Marina Gándara: «En la medicina de precisión el trabajo del patólogo es fundamental»
PONTEVEDRA
La médica volvió a su instituto de Pontevedra y relató su experiencia a los estudiantes del ciclo superior de Anatomía Patológica
09 mar 2022 . Actualizado a las 15:16 h.La patóloga del Complexo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS) y profesora asociada de la Universidade de Santiago de Compostela (USC) Marina Gándara Cortés (Marín, 1988) regresó este lunes al que hace 14 años fue su instituto. La médica volvió al IES Montecelo de Pontevedra para participar en una charla técnica con alumnos de segundo curso del ciclo superior de Anatomía Patológica, el que ella estudió antes de hacer la carrera de Medicina. La profesora del ciclo Josefa Pereiras cuenta que la actividad se había programado hace dos años, pero no se pudo celebrar por la irrupción de la pandemia del covid-19.
Marina Gándara apunta que fue un acto emotivo que no se quiso perder algún docente de su época ya jubilado. «Fue una charla enfocada a los alumnos porque muchas veces no saben cuál va a ser su futuro. Algunos hacen el ciclo como un curso puente y no saben el potencial que tiene el superior. Les conté mi experiencia en el ciclo y la carrera», relata. La facultativa cursó el ciclo superior de Anatomía Patológica entre los años 2006 y 2008. Cuando acabó se matriculó en Medicina en la USC y se licenció en el 2014. Al año siguiente hizo el mir y los cuatro años de residencia en el Álvaro Cunqueiro de Vigo, que inauguró tras unos meses en el Meixoeiro.
Se decantó por la especialidad de anatomía patológica y antes de acabar como adjunta en el CHUS se formó durante cinco meses en el Brigham and Women’s Hospital de Boston (Estados Unidos). La pregunta es inevitable. ¿Por qué hizo el ciclo superior de FP? «Cuando yo estudiaba bachillerato había dos ramas, una de ciencias puras y otra con Biología. Yo fui por Matemáticas y Física y Química porque quería estudiar ingeniería aeronáutica en Madrid. Pero en segundo de bachillerato me di cuenta de que eso no era lo mío y de que me gustaba algo relacionado con la sanidad», recuerda. Marina ya no podía acceder a ninguna carrera porque no tenía Biología. Ahí fue cuando vio que desde algunos ciclos de FP sí podía entrar en carreras sanitarias. El currículo más atractivo, expone, fue para ella el de Anatomía Patológica. «Pensé que era el que estaba más relacionado con el cáncer y si no también estaban las necropsias. Cuando empecé Medicina soñaba con ser neuróloga o neumóloga, pero el ciclo me ayudó a buscar mi camino. En el último año de carrera hice prácticas en el laboratorio de Histología de la USC con el doctor Tomás García-Caballero y con una beca de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC)». Fue como el trampolín para ver claro cuál iba a ser su futuro: el diagnóstico de tumores, sobre todo, de patología mamaria. Marina explica que la función de un patólogo es evaluar los tejidos que les llegan sea por biopsia, citología o líquido corporal. «De alguna manera le ponemos el nombre y el apellido a los tumores. En la medicina de precisión el trabajo del patólogo es fundamental. Yo me dedico al cáncer de mama, hay muchos tipos y tratamientos diana. Ya no se dice tiene cáncer de mama, sino tipo luminal A, B1 o B2», subraya. En función del tipo requerirá primero tratamiento o cirugía.
Salidas profesionales
Marina abordó con los estudiantes de Anatomía Patológica del IES Montecelo el abanico de salidas laborales. Les contó cómo se trabaja en un hospital y que, al igual que un médico o un enfermero, hay que actualizarse constantemente. «Los técnicos también tienen que hacerlo y actualizarse en patología molecular, que es fundamental en la medicina personalizada del futuro», remacha. Pero les trasladó que las salidas profesionales no se ciñen a esa. «Siempre piensan en los hospitales, pero hay otras opciones en el plano de la investigación y la industria farmacéutica porque no solo se trabaja con tejidos humanos», indicó.
Ayer, Día Internacional de la Mujer, también hubo tiempo para preguntarle por la igualdad. Nunca se sintió discriminada y asegura que para conciliar tiene «los mismos problemas que los hombres de la rama sanitaria, que implica un sacrificio». Recuerda que en la carrera había un 65-70 % de mujeres, aunque sí eran muchos más hombres profesores en la facultad. Algo que ahora, dice, está cambiando.