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El arte del toque manual de campanas perdura en las iglesias de la provincia

David Cofán Mazás
David Cofán A ESTRADA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Miguel souto

Desde Apatrigal calculan que en Pontevedra hay casi 150 campaneros

08 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El pasado 30 de noviembre, la UNESCO declaró el toque manual de campanas Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Un arte musical y comunicativo que en Galicia, y concretamente en la provincia de Pontevedra, todavía se conserva gracias al trabajo de colectivos y particulares. Para dar a conocer este arte y que perdure en el tiempo, la Asociación do Patrimonio Cultural Galego (Apatrigal) y la Asociación de Campaneiros de Galicia, organizaron este fin de semana en A Estrada el primer congreso que se realiza en la comunidad sobre toque manual de campanas.

Más de un centenar de personas de distintos puntos de Galicia acudieron a la iglesia de Cereixo para disfrutar de una jornada que reivindicó esta tradición, participando un elenco de expertos como arqueólogos, antropólogos y fabricantes. Carlos Henrique Fernández Coto, presidente de Apatrigal, estima que en la provincia de Pontevedra hay en torno a 150 campaneros de los más de 600 que se encuentran en Galicia. Explica que ello se debe a la dispersión poblacional y a las miles de iglesias que se reparten por las parroquias. «Trátase dunha tradición que se conserva en toda Europa, pero temos que pensar que, por exemplo, en Italia dun campanario a outro igual hai vinte quilómetros, mentres que aquí poden estar a menos de un. De feito, na Estrada hai como mínimo cincuenta e un, e nalgunhas parroquias como a de Vea hai tres», explica.

Un canal de comunicación

En la actualidad, cuando escuchamos las campanas generalmente a avisan de una defunción, un funeral, una boda o una misa. Pero no hace tanto tiempo los tañidos servían para contar a los vecinos desde un fuego hasta un nacimiento. «Antes tocábase por todo, non había radio, nin televisión, nin redes sociais. Agora consérvanse fundamentalmente os toques fúnebres ou de misa, pero tamén se empregaban as campás para avisar dun incendio, unha tormenta ou mesmo o nacemento dun meniño. Do mesmo xeito, segundo como soasen, os veciños podían saber se o que morrera era rico ou pobre, home ou muller», explica.

Matices y ritmos para muchos imperceptibles, que no lo son tanto para nuestros mayores, especialmente en el rural, que conocen al dedillo los cantos de las campanas.

Música para los oídos

El toque de las campanas no se emplea exclusivamente para comunicar, sino también para ser escuchado. Los campaneros son músicos que, según su destreza, son capaces incluso de adaptar pasodobles entre tañido y tañido. «As campás non deixan de ser un instrumento musical. Existen diferentes ritmos e mesmo hai campaneiros capaces de tocar unha muiñeira ou un pasodobre coas campás», apunta Fernández Coto.

Buena prueba de ello fue el concierto que ofreció la asociación valenciana Campaners d’Albaida en la iglesia parroquial de Codeseda (A Estrada), que sirvió como colofón a la jornada divulgativa del día anterior.

«Si la gente no se preocupa, es imposible de mantener»

Encontrar a un chaval que sea campanero con 16 años no es lo normal, pero tras hablar con él uno comprende perfectamente el porqué. Mateo Vázquez probablemente sea el campanero más joven de Galicia. Reside en Vigo, aunque sus primeros contactos con este mundillo fueron en Barbanza, tierra de su familia. «Lo que más me gusta es la vibración que transmiten cuando repicas. Estás envuelto en un mundo paralelo, transmite un sentimiento que hace a este instrumento muy diferente a los demás», comenta con pasión.

Es el encargado de tocar las campanas de las parroquias de Coia, Alcabre, Comesaña, Matamá, Bembibre e incluso de la concatedral de Vigo. Y eso es una pequeña parte. Asegura que toca, o ha tocado, en 40 parroquias de toda Galicia como por ejemplo en Ponteareas, A Mezquita u Ortigueira, así como en otras a las que aún no ha podido ir. «Es gracias al apoyo de mi familia y a mi inquietud y tozudez. Por ejemplo, siempre quise tocar en la concatedral y un día fuimos a pedírselo al párroco y nos dejó», explica.

Miguel souto

Mateo no sabe exactamente cuando empezó a interesarte por este arte, pero sí tiene gravado cuando tocó por primera vez. «A los tres años ya toqué mi primera campana. Con seis repiqué por primera vez en una procesión y con nueve ya me atreví con las grandes», comenta. Explica que cada parroquia tiene códigos diferentes para transmitir una misma cosa, de modo que debe conocer al dedillo las particularidades de cada una de las iglesias que toca. Un trabajo arduo que para él no es tan difícil, reconociendo que tiene una habilidad innata para ello.

«Si la gente no se preocupa es imposible de mantener. Hay que aprender a valorar su riqueza, la cantidad de toques diferentes que tenemos en cada sitio y su labor como código de comunicación», subraya. Su trabajo sirve de gran ayuda para que perdure el oficio. «Lo que más agradezco es el cariño y que me den las gracias por tocar. En todas las parroquias que he estado nunca tuve una queja», asegura.

La vecina de Catoira que debutó tocando las de la catedral de Santiago

Aunque no es campanera y hace relativamente poco tiempo que se ha interesado por este arte, Cristina Conde, de Catoira, siempre podrá presumir de haber tocado las campanas de la catedral de Santiago. «Sentín vértigo», comenta divertida. Fue durante una visita con la Asociación de Campaneiros de Galicia, de la que es miembro. «Foi unha sensación estupenda e xusto coincidiu en Xoves Santo», apunta.

Cristina es una amante de la historia y el patrimonio, de hecho divulga este tipo de contenido de su municipio en su blog descubrindocatoira.blogspot. Aunque la falta de tiempo dificulta llevarlo a cabo, trabaja en la recuperación del toque manual de las campanas en el concello, donde, según explica, residen cinco campaneros. De hecho se encargó de recoger los toques conmemorativos por el reconocimiento de la UNESCO en las parroquias de Oeste y Dimo.

El «toque da ilusión» que revitaliza el espíritu navideño en Cerponzóns

Juan José Esperón es miembro de la Asociación de Veciños O Chedeiro de Cerponzóns, en Pontevedra. Además de servir como instrumento para tratar los asuntos de la parroquia, el colectivo tiene una parte cultural que trabaja en cuidar el patrimonio y apoyar iniciativas como las del toque manual de campanas. En el mil aniversario del lugar, en el 2019, conocieron a los Campaners d’Albaida, lo que supuso un vínculo indestructible con este arte. De hecho, la iglesia de Cerponzóns fue una de las escogidas en Galicia para conmemorar el reconocimiento de la UNESCO.

En su afán por mantener la tradición viva, Juan José explica que pusieron en marcha el «toque da ilusión». Más allá de para avisar de un incendio, una boda o un funeral, las campanas de Cerponzóns anuncian la llegada de los Reyes Magos. «Sobre as once da noite recollemos aos Reis Magos e os levamos para que toquen as campás e avisar así aos rapaces de que xa chegaron», explica. Un sonido que envuelve de ilusión a toda la parroquia y que animan a ponerlo en práctica en otros lugares de Galicia. «Gustaríame propoñer que o fagan noutras parroquias. É algo moi ilusionante para os nenos», añade.