Mucho más que estudiar fuera de casa, así es la estancia de los pontevedreses Saleta, Iago y Lucía
PONTEVEDRA
Tres alumnos con beca Amancio Ortega relatan sus primeras semanas en Canadá y Estados Unidos, donde cursan primero de bachillerato
09 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.No es fácil lograr una beca de la Fundación Amancio Ortega para cursar primero de bachillerato en un instituto público de Estados Unidos o de Canadá. Para este curso 2022/2023 el programa convocó 400 becas y recibió más de 10.000 solicitudes de toda España. Los protagonistas de este reportaje la consiguieron a principios de este año y desde hace poco más de un mes ya están en sus destinos. Desde la distancia cuentan cómo se están adaptando a su nueva vida lejos de sus familias y cómo es el aprendizaje de las materias en inglés. De momento, los pontevedreses Saleta Oltra Martínez, Iago Villanueva Pérez y Lucía Pérez Moretti coinciden en que la experiencia vale mucho la pena. Quieren exprimirla y disfrutar al máximo de esos diez meses fuera de sus casas. Estos son sus testimonios.
Saleta Oltra Martínez
Destino: Bay Roberts, Newfoundland, Canadá. Saleta cuenta que está «muy cómoda» y que se ha adaptado bastante rápido. Esta alumna de IES Valle Inclán de Pontevedra se deshace en elogios hacia su familia de acogida. «Son estupendos, estoy súper contenta y agradecida de estar con ellos, me he sentido muy bienvenida desde el principio». La chica tiene «una hermana» alemana en casa y se llevan muy bien. Nada le ha sorprendido demasiado de Bay Roberts porque ya le habían contado cosas antes de venir. «Tal vez las costumbres a la hora de comer y los horarios es lo que más me impactó. Son muy distintos a los de España y no es lo mismo oírlo que vivirlo». Hace unos días Saleta se estrenó practicando patinaje sobre hielo, aunque dice que es pronto para los deportes de invierno. «Estoy haciendo soccer (fútbol) y voy a intentar hacer cheerleading (animación) también». A nivel académico, comenta que a veces es complicado entender a algunos profesores cuando hablan, «pero ya he tenido algún que otro examen y estoy sacando buenas notas». Estudia en el Ascension Collegiate High School.
Iago Villanueva Pérez
Destino: Stanwood, estado de Washington, Estados Unidos. «No hemos parado de hacer cosas, siempre estamos yendo a sitios nuevos, conociendo a más gente y probando comidas nuevas. Y ya tenemos muchísimas cosas planeadas para el resto del año», comenta Iago. Este estudiante del IES Mestre Landín de Marín vive en un pueblo llamado Stanwood, en Washington. Explica que está con un señor que ya ha tenido a otros 90 alumnos y con un estudiante de Alemania. «Voy a dos institutos. Principalmente a uno pequeño donde tengo la mayoría de mis clases, pero al lado hay un instituto muy grande donde tengo clase de Matemáticas», señala Iago, que explica que estudia en el centro pequeño porque el grande ya tenía el límite de estudiantes de intercambio. «Pero puedo participar en las actividades y eventos del instituto principal. Hago cross country, que es un deporte de correr largas distancias y ya tuve mi primera carrera», relata. Este chico también está en un club de español, de alemán y en otro de trabajo a la comunidad. Iago dice que no tiene ninguna queja y que el idioma lo entiende perfectamente. «El instituto es mucho más fácil y divertido —habla incluso de que es «muy poco estricto»—. Ya tengo amigos en los deportes y clases. Aquí hay de todo». Y cuenta que le sorprendió mucho que casi todos los adolescentes conducen y muchos tienen trabajos.
Lucía Pérez Moretti
Destino: Guelph, distrito de Ontario, Canadá. La alumna del IES de Barro reside a 20 minutos en autobús del centro de Guelph. Lucía define su ciudad de acogida como muy bonita, pero también «pintoresca». Dice que esa es la palabra. «Tiene edificios muy bajos y una catedral en el medio», pone como ejemplo. En su familia tiene «cinco house sisters», dos de Japón, una de Vietnam, una de Italia y una de Alemania. Con las dos últimas comparte instituto, el Centennial Collegiate Vocational Institute (CCVI). Explica que es un centro enorme, con 2.800 alumnos, y que se apuntó al equipo de animadoras. Lucía considera que «socializar con gente y hacer planes» es de lo mejor de su estancia, aunque afirma que los canadienses «son algo distantes al principio y no se abren muchísimo». Entre esos planes fuera de los estudios cita ir al cine o a cenar, al centro comercial de Guelph o celebrar algún cumpleaños. Aunque lleva poco más de un mes con su familia anfitriona, Lucía asegura que no lleva nada mal. ¿Lo peor?, se le pregunta. «Quizá lo más difícil de las asignaturas es aprender los nombres en inglés para redactar porque el temario ya lo vi en España. Yo doy Biología y hay algunas palabras científicas en inglés que son muy diferentes». Al igual que sucede en Estados Unidos, en Canadá también se da mucha importancia a los deportes durante la formación académica. «Deportes hay muchísimos, muy diferentes a España», subraya Lucía, que de esta experiencia gracias a la beca de la Fundación Amancio Ortega destaca sobre todo lo que aporta el mestizaje cultural. «Aquí hay gente de todas las partes del mundo. Hay muchos italianos, pero también gente de Bélgica, Alemania, Japón o China...».