«Pasamos por esta carretera unha hora antes do accidente e non estaba mal pese á chuvia»
PONTEVEDRA
Vecinos de Cerdedo-Cotobade se acercaron el domingo hasta la zona del siniestro consternados por lo ocurrido en la N-541 por la que transitan a diario
26 dic 2022 . Actualizado a las 10:47 h.En silencio. Con paraguas para abrigarse de una lluvia que no quería dar una tregua en la Navidad más trágica de Cerdedo-Cotobade, los vecinos de la zona se acercaban hasta allí la mañana del domingo para ver de cerca qué había pasado unas horas antes. A las 21.20 del 24 de diciembre se detuvo el tiempo para las familias de las seis víctimas mortales que nunca llegaron a la cena de Nochebuena. El autobús, que cubre la ruta Lugo-Vigo tenía que haber entrado en la estación viguesa a las 22.11 horas, pero por causas que todavía se desconocen se precipitó al río Lérez en el kilómetro 67,5 de la N-541. «Nós pasamos onte unha hora antes do accidente e a carretera non estaba tan mal pese á chuvia», señalaba uno de los vecinos que se cubría con un paraguas en un terraplén desde el que se podía ver el autobús al fondo y que apenas dejaba moverse. Los pies se enterraban a cada paso y más de uno se había caído por la inestabilidad del terreno.
Está junto a su pareja y otro amigo que apenas hablan. Su silencio lo dice todo. No conocían a los pasajeros, pero sí pasan con frecuencia por esta carretera, que a simple vista no parece peligrosa. «Normalmente se acumula algo de agua antes de llegar al puente, pero no es una zona peligrosa», explicaba Carlos Barreiro, que todavía seguía sin creerse lo ocurrido. Se acercó junto a su familia al acabar de comer. «Non recordaba nada así», añadía su madre Julia Monteagudo, en esa misma zona embarrada por las lluvias incesantes que han complicado el operativo de búsqueda. Otros vecinos permanecían inmóviles viendo como la Guardia Civil ordenaba la retirada del operativo y se restablecía el tráfico en un tramo en el que los vehículos entran muy despacio. Todos sabían lo que acaba de pasar. Son varios lo que reconocían que es mucho más peligroso el tramo que une Cerdedo con Cotobade «un poco más arriba» que el lugar del siniestro. Mientras ellos contaban el sentir, más y más vecinos iban llegando al lugar del accidente para conocer de primera mano cuál era situación e intentar buscar una explicación a una tragedia que todavía no la tiene. La crecida del río ocultaba buena parte del autobús azul de Monbus.
Algunos se acercaban caminando por el puente desde el que se precipitó el autobús, aunque la zona estaba protegida para evitar que nadie se pudiera aproximar. El autobús permanecía en el fondo del río a la espera de que el tiempo mejorara. Previsiblemente este martes comience su retirada, tal y como explicó la Guardia Civil antes de cerrar el operativo. «O río non ten aquí a máxima profundiade, é un pouco máis arriba onde está o pozo que é coto de pesca», apuntaba Barreiro, que conoce la zona desde que es un crío. El resto de vecinos siguen acercándose al kilómetro 67,5 de la N-541, algunos de ellos con sus hijos en brazos, para intentar ver el autobús desde un precipicio de treinta metros.
Poco antes de que anocheciese en ese duro día de Navidad, uno de los técnicos de Protección Civil de Cotobade recogía los últimos dispositivos para regresar a casa. Ya se habían rescatado los seis cuerpos. «Agora tentaremos poñer un sorriso en casa, aínda que sexa polos nenos», decía con tristeza este trabajador, que pese a llevar años rescatando vidas, no se acostumbraba a un dolor tan inmenso como el que vivió desde ayer a orillas del Lérez. «Se iste chega a pasar a aoutra hora, tiñamos unha veintena de falecidos, é unha liña que sempre vai con xente», reconocía horrorizado por la tragedia. Los últimos cuerpos que se rescataron fueron el de la madre y el hijo de Lalín que venían a casa de un hermano que vivía en Pontevedra para pasar la Nochebuena. Nunca llegaron, como tampoco lo hizo el joven de Nigrán, que regresaba a casa desde Lugo, donde estaba estudiado. Todas las víctimas de la línea Lugo-Vigo tenían algo en común. Se habían subido al último autobús del día para estar con sus familias el día de Nochebuena.