«Sin tener que pedírselo, hay quien te dona un carro con 50 euros de comida»

PONTEVEDRA

Milagros, María José o Mercedes se alistaron en el ejército más solidario de Pontevedra. A pie de supermercado, recogen productos para el Banco de Alimentos
26 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.La Fundación Provincial Banco de Alimentos, con sede tanto en Pontevedra como en Vigo, vivió ayer viernes y vive hoy sábado sus dos días más importantes del año; en ambas jornadas tiene lugar la gran recogida solidaria de comida, con cientos de voluntarios apostados en los supermercados informando sobre la campaña y almacenando los productos. La recogida deja siempre cifras rimbombantes —este año se espera llegar a 350.000 kilos—. Pero, antes de que los números canten, lo hacen las impresiones, las miradas emocionadas de los voluntarios sin los que no sería posible esta acción. En ese ejército benéfico militaban ayer mujeres como Mercedes, Milagros o María José. Cual hormiguitas trabajadoras, las tres estaban a pie de caja de súper animando a donar. Dicen que ven mucha solidaridad y que creen que la gente es consciente de que hay grandes necesidades en este otoño de inflación descabalgada, porque casi no tuvieron que decir nada para que las cajas acabasen llenas de alimentos. «Sin tener que pedírselo, hay quien te dona un carro con 50 euros de comida», reflexionaba la pontevedresa María José.
Esta mujer, vecina del barrio de Monte Porreiro y benefactora de las colonias de gatos callejeros todo el año, es una voluntaria de oro del banco de alimentos, de esas que nunca fallan a la cita anual. Ayer le tocó ponerse el peto azul identificativo de la entidad y acudir al Froiz que está en la calle Fernández Villaverde, el antiguo Moldes. Allí, tras una mañana empaquetando donaciones, señalaba: «La cosa fue bastante bien. No es que hubiese un grandísimo movimiento de clientes, pero los que vinieron sí donaron. Me llamó la atención que las voluntarias no tuvimos que decirle nada a nadie, todo el mundo nos identificaba ya y donaba. Hubo quien dio 50 euros de comida, otro 40. Y otra gente dejó mucha leche. Nos vamos bastante contentas».
«Vine porque lo necesitaba»
Esa satisfacción por las donaciones la tenían también en el Gadis de la calle Oliva. Allí estaban las voluntarias Mercedes y Milagros, que contaban que participar en una acción solidaria como esta no solo sirve para ayudar a los demás, sino que es gratificante para uno mismo. «Hace cuatro años me encontraba mal, estaba con un tratamiento y necesitaba entretenerme. Empecé a ser voluntaria del banco de alimentos y me sentí mucho mejor, así que sigo colaborando». Milagros también certificaba que la recogida iba bien, que hasta habían donado «productos como champú». Y Mercedes, a su lado, matizaba: «La mayoría de la gente dona, pero alguna te dice que no puede, que están las cosas muy difíciles. La verdad es que lo entiendo». Hoy los voluntarios vuelven a estar en los súper.