«Mis hijos aún no saben nada, disimulo para que no sufran. Estaba esperando a tener noticias y ahora suspenden la búsqueda»

PONTEVEDRA

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La mujer de Juan Frías no quiere que sus niños de 4 y 8 años vivan este calvario de incertidumbres. Su marido era la primera vez que iba al mar para poder sacar a su familia adelante. «Estoy sola», dice con dolor

17 feb 2022 . Actualizado a las 13:18 h.

Juan Frías iba a salir con su padre, embarcado estos días en aguas del Gran Sol, pero la mala fortuna hizo finalmente se quedase en tierra. Padre de una niña de cuatro años y de un niño de ocho, necesitaba el dinero para ayudar a su familia a salir adelante. No había trabajado nunca en el mar, hasta que el 24 de enero lo llamaron para subirse al Villa de Pitanxo en el último momento. Siempre trabajó en astilleros de la ría de Vigo, en tierra, pero tras un tiempo en el paro, quería seguir los pasos de su padre y buscar una salida laboral en alta mar. Hoy, su mujer no tiene consuelo. «Yo estoy que no estoy, mis hijos no saben nada, la psicóloga nos ha dicho que por ahora mejor así», explica Sonia, que reside en Vigo junto a su abuela, con 90 años, y su padre, con una discapacidad.

El sueldo que entra en esta familia es el de Juan, lo que le llevó a buscar una alternativa en aguas de Terranova. «Con 400 euros no se vive, me estoy comiendo esta desgracia sola, la familia de Juan está en Perú desesperada», explica Sonia en una cafetería próxima a la armadora en Marín. Se reunieron con la empresa tras el varapalo que recibieron a última hora de ayer. Antes de que Canadá suspendiese definitivamente la búsqueda, la mujer de Frías decía con dolor que «tengo esperanza, no está entre los muertos, siento que está bien». Horas después recibía otro golpe, la suspensión del operativo por parte de Canadá.

Sonia aprovecha el tiempo que sus hijos están en el colegio para moverse y luchar por que se reanude la búsqueda. Esta mañana llegó a primera hora a Marín para escuchar lo que la armadora Nores les pudiese decir e intentar estar en el encuentro con el ministro de Pesca, Luis Planas. Su único pensamiento está en que se retomen las labores de rescate para poder poner fin a este sinvivir. «Cuando mis hijos salen del cole tengo que disimular, esto es durísimo, dismulo para que no sufran. Estaba esperando a tener noticias y ahora suspenden la búsqueda», lamenta Sonia, que habló con él unas horas antes del naufragio: «Me dijo que hacía muchísimo frío y el mar estaba terrible, pero que estaban trabajando mucho».

Hablaban casi a diario desde que el 26 de enero partieron del puerto de Vigo. Recuerda perfectamente como fueron esos últimos días tras no poder salir en el barco con su padre, José Frías. «Se había quedado en tierra y un compañero peruano lo llamó para enrolarse. Lo avisaron el día 24 y cogió lo que había por casa y en una hora estaba en el barco. Tenía que salir el barco ya, pero como hubo algún caso de covid, estuvieron dos días más en el barco en Vigo y le pude llevar algunas cosas que se había dejado en casa», lamenta ahora Sonia.

Según explica su mujer, en una de las última llamadas, Juan le dijo que volverían antes porque ya habían pescado mucho. A pesar del mal tiempo siguieron faenando y la madrugada del pasado martes el Villa de Pitanxo naufragó.

El padre de Juan Frías recibió la noticia en el Gran Sol y espera llegar a tierra entre hoy y mañana para poder coger un vuelo a Vigo y unirse al desconsuelo de su familia.