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Vuelve el furor por ir a la movida en autobús: «Isto é tocar o ceo»

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Mónica Irago

Los mayores llegan en autocares desde todos los puntos de las Rías Baixas hasta La Luna y los jóvenes desembarcan en transporte público en Canelas o Chanteclair

08 feb 2022 . Actualizado a las 20:08 h.

Si algo está demostrando la pandemia es que, en cuanto la incidencia del covid baja, sube como la espuma las ganas de gallegos de todas las edades por salir de marcha. Esa circunstancia se evidenció este fin de semana tanto en numerosos pubs como en las grandes salas de fiestas y discotecas. En estas últimas se recupera también el furor por ir a la movida en autocar. De hecho, salas como La Luna (en Cerponzóns, Pontevedra) o Canelas (en Portonovo, Sanxenxo) tuvieron que reestructurar o desdoblar rutas para recoger a todos los fiesteros. Y Chanteclair, en Pontecesures, que se reestrena el sábado día 12 tras el parón por la sexta ola, cree que sus autocares también tendrán una alta demanda. Los buses de la movida se mueven por todas las Rías Baixas y hasta La Luna, por ejemplo, ayer llegaban mayores en autocar desde Santiago, Ribeira, Boiro o Vigo. Con mascarilla pero también con ilusión, quienes desembarcaban de los mismos lo tenían claro: «Isto é tocar o ceo», decía uno de ellos. En todas las salas consultadas, el bus cuesta cinco euros (ida y vuelta) y en algún caso ya incluye la entrada a la discoteca.

Por muchas circunstancias, como el hecho de que a algunos mayores no les gusta conducir de noche y se sienten más seguros yendo en autocar, la discoteca La Luna, templo de la movida de la mediana y la tercera edad, es el lugar idóneo para comprobar cómo vuelve a subir la fiebre de los autocares hacia la movida. Ayer, sobre las cinco de la tarde, comenzaban a llegar los primeros buses hasta la sala. Desembarcaban, en primer término, los fiesteros llegados de Vigo. Entre ellos venía una pareja formada por Celso De Lorenzo y Sofía Pérez, ambos de 79 años. Llegaban dispuestos a mover el esqueleto, por supuesto. Y decía él: «Estuve mucho tiempo en Palma de Mallorca y conducir por aquí me cuesta. Venimos en autobús porque nos evitamos cualquier susto en la carretera», indica.

Igual de tranquilos llegaban a La Luna, media hora después, Raúl Carou y Dolores García, de Boiro. Ellos, como ya tenían por costumbre antes de la pandemia, hicieron doblete este fin de semana. El sábado, como no hay bus, vinieron hasta Pontevedra en coche. Y ayer, que sí contaban con el transporte público, se subieron a él junto a varias parejas de amigos. Dice Raúl, de 75 años, que no hay color entre uno y otro viaje: «No autocar estás relaxado e non tes nin que traer o teléfono, que cando vimos en coche si que collemos porque temos medo a que nos suceda algo».

La misma tónica se repite con otros fiesteros de La Luna, como el caso de Antonia, de Santiago, que se bajaba del autocar totalmente animada. Ella reconoce que La Luna lleva muchos años dándole la vida: «Me quedé viuda con 38 años y cinco hijos y cuando vine a bailar aquí fue cuando empecé a animarme un poco. Llevo 23 años bailando aquí y lo de poder venir en autocar es fantástico», contaba esta mujer. 

De regalo, un viaje gratuito

Para fomentar los desplazamientos en transporte público y evitar la conducción nocturna —como se había hecho hace años con los famosos Noitebús— desde algunas salas incluso sortean viajes gratuitos. Es el caso de la discoteca Canelas, que propuso un reto a sus seguidores en las redes sociales y el premio final fue que el trayecto de este último sábado desde Cambados hasta la discoteca no se cobraba. Hubo que reforzar la línea, por supuesto.