La empresa, el colegio, el centro cultural y el restaurante que son ejemplo de arquitectura en la comarca de Pontevedra
PONTEVEDRA
El certamen Gran de Area de 2022 entregará el próximo sábado los reconocimientos en un acto en Sanxenxo
24 mar 2023 . Actualizado a las 11:14 h.Dos naves adosadas en Ponte Caldelas, la cubierta del colegio de Cela en Bueu, el centro cultural Antonio Fraguas de Cotobade y el restaurante Albanta de Vilaboa son los cuatro proyectos de la comarca de Pontevedra que recibirán un premio por su aportación a la arquitectura en el último año. Así lo decidió el Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia, que recibió 63 proyectos de trabajos realizados en el 2022. De entre ellos, escogió 16, de los que cuatro son de la zona de Pontevedra.
La calidad de las propuestas y su aportación a la arquitectura del sur de Galicia las convierte en un ejemplo arquitectónico que le valdrá el premio Gran de Area 2022, que se entregará el sábado en el auditorio Emilio Pardo Bazán, de Sanxenxo. Pero, ¿cómo son esas obras de premio?
La nave de Aguas de Paraño. Ponte Caldelas
La compañía de distribución de agua mineral envasada proyectó dos naves adosadas en las que conviviría el centro logístico, las oficinas, la zona de almacenaje y la distribución. Promotores y arquitectos llegaron a un acuerdo después de tener posturas antagónicas. «Para nosotros fue un reto, fue complejo el entender el funcionamiento de la empresa para poder hacer la edificación», explica Miguel Estévez, que junto a Luciano González, pusieron en marcha el único trabajo industrial premiado. «Hay que gastar lo mínimo para aspirar a lo máximo», advierte Miguel sobre un trabajo que hicieron en tiempo récord gracias a una especie de sistema modular. Por el momento se han levando dos naves, pero la obra está planteada para alcanzar las ocho. «Es algo similar al sistema de las bodegas de Oporto», comenta. Desde el Colegio de Arquitectos reconocen que la obra siguió una «carente de alardes innecesarios cun resultado final que reflicte unha revisión máis contemporánea da tipoloxía industrial».
Reforma del restaurante Albanta. Vilaboa
El restaurante de Pablo Liste está pensado para vivir en él una experiencia. Santiago Pintos Pena y Jaime Rodríguez Abilleira quisieron generar un lenguaje a través de los materiales, que en este caso son la madera y el hierro. Y lo hicieron, según explican desde el Colegio de Arquitectos, sin que «o limitado do orazamento supoña un impedimento». Santiago Pintos reconoce que para su estudio fue «una agradable sorpresa» porque parecía un trabajo discreto más vinculado al interiorismo que a la estructura. El hostelero planteó a los técnicos el reto de que la arquitectura plasmase la esencia que él aplicaba en la cocina. El protagonismo de la leña en los fogones se traduce en una construcción con la madera en distintas tonalidades como protagonista. «Fue una obra sencilla con un cliente que respetó nuestro oficio, fue uno de los trabajos en los que más hablamos de arquitectura con el cliente», subraya Santiago Pintos.
Transformación de patio del colegio de Torre-Cela
El Colegio Oficial destaca su apuesta por la arquitectura y el paisaje desde la base. En este edificio, el arquitecto Fermín González Blanco pensó en un edificio en el que es imprescindible humanizar los espacios para favorecer una mejora en la vida, el juego y la educación de los alumnos de primaria de este colegio público de Bueu.
Centro Cultural y turístico Antonio Fraguas. Cotobade
En este edificio se mantuvo la esencia de la antigua construcción. Esa era una prioridad para su arquitecta María Garcia Couto. Este edificio que estaba en el imaginario colectivo de los vecinos de Cotobade tenía que conservar su esencia. Para elaborar el proyecto, García escuchó la opinión de muchos vecinos que recordaban como en ese antiguo inmueble habían conocido a sus parejas o asistieron a los bailes que allí se celebraban. Así que la arquitecta, que vive muy cerca de la zona, quiso mantener esa esencia que pervivía en la memoria. «Levantamos la cubierta y ampliamos algo hacia atrás. El programa incluía un salón de actos, dos aulas y un vestíbulo. Quería un lugar que los vecinos relacionasen con lo que había aquí», explica María García, que conservó la estructura original para rehabilitar el centro cultural y turístico Antón Fraguas de Cotobade.