Semana marcada por el desmarque taurino de Rafa Domínguez, el «regalo» del Concello a la Federación de Asociaciones de Vecinos Castelao y la apertura de visitas a la isla
14 ago 2022 . Actualizado a las 12:05 h.Antes de que Carmen Salinero proclamase ayer la vuelta a la bendita normalidad de las Fiestas de la Peregrina después de dos años de restricciones y pandemia, Rafa Domínguez aderezó el inicio de la Semana Grande, a través de una jugosa comparecencia informativa, realizada 48 horas antes. Seguramente el jefe de la oposición municipal no esperaba que sus palabras sobre los toros y las fiestas tuviesen el eco que adquirieron en los medios de comunicación.
Qué el candidato a la alcaldía de la ciudad y alto cargo político del Partido Popular deje dicho que los vecinos de Pontevedra no le verán en los toros, es todo un mensaje en clave de inmediato futuro, horizonte mayo 2023. Una manera de neutralizar el discurso antitaurino de Miguel Fernández Lores y del PSOE. Aunque la tozuda realidad acredita que durante todos estos años BNG y socialistas se instalaron en el cinismo. Renegando de los toros, pero renovando el convenio con la empresa de los hermanos Lozano, para darles cerca de 40.000 euros anuales de subvención, utilizando la coartada de la Feira Franca. Por cierto, un evento inventado por Luis Bará que ha funcionado a las mil maravillas y que el alcaldable del PP aprovechó para garantizar que respetará y potenciará si gobierna.
Pero volviendo al debate taurino, cuando Domínguez deja dicho que «fui una vez a los toros con 15 años y me juré que nunca más volvería», pero agrega que respeta «a los que van a la plaza», lanza un doble mensaje. Un guiño a la creciente corriente de opinión animalista y antitaurina que se percibe en Pontevedra en los últimos años, pero también otro a quienes sí gustan de ese espectáculo y vienen al coso de San Roque, generando una evidente repercusión económica en la ciudad. Es decir que, con matices, Rafa tampoco se aleja tanto de Lores y del PSOE, aunque sí le diferencia la franqueza de decirlo públicamente frente a la opacidad de nacionalistas y socialistas, instalados desde hace años en un discurso maniqueo.
Un chiringuito de regalo
Esta semana que concluye el gobierno municipal ha dado a conocer una decisión que me parece harto discutible. Después de intentar varias veces durante años que algún empresario privado acometiese el marrón de rehabilitar la antigua cafetería de la Plaza de La Libertad, el gobierno municipal BNG-PSOE ha optado por anunciar que asumirá, con dinero público, la rehabilitación de ese local de restauración para reconvertirlo en un espacio social. Un centro que se propone «regalar» a la Federación de Asociaciones de Vecinos Castelao. O más exactamente a lo que pervive bajo ese nombre, un ente carente de afán reivindicativo alguno, pues las subvenciones municipales, le han limado los colmillos al «movimiento vecinal».
La Federación Castelao ha dejado de ser un agente social creíble. Se ha convertido en uno de los múltiples tentáculos del BNG, subvencionado con dinero municipal. Para mayor evidencia, como han tragado con el corte de la avenida Reina Victoria y sus evidentes consecuencias en el tráfico de la ciudad. El próximo trágala serán los inminentes recortes que se anuncian en Eduardo Pondal y otras vías de la ciudad, bajo pretexto del PMUS. Tendrán regalo a cambio.
Tambo se democratiza
El camino que ha emprendido el Concello de Poio con el inicio este fin de semana de las visitas regladas a la Isla de Tambo, aunque tardío, es el más acertado para popularizar, preservar y poner en valor este enclave natural de la ría de Pontevedra. Es una solución temporal y coyuntural, para evitar desfases después de la retirada de la Armada, y hasta que se resuelva el futuro jurídico de la Isla.
Desde ayer sábado, un máximo de 200 personas podrá visitar Tambo cada día, en fines de semana y festivos, al menos hasta que concluya septiembre. En cuatro cupos, 50 personas por viaje, con un recorrido muy sujeto y con guía, con una duración de tres horas. Las visitas, coordinadas a través de dos navieras que operan desde Combarro y previo registro en la web municipal o en la de Turismo de Poio, siguen el modelo que desde 2018 se emplea para Cíes, Ons, Sálvora y Cortegada. Este lustro transcurrido desde que la Xunta de Galicia implantó ese sistema de acceso a los espacios que forman el Parque Nacional Illas Atlánticas, ha venido a demostrar que es el mejor instrumento para mantener una afluencia regulada de turistas, aminorando el impacto que indefectiblemente los seres humanos causamos en estos entornos naturales.
Desde que el Ministerio de Defensa resolvió la cuestión demanial entregando la tutela de Tambo al Concello de Poio, urgía que las autoridades municipales arbitrasen una solución coyuntural para evitar la invasión de turistas, especialmente a través de embarcaciones de recreo, y el subsiguiente deterioro de los parajes de la Isla. Ha tardado, pero finalmente la opción de aplicar el mismo sistema de visitas regladas y con cupos que se utiliza para Cíes u Ons, es la fórmula menos mala y la más democrática. Y el precio que se le ha puesto, 12,5 euros, es muy razonable.
No obstante, el Concello de Poio tiene por delante 25 años (plazo de la concesión demanial) para resolver un Plan de Usos y conseguir la declaración de Tambo como Espacio Natural de Interés Local para dotarse jurídicamente del mecanismo de protección definitivo de la isla.