El ciclo de FP que es garantía de empleo en Pontevedra

Cristina Barral Diéguez
cristina barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

El empresario Armando Sabarís, dueño de ASC, con Anxo Albán, que acaba de terminar el ciclo de Proyectos de Edificación y trabajará en la empresa
El empresario Armando Sabarís, dueño de ASC, con Anxo Albán, que acaba de terminar el ciclo de Proyectos de Edificación y trabajará en la empresa Ramón Leiro

El superior de Proyectos de Edificación se imparte en el IES Torrente Ballester de la ciudad

01 jul 2023 . Actualizado a las 19:52 h.

El IES Torrente Ballester de Pontevedra es un instituto público que además de impartir ESO y bachillerato oferta un ciclo de formación profesional (FP). Es el superior de la familia profesional de edificación y obra civil denominado Proyectos de Edificación. Cuenta el equipo directivo del centro educativo que, a pesar de los años que se lleva impartiendo, se trata de unos estudios de dos años de duración quizá no demasiado conocidos y donde siempre es mayor la demanda de las empresas en busca de titulados que la oferta de alumnos. De hecho, el ya exdirector del Torrente Ballester, David Castro, apuntaba que las 30 plazas del ciclo nunca se suelen cubrir. Cada año salen unos 15 titulados en Proyectos de Edificación.

Esta semana el instituto firmaba su primer convenio de colaboración con la empresa Cerámica Campo, con una sede en Vilalonga (Sanxenxo), para contribuir a la formación de los estudiantes de este ciclo. Exponía el director técnico de la firma, Gonzalo Souto, que aunque no son una empresa de construcción sí buscan que los alumnos de Proyectos de Edificación conozcan los materiales que produce esta compañía 100 % gallega —arcilla cocida y hormigón prefabricado— y que, sobre todo, y se familiaricen con su forma de colocación. «Un buen material mal colocado no tiene el mismo rendimiento», decía gráficamente el directivo. Desde el instituto hacen hincapié en que quienes acaban reciben una formación «muy completa» que les permite trabajar en cualquier estudio de diseño, porque saben de proyectos de edificación, pero también de construcción y de diseño gráfico. Algo que, prácticamente, les garantiza, con el título bajo el brazo, un empleo.

Uno de los estudiantes que este 2023 acabó el ciclo de Proyectos de Edificación en el Torrente Ballester es Anxo Albán. Este joven de 26 años natural de la parroquia de Ponte Sampaio, en Pontevedra, había cursado primero de bachillerato y después un ciclo medio de Farmacia en el IES Montecelo, también de la ciudad. Aunque gracias a ese ciclo trabajó un tiempo en una empresa de distribución de medicamentos, no encontró el que cree que es su sitio hasta que remató el de Proyectos de Edificación. Con las prácticas en el centro de trabajo (FCT) que hizo hace nada en la empresa pontevedresa ASC, de construcción, rehabilitación, mantenimiento y reformas, tuvo claro por dónde quería encauzar su futuro profesional.

Contrato de un año

«El jefe [Armando Sabarís] había dado una charla en el instituto pero yo ese día estaba enfermo y no pude ir. Luego me hablaron de él y me enteré de que necesitaba un encargado de obra», relata Anxo. Acabadas las prácticas, de algo más de dos meses, el empresario le ofreció quedarse con un contrato de un máximo de un año a través de una beca Feuga. «Primero serán tres meses y me irán renovando mes a mes hasta cumplir el año». Durante las prácticas trabajó en Pontevedra en la reforma de un local comercial para destinarlo a apartamentos turísticos. A Anxo le gusta estar en la obra, más que en una oficina. Entre sus cometidos en la empresa estaba la organización y recepción de los materiales para las obras (como palés de mortero) y la organización de los empleados y asesoría técnica. «Ahora tengo claro a lo que me quiero dedicar. Antes no era así y mi madre está contentísima de que tenga un sitio donde poder trabajar», desvela este chico a quien en primero de bachillerato le gustaba la Historia.

Su jefe es el empresario Armando Sabarís, que con 39 años es el dueño de ASC y otras tres sociedades. Él también salió de las aulas del IES Torrente Ballester. Tras dejar la carrera de Ingeniería de Minas, se matriculó en el ciclo de Proyectos de Edificación (2003/2005) porque quería hacer algo relacionado con la construcción. Poco después, en el 2007, montó la empresa, en la que hoy tiene en nómina a 26 trabajadores, «aunque solemos tener a cincuenta personas diarias trabajando» en función de las obras.

Miedos y nervios iniciales

La intención de Armando es que Anxo empiece a trabajar con su contrato laboral ya, en cuanto rematen con el papeleo. Destaca la buena evolución que tuvo tras unos comienzos llenos de miedos y nervios. «No se esperaba trabajar con gente joven, pero cambió y acabó más suelto, aunque con muchas cosas todavía por adquirir», dice su jefe. El empresario señala que en su sector hay tantas cosas nuevas, como todo lo relativo a la eficiencia energética, que hay que estar muy al día para no quedarse atrás. Fue él quién había acudido al que fue su instituto para buscar un trabajador. Además de Anxo, tiene otros dos empleados que también son titulados superiores en Proyectos de Edificación.

Armando es de los que lucha por dignificar un sector, afirma, que sigue arrastrando una fama que no es tal. «Trabajar en la construcción no es estar lleno de mierda y explotado. Todo lo contrario. Hoy no tiene que ver con lo que pasaba en los años 80 del siglo XX, donde no había mucha máquina y era mucho más físico. Hay mucho más confort y se trabajan 8 horas», remacha. Ahora mismo, su constructora no tiene problemas para encontrar trabajadores, pero sí los tuvo en el pasado. Por ello, defiende que las asociaciones con los empresarios tienen que incentivar al sector «para que no se muera».