajo de la pasarela de madera peatonal construida por la Xunta para dar seguridad a los peatones en la PO-308. Aquí cada cierto tiempo se llevan a cabo acciones de erradicación de la cortaderia, pero en otros humedales, más pequeños y desprotegidos, como Mollavao, en el fondo de la ría de Pontevedra, la hierba de la Pampa no ha deja lugar para nada más y un manto de penachos blancos, llenos de millones de semillas esperando a que el viento las disperse por todas partes, crece sin coto entre la autovía de Marín y la PO-546.
En A Lanzada, la principal referencia para aves migratorias marinas de Galicia, también es evidente otro problema causado por la proliferación de la uña de gato. Hace tres años se intentó erradicarla con el uso de sustancias químicas, en el ámbito de uno de los islotes, pero el éxito fue relativo, ya que tanto allí como en la playa de Paxariñas, también en Sanxenxo, la planta rebrotó y continúa su conquista de nuevo territorio.